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Cocinitas

Magazine

12 septiembre 2011

Cocinitas

Mossutställningar, plataforma flexible que produce proyectos artísticos de todo tipo, presenta en Estocolmo una performance donde comida, cocina y arte se acercan. Dos artistas y algunos cocineros trabajan a partir de la idea de catástrofe.


Una performance un viernes por la noche. Un viernes, el mismo día que empieza un festival urbano. Hoy tocan, entre otros Saint Etienne, The Go! Team y Arcade Fire. La performance se titula Cooking Catastrophes. Decidir ir a la performance significa que las comparaciones serán odiosas, que tiene que ser muy buena para estar a la altura. Significa que existe una voluntad para creer que en el mundo del arte pueden pasar cosas de alto voltaje. No siempre es así.

Los previos son buenos. No demasiada información sobre qué va a pasar, toca apuntarse vía mail ya que no tienen muchas plazas para el público. El lugar donde se desarrollará la performance es suficientemente raro como para que se genere una situación interesante: se trata de algo así como un restaurante / local de fiestas ligeramente destartalado en un micro-barrio problemático encima de una montañita. Evidentemente lejos de cualquier espacio artístico. Micro-barrio significa 6 bloques, una pizzería con alcohólicos, un ascensor antiguo que conecta con la parada de metro más próxima, un lugar de asistencia para inmigrantes y bosque. Es un punto a favor. Siempre tiene algo de surrealista el meter a personas del mundo del arte fuera de sus hábitos, aparecen preguntas interesantes, casi es terapia. Pero no de grupo, aunque a veces sería oportuno.

En el periódico ha salido una notita en relación a la performance. No se entendía demasiado. Comentaba que cocineros de lujo estarían trabajando sobre la idea de catástrofe en una performance. Que salga en el periódico significa que hay un buen trabajo de comunicación detrás. También significa que en este país los suplementos culturales en los periódicos tienen veinte páginas y se publican cada día.

Al llegar al lugar empiezan las malas sensaciones. Seguramente tiene que ser así. Algunas sillas de plástico en filas, unas fotos pequeñas colgadas en la pared con desastres naturales. Petroleros hundiéndose y, como no, las torres gemelas. No empieza puntual pero el público está muy atento. Y ordenado. Ahora empieza. Las artistas, Eva Meyer-Keller y Sybille Müller lo presentan. Hablan de ensayo general y al mismo tiempo, ¡ay no! que es la estrena. También dicen que uno de los cocineros está enfermo y que le van a sustituir. Delante de las sillas, muy cerca, hay algunas mesas repartidas con cosas a medio preparar. Bastante de pre-tecnología, aquí unas montañas hechas de chocolate pero con papel de periódico debajo, aquí una superficie de color negra, aquí una copa de cristal.

Empieza de verdad, y algo indica que lo anterior tenía su qué y ahora ya veremos. Vengo cenado y esto ayuda. Creo que un tanto por ciento alto del público no ha cenado haciendo la operación directa cocineros de lujo + performance + público selecto + inauguración = comida gratis. Mal. Si no has cenado, que te vengan con jueguecitos con comida no hace demasiada gracia, al contrario, te recuerda constantemente que no has cenado. A medida que va desarrollándose la performance más y más personas se darán cuenta de que van a comer poco si es que van a comer algo.

La performance en sí. Distintos platos se «ofrecen» al público. Se «cocinan» en directo. Una capa gelatinosa se convierte en una carretera con arbolitos y tal para, acto seguido, temblar ya que los cocineros mueven la mesa. Unos bloques de pan son, voilà, las torres gemelas y unos avioncitos también de pan se abalanzarán sobre ellas y, después, fuego a discreción. En una superficie de tinta de calamar van cayendo frutitas y todo se ensucia. A la montaña de chocolate le tirarán primero helado de chocolate y después agua templada en plan lluvia ácida y el paisaje se desmoronará. Fácil, muy fácil. Uno se pregunta dónde está la alta cocina y el proceso conceptual con los materiales. Uno se pregunta el porqué de esta necesidad de la representación directa o de la ilustración. Uno se imagina a chicos y chicas en clase de cocina haciendo cositas divertidas para buscar unas risitas de consentimiento o algo parecido. A ver, que Ferran Adriá ha estado en la Documenta. Por no hablar de la relación con la comida y el acto de comer de por ejemplo Jana Sterbak, Allan Kaprow, Miralda, Judy Chicago, Rirkrit Tiravanija, Martha Rosler, Paul McCarthy y otros nombres que pasan por la cabeza mientras los «cocineros» van de estación a estación.

Paralelamente, una voz relata historias. Sobre lo mal que tenemos lo del clima y lo del consumo masivo. Voz neutral. Difícil discernir si hay una voluntad moralizadora, si existe cierta ironía, si hemos descubierto la rueda o si realmente este es el tema. Está bien jugar, no es necesario justificarse con lo fatal que va todo, que ya nos habíamos dado cuenta. También, paralelamente, una de las artistas pasea con su cámara de vídeo. En una pantalla se proyecta lo que filma. De vez en cuando, ella dice «stop!» y la imagen se congela. Y aquí hay algo interesante, en un proceso performativo la mirada se para en algo y allí queda fijada durante un rato. Los cocineros seguirán trabajando pero la atención del público estará en ese momento convertido en imagen. La copa se llenará de agua y, lentamente, caerá una substancia negra y viscosa dentro. Las imágenes proyectadas se convierten en algo abstracto, en algo físico. Vemos el truco, está delante nuestro, pero en este momento no importa.

Al terminar, el público, al que se le dan unos cubiertos, se lanzará a probar la comida. El hambre. Discutiremos sobre el lugar, que no es el adecuado para presentar esta performance pero que, al mismo tiempo, es casi lo mejor. Hablaremos sobre el hecho de meter a gente del mundo del arte en un lugar «no propio» y lo bien que nos comportamos todos, que nadie se queja. Y mira que en medio de la performance ha habido una auténtica catástrofe: una sopa se ha caído accidentalmente mojando a alguno de los asistentes. Ha sido un buen momento. Después nos encontraremos con otros que estuvieron en el festival. Saint Etienne a las cuatro de la tarde no funciona, Arcade Fire parece que ha gustado. Terminamos hablando de cómo van las cosas en el ayuntamiento de Reykjavík y si Best Party se va a presentar a las generales o no, que aún no lo tienen decidido. La realidad, hoy, donde pasan cosas imprevisibles e interesantes.

Director de Index Foundation en Estocolmo, comisario de exposiciones y crítico de arte. Sí, después de Judith Butler se puede ser varias cosas al mismo tiempo. Piensa que las preguntas son importantes y que, a veces, preguntar significa señalar.

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