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“Re.act.feminism #2 – a performing archive”

Magazine

28 enero 2013
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“Re.act.feminism #2 – a performing archive”

“Re.act.feminism #2 – a performing archive” está en el Nivel -2 de la Fundació Tàpies. Sensación de bajar al sótano, bien por lo del archivo. Las mismas cajas de madera con las que viaja el archivo de una sede a otra (la muestra lleva desde el 2011 en ruta, desde que se inaugurara en el Centro Cultural Montehermoso Kulturunea Vitoria-Gasteiz) sirven de display para los documentos que integran el archivo –dvd regrabados y fotografías que registran una ingente y variopinta cantidad de performances. Sillas blancas, paredes blancas, luz muy tenue en cada “cajón” para consulta de vídeo y audio. También hay una proyección en la pared y un sofá. Queda claro que lo que prima aquí es el material, no hay discurso aparente, aunque la propia selección lo sea. Listas indexadas en cada mesa de, atención, 160 artistas (aun quedan siete más en el archivo que no están disponibles en Barcelona por cuestiones de derechos de autor). Todas ellas mujeres. ¿Están todas? Lo que está claro es que no hay ninguno. Mujeres hablando de mujeres. Mucho material de los 60 a los 80, también posterior.

Le pido a una informadora el material que quiero consultar, al menos por hoy (se puede ir con la misma entrada hasta seis veces). Ella va explicando sin desesperar una y otra vez el contenido del archivo a todo aquel que se acerque, muy buen trabajo. Yo a lo mío, sigo preguntándome si el hablar de las mujeres desde las mujeres le da significatividad a las reivindicaciones. ¿Feminista sólo en femenino es válido? También pienso en la reflexión de Maite Garbayo en A*DESK hace unas semanas, sobre la museificación de los movimientos. ¿Archivamos el feminismo o seguimos reivindicando?

Tengo que admitir que la lucha feminista –aquí y ahora– suscita en mí cierto conflicto interno. Sé que es políticamente incorrecto decir esto, pero sigo preguntándome: ¿de qué sirve hablar de feminismo si la cuestión en realidad tiene un alcance mayor? Vamos: ¿no es reduccionista hablar de mujer cuando podemos hablar de transexuales, gays, lesbianas, intersexuales, etc.?

Vuelvo a la lista de archivos disponibles. Hay documentos que hacía tiempo que quería ver, nombres que ya conocía, y muchos que desconocía. Elijo algún clásico, y luego juego al azar. De repente me abruma la cantidad de imágenes, minutos y reflexiones que se guardan en estas cajas de madera. Por si fuera poco, como archivo itinerante, Re.act feminism va retroalimentándose con cada charla, performance o presentación que se realiza en las distintas sedes por las que ha pasado. Indudablemente, el valor más grande (que no es menor) de Re.act Feminism está en el poner al alcance del público un material que de otro modo no es de fácil acceso. La presentación para consulta es inmejorable: en la web 95 tags se entrecruzan con las 167 artistas, pudiendo acceder al material por distintos itinerarios.
Ahora bien, conceptualmente creo que es un error el título feminism(o). Porque si bien todo el material de este archivo está hecho por mujeres, no todo se refiere a ellas como foco intencional. Por otro lado, huelga decir que no todo lo femenino es feminista, y es obvio que no todo lo hecho por mujeres es femenino (ver el genial «Lachen» de Antonia Baher, por ejemplo –en el que, más allá de la voz, quien interpreta es un hombre-).

Quizás sí es interesante observar la progresión del contenido de las performances, que podrían tener el denominador común (esto es subjetivo) de medir el límite, de poner a prueba preconcepciones. Es de recibo preguntarse si la performance no fue en su día la única salida hacia la expresión real del objetivo de estas artistas. Convirtiendo el objeto en sujeto, este feminismo –entonces sí- encontraba en los 60 y 70 unos canales más acordes con la intencionalidad de su mensaje. La elección de la performance tiene además una lectura indispensable: permite como ningún otro canal la mixtura de lo personal/privado con lo público, una “exposición directa” que provoca, explora y manifiesta en un mismo acto.

Cronológicamente, estos “te voy a mostrar hasta dónde puedo llegar” podrían transcurrir por obras que parten del usar el propio cuerpo como acto de empoderamiento y de desmitificación del pudor hasta mutilaciones auto-ejercidas más recientemente. Al ver a Regina José Galindo inscribiéndose PERRA en la pierna con un cuchillo siento súbitamente, y no sé por qué, un profundo ánimo solidario de género.

Pienso en la objetualización persistente de la mujer, como puta, como reclamo; pienso en las violaciones, en las demasiado comunes vejaciones a mujeres como castigo a un pueblo en tiempos de guerra, en los matrimonios de conveniencia entre niñas y hombres, en las ablaciones de clítoris, en el tráfico de blancas. La mujer sigue teniendo necesidad de lucha y reivindicación, sobre todo si salgo de mí, y del aquí y ahora. Me golpea ver cómo Boryana Rossa se cose la vagina en directo, o cómo Valie Export se cosifica en «Tapp und Tastkino», o cómo María Ruido denuncia con una mudez progresiva los estereotipos y el acceso a la comunicación desigual de la mujer en «La Voz Humana». Pero es que hay tantas perspectivas como artistas recogidas en este archivo. Es imposible referenciar aquí el material disponible. Hay trabajos más documentales, otros son irónicos o surrealistas. Los hay histéricos, los hay sutiles, los hay directos, los hay eróticos. Unos acusan, los otros victimizan.

Puede que algunos echen en falta una línea teórica potente que acompañe el archivo: ¿dónde están los conceptos en estas paredes? Sin embargo, RE.act debe tomarse y celebrarse como lo que es, un maravilloso archivo sobre la performance en femenino (con o sin esterotipos), que incluye artistas de toda Europa, la zona del Mediterráneo y de Oriente Medio, los Estados Unidos y distintos países de América Latina, que ha sabido nutrirse, además, con aportaciones artísticas y del mundo académico a lo largo de su itinerario. El volumen y la variedad que se incluye en Re.act Feminism es una verdadera oportunidad para el acceso y la consulta a material performático que no debe dejarse pasar.

Marina se pasó los primeros dos años de su vida sin hablar: les dijeron a sus padres que estaba interiorizando. Y aunque hace ya un tiempo que habla, sigue necesitando interiorizar. Y luego sacudir, dudar, ordenar y desordenar, celebrar. Encuentra política en muchos lugares y tiene un especial interés en lo subalterno, el «commons» y en los puntos donde todo impacta con la expresión creativa.

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