close

En A*DESK llevamos desde 2002 ofreciendo contenidos en crítica y arte contemporáneo. A*DESK se ha consolidado gracias a todos los que habéis creído en el proyecto; todos los que nos habéis seguido, leído, discutido, participado y colaborado. En A*DESK colaboran y han colaborado muchas personas, con su esfuerzo y conocimiento, creyendo en el proyecto para hacerlo crecer internacionalmente. También desde A*DESK hemos generado trabajo para casi un centenar de profesionales de la cultura, desde pequeñas colaboraciones en críticas o clases hasta colaboraciones más prolongadas e intensas.

En A*DESK creemos en la necesidad de un acceso libre y universal a la cultura y al conocimiento. Y queremos seguir siendo independientes y abrirnos a más ideas y opiniones. Si crees también en A*DESK seguimos necesitándote para poder seguir adelante. Ahora puedes participar del proyecto y apoyarlo.

Nacionalismo, colonialismo, culpa y poder en tiempos globales. Y el barroco

Magazine

31 enero 2011

Nacionalismo, colonialismo, culpa y poder en tiempos globales. Y el barroco

Las vicisitudes sufridas por el proyecto expositivo «El d_efecto barroco» llegan a su fin. La presentación en el CCCB permite dar rienda suelta a la mirada al presente desde el pasado (o supuesta actualidad) barroco. España, y su compleja relación con Latinoamérica, se convierte en un punto de partida para observar como un pasado ni analizado ni superado, sigue campando libremente.


«El d_fecto Barroco» se anuncia con un slogan grandilocuente, pero de perogrullo: la hispanidad ha simbolizado el marco común y homogéneo entre España y Latinoamérica. Efectivamente es grandilocuente, porque todo lo hispano suena prepotente (basta pasearse por intereconomía), y de perogrullo porque hispanidad e hispanoamérica (perdón) parecen claramente ligados. En todo caso, lo destacable es que esa unión está ligada a la permanencia de lo barroco como mito unificador. Pero, más importante, lo que se propone la exposición es saber ¿quién ha construido este mito y qué estrategias se han generado para hacerlo perdurar a lo largo de los siglos cruzando multiplicidad de regímenes, ideologías y gobiernos?
Comisariada por Jorge Luís Marzo y por la directora de Hangar, Tere Badia, la exposición pretende desgranar la relación entre el mito hispano y su principal estrategia de supervivencia: el barroco. La muestra se desarrolla a partir de formatos predominantemente audiovisuales: cine, vídeo, documentales, animaciones e instalaciones.

Coloquialmente se llama Déjà vu a la sensación de que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva, medicamente es una patología definida como paramnesia. La tesis de «El d_efecto barroco» parece encajar como un guante en esta definición.

La muestra se abre con un video del príncipe Felipe paseando por el Museo del Prado de Madrid explicando la vida y milagros de Velázquez. Parece definirlo todo, los Borbones siempre presentes en todo y los artistas, a lado, acompañando: Velázquez los pintaba y ahora ellos le explican. Están todos, hay una sección dedicada a cuadros barrocos españoles. Y sus versiones, los personajes del cuadro de las lanzas también llamado la rendición de Breda (1634-1635), del mismo Velázquez, son los jugadores de la selección española. ¡Qué bien habría venido para el conjunto de la exposición no haber ganado la copa del mundo! Más mecha para el derrotismo, ese componente barroco a la par que hispano. De hecho, toda una parte de la exposición está dedicada al fútbol. Hasta que la realidad (de este verano) desbarató la historia, Argentina y México siempre ganaban, España perdía (los famosos cuartos, y no los de Flandes, que también). La misma España que había expoliado al continente: la exposición incluye documentales sobre la explotación española de la ruta del oro americana (un testigo pregunta si quieren que diga la verdad de ello o lo que hay que explicar a un entrevistador español). Más: episodios de iconoclastia (Pedro G. Romero es el especialista en el tema con el Archivo FX); los reyes inaugurando de todo; más fútbol; y santería y superstición y milagros y sucesos tipo Iker Jiménez, religiosidad barroca. En resumen: idolatría y sumisión a los reyes o los nuevos reyes del fútbol articulando una supuesta unidad (sumisa también) con Latinoamérica. Ese es el d_efecto Barroco bajo el que hemos vivido y vivimos.

Esta descripción puede sonar sarcástica o irónica, pero es que la exposición usa ese mismo sarcasmo e ironía. Un ejemplo: el milagroso niño Pepita. Se pueden seguir sus milagros en la red. Todo falso, la misma ironía con la que vemos a Iker Jiménez en el APM. Ese es el tono… y los reyes inaugurando exposiciones.

¿Y la paramnesia? Sólo hace falta ver a Tomás Roncero en el programa Punto Pelota de Intereconomía para re-vivir lo que es el d_efecto Barroco.
La realidad parece superar la exposición, que se diluye como anécdota dentro del panorama mediático reinante, intentando, en términos derridianos, realizar una deconstrucción del mito del barroco, para crear una arqueología de su significado. La historia se escribe desde la perspectiva del presente, y reescribir o documentar el pasado es contemplarlo de nuevo, pero en el caso de «El d_efecto Barroco», estamos hablando de un fenómeno que no es pasado.

¿Porque ver la realidad en diferido cuando puedes vivirla en directo?

No se puede competir contra Tomás Roncero, de una manera pedagógica explicando una historia ya vivida. Quizás alguien que no fuera español, pudiera estar interesado por la figura de Tomás Roncero, y el estudio sociológico del d_efecto, podría ayudarle a descubrir los entresijos del mito barroco en España. Pero los nativos que leemos los periódicos y miramos la televisión, podemos encontrar la tesis un poco falta de distancia histórica, aunque conste de documentos de la guerra civil, que también pueden ser observados desde el punto de vista de la tesis de «El d_efecto Barroco» en el programa de Alfonso Arteseros “España en la memoria” de Intereconomía.
¿Y el perogrullo? La triste realidad que vivimos y de la que venimos.

Media Partners:

close
close
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)