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A este lado del espejo: la pantalla y su poder

Magazine

02 abril 2012

A este lado del espejo: la pantalla y su poder

Dos exposiciones sobre la pantalla en la misma ciudad pero en instituciones distintas, significan una oportunidad para reflexionar sobre cómo plasmar la huella de la tecnología dentro de un centro de arte. La comparación es tentadora, y más aún si analizamos el valor del discurso y su peligrosa aproximación a la apología propagandística.


Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos visto reflejados en una pantalla apagada, reflejados como fantasmas descoloridos, como una aparición en medio de una gelatinosa oscuridad. Por un momento estábamos al otro lado del espejo. Aquel espejo que desde hace ya tiempo, aunque no tanto como parece, se ha convertido en una presencia casi constante.

Provisto de múltiples formatos y tamaños, e incluso tras varios cambios conceptuales, la pantalla es un objeto que nos acompaña, a veces como punto de referencia para el ángulo de nuestro sofá, y otras como una pequeña caja que guarda toda nuestra existencia. Sin embargo, su alcance llega mucho más lejos de lo que se suele contemplar. Como concepto, se manifiesta incluso cuando no somos conscientes de ello. Nos persigue de principio a fin, desde el monitor de ecografías hasta ser el encargado de registrar nuestros últimos latidos.

En su omnipresencia es donde reside su atractivo. No es de extrañar entonces, que al igual que ha ocurrido en las ciencias sociales, el análisis de su complejidad poco a poco se convierta en un componente intrínseco de los discursos expositivos. De hecho, al ser el elemento central de una exposición, se presenta como una oportunidad para la reflexión y la crítica cargada de un enorme potencial. En este contexto, la pantalla como fenómeno, reflejo y componente de la sociedad, requiere un análisis construido con detenimiento y responsabilidad.

Ante este panorama, el interrogante que se nos plantea es, ¿cómo tratar la complejidad implícita en su naturaleza y al mismo tiempo trazar un discurso coherente? En Barcelona dos centros públicos, el CCCB con “Pantalla Global” y el Arts Santa Mònica con “Mòbil-U”, se han enfrentado a este mismo reto desde perspectivas muy diferentes.

“Pantalla Global” tiene como objetivo mostrar ‘el poder de la pantalla’. En un macro-análisis que se extiende al terreno de la web sin limitarse al montaje físico, la muestra presenta la pantalla en todos sus formatos a través de las imágenes producidas y transmitidas por el mass media. Centrada casi por completo en las pantallas públicas y semipúblicas, como el cine y la televisión, pretende mostrar el impacto de la cultura de masas sobre casi todos los aspectos de la vida.

“Mobil-U” toma una dirección distinta. La exposición se centra en el ámbito de la pantalla privada, aquella que se encuentra en los dispositivos móviles, y en concreto, en el smartphone. Sin embargo, el verdadero protagonista es la tecnología que deriva y se construye a su alrededor. El análisis de la transformación que ha representado para la comunicación y los cambios sociales casi parece desaparecer a favor de una explicación exhaustiva de las maravillas de la tecnología móvil.

Retomando la idea del poder de la pantalla, debemos reconocer que se trata de un concepto contundente y llamativo. Gilles Lipovetsky, Jean Serroy y Andrés Hispano, comisarios de la muestra del CCCB, analizan los numerosos disfraces que adopta la autoridad de la pantalla desde su faceta más picara hasta su lado más controvertido: su magnetismo innato y su capacidad seductora, su lado vigilante y depredador, su decadente obsesión con mostrar un fatalismo hipnótico, su aspecto lúdico e interactivo, e incluso su faceta consumista y persuasiva.

“Pantalla Global” pretende mostrarnos el espectro de la pantalla como nunca antes lo habíamos visto, expuesta crudamente para ser contemplada en todo su esplendor y oscuridad. Como propuesta expositiva, esta tiene un gran potencial, el cual logra explotar al máximo en algunos aspectos. Sin embargo, abarcar todos los puntos de vista necesarios para llevar a buen puerto una reflexión de tal calibre no es tarea fácil. Aún más, si se pretende sumarle un entramado de conclusiones que inciten al ejercicio critico, lo cual resulta casi imposible si se enfrenta con rodeos. Si la muestra se aborda en conjunto, combinando la plataforma de contenidos digitales y la exposición, esta adquiere una coherencia interna muy interesante, aunque juegue peligrosamente con un exceso de información.

Una visita previa a los recursos digitales, los cuales fueron ideados antes que la exposición física, nos presenta una gran cantidad de material preparatorio. Bibliografía, vídeos, entrevistas y artículos varios que nos ayudan a explorar las hipótesis planteadas por los comisarios. Aquí la muestra cobra vida, presentando diversas reflexiones entorno a los beneficios, las deformaciones, los inconvenientes y los abusos por parte de la pantalla. Para poder apreciar el discurso, que por su envergadura es difícil de abarcar al completo, es recomendable seguir este orden. De esta manera, la exposición se presenta como una continuación o un escaparate reflejo de los textos y los vídeos consultados a priori. De lo contrario, la exposición corre el riesgo de presentar un discurso tímido y poco explícito en sus reflexiones.

La timidez discursiva es provocada por la escasa reflexión sobre el impacto y el valor de la imágenes, por lo menos de una manera directa. Las secuencias de vídeo parecen limitarse a retransmitir imágenes icónicas de diferentes tipologías: guerra, violencia, miseria, estrellas de cine, publicidad, imágenes deportivas… Sin embargo, como ya hemos dicho, el potencial de la muestra sale a luz en algunos momentos clave, como en la ‘Pantalla política’ y la ‘Pantalla vigilancia’, donde la instalación, las imágenes escogidas y el texto que las acompaña parecen llevar el análisis un paso más allá. Aquí la timidez desaparece para dar paso a un discurso solido y atrevido, donde la reflexión por parte de la institución es evidente. Esto es sobre todo cierto en la ‘Pantalla vigilancia’, donde el conjunto es espectacular, presentado como un juego de espejos que introduce al espectador dentro de una surrealista pantalla colmena que parece multiplicarse hasta el infinito. La metáfora visual que construye es el complemento perfecto para la representación de esta tipología de pantalla, e incita de manera directa a reflexionar sobre su existencia y su impacto en nuestras vidas.

Donde en “Pantalla Global” encontramos la naturaleza cambiante de la pantalla e incluso su faceta más oscura, en “Mòbil-U” se nos presenta un mundo feliz, donde la pantalla del móvil se convierte en el puente hacia una felicidad garantizada.

Patrocinada por la Fundación Vodafone España, con la colaboración de Nokia, RIM/Blackberry, Emporia y Samsung, y comisariada por Caroline Ragot, mobile strategist de Infojobs.com y anteriormente directora de marketing y directora ejecutiva de Code Factory, la exposición se presenta como la cara cultural del Mobile World Congress, celebrado en Barcelona. El subtítulo de la muestra, «Conectividad, Sociedad y Creatividad», expone los conceptos claves de su discurso. Pretende ser una experiencia interactiva que muestra las implicaciones del móvil en las relaciones humanas. Dividida en tres mercados diferentes, uno dirigido al público adolescente, otro a los usuarios emprendedores y el tercero a los discapacitados, la muestra construye un recorrido para guiarnos a lo largo de 24 horas en la vida de tres individuos. El objetivo es mostrar como estos utilizan el móvil para cumplir con éxito sus respectivos objetivos, haciendo uso de las últimas tecnologías y servicios.

La exposición demuestra el compromiso de la Fundación Vodafone España con la cultura al patrocinar la exposición. En el dossier de prensa podemos leer su objetivo primordial: “acercar los dispositivos y la conectividad a los usuarios, para que puedan probar de primera mano las últimas tecnologías y servicios que la compañía pone a su disposición”. El acercamiento al mundo del móvil comienza por una explicación didáctica de los tipos de aplicaciones (apps) disponibles según las necesidades de cada uno de los tres casos de estudio. La información disponible sobre cada aplicación es de carácter puramente informativo, parecida a la información de producto disponible en las páginas webs conocidas como ‘markets’ desde donde se pueden descargar las apps. Los datos que aportan un nivel de reflexión son las diferentes estadísticas sobre temas como las descargas de las aplicaciones, qué plataforma es la más utilizada o qué porcentaje de la población utiliza un determinado servicio.

Como complemento a la información, que ayuda a mantener claro la larga lista de aplicaciones que se presentan, la muestra dispone de varias instalaciones interactivas donde poner a prueba nuestra soltura con estas tecnologias. Desde jugar al mini juego Angry Birds, pasando por utilizar lectores de voz para escribir un sms con el teclado tapado, hasta aplicaciones que cumplen la función de averiguar la canción que tarareamos. Una vez más, los textos que acompañan las instalaciones se limitan a ser informativos e incluso incitan a probar las aplicaciones con un estilo que puede recordar vagamente a una frase publicitaria: “¿Sabías que existen apps que reconocen una canción si la cantas? ¡Afina un poco y pruébalo!”

“Mòbil-U” parece pasar por alto la faceta más controvertida de la tecnologia móvil para centrarse en sus virtudes. El recorrido construye un discurso de apología de las maravillas que un smartphone puede traer a nuestras vidas, a través de los beneficios que brindan las aplicaciones destinadas a actuar sobre cada aspecto de la vida social. Aquí la pantalla del móvil sirve como ventana a un modelo de internet que pasa por un predominio de las aplicaciones sobre la web. Esto refleja un cambio sustancial en la comunicación y en la relación del usuario con internet y la información a la puede tener acceso.

Como es de esperar cuando la tecnología entra en escena, un cierto grado de interactividad es requerido. En ambas exposiciones, existe la posibilidad de implicarse de manera individual con el contenido a través de dispositivos móviles. «Pantalla Global» nos brinda la posibilidad de llevar la experiencia de la última pantalla un paso más allá a través de la app que podemos descargarnos y de la realidad aumentada que se esconde tras unos códigos QR. En «Mòbil-U» descargarnos la app de la exposición para poder probar las instalaciones interactivas disponibles, descubrir que hay detrás de los códigos QR repartidos por el recorrido o participar en el concurso de dispositivos móviles que se sortean en la exposición.

El poder de la pantalla llega mucho más lejos de lo que podemos intuir a simple vista. Este poder debe ser analizado con detenimiento y respeto. Como ya hemos dicho, buscar su impacto en nuestra sociedad, supone un valioso campo de estudio y una oportunidad con gran potencial. Se debe reflexionar sobre el vocabulario utilizado, para retratar de manera fiel y realista la tecnologia, siendo conscientes de no caer en el error de utilizar marcas o productos concretos como sinónimos de la tecnologia a la que pertenecen. La propaganda y la apología fácil no tienen cabida en un discurso sobre las implicaciones culturales y sociales de una faceta tan importante de la vida actual. Ante todo, debemos recordar la autoridad que le hemos otorgado a la pantalla. Es capaz de transformar la manera en que vivimos a este lado del espejo.

Verónica Escobar Monsalve es una alma inquieta de naturaleza digital y corazón analógico. Centra sus indagaciones en el arte y la cultura que mezcla influencias del mundo digital y el pensamiento pre-digital. Un arte y una cultura capaz reflejar la complejidad del mundo actual. Cree en la extrema importancia del espíritu crítico y en que este puede ser aplicado a cualquier faceta de la vida, por muy difícil que resulte.

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