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Revelar y reprogramar. Entrevista a Ed Fornieles

Magazine

04 junio 2018
Tema del Mes: Nuevos misticismos

Revelar y reprogramar. Entrevista a Ed Fornieles

Impulsados por la fiebre contracultural de los años 1960 y 1970, los misticismos alternativos y new age han servido como sustitutos de la religión para agnósticos durante décadas. Este autocuidado hippie, comercializado y muy diseminado hoy, es reconocible por su mezcla de significantes: un conjunto de referencias de culturas orientales (no siempre bien usadas), dietas pseudocientíficas y experiencias existenciales. En la actualidad, algunos artistas abordan las tendencias de autocuidado para criticar los fallos de la sociedad e imaginar un camino positivo hacia adelante. A través de la reflexión sobre el consumismo, las tendencias alimentarias y el espiritismo alternativo, estas prácticas artísticas a menudo se definen por la autoorganización en su dimensión social y comunitaria.

El trabajo del artista londinense Ed Fornieles (1983, Petersfield, Reino Unido) está conformado por redes sociales, análisis de datos y relaciones interpersonales que surgen del entorno digital. Las narrativas, los hábitos y el rol de la tecnología en la definición de perfiles sociales y de identidad personal se transponen a guiones y actuaciones improvisadas, como la sitcom de Facebook Dorm Daze, New York, New York, Happy Happy (NY NY HP HP) o The Work Place, pero no solo, en Der Geist: Flesh Feast, el artista narra su propia experiencia siguiendo una dieta autogestionada de estilo corporativo-zen, documentándola a través de diferentes formatos –esculturas, dibujos animados o películas– aunque la intervención real fue sobre su cuerpo. Fornieles se pregunta si es posible reutilizar las dietas que mejoran el rendimiento, aparentemente alineadas con la productividad y las expectativas neoliberales, para una remodelación integral del individuo y de las sociedades, al tiempo que reconoce las ansiedades, las dependencias y la política inherentes a ellas.

Tu trabajo en general está relacionado con grupos comunitarios que definen su propia identidad, construcción e interpretación. El misticismo también puede referirse a la visión de verdades ocultas y a la transformación humana a través de diversas prácticas y experiencias, ¿crees que estas tendencias de autocuidado de la nueva era capitalista tardía, la vida online o las sociedades impulsadas por la tecnología están relacionadas con el nuevo misticismo contemporáneo?

En realidad, lo que puedo decir es que el estilo de vida alternativo se ha convertido en norma. Estoy bastante interesado en cómo este tipo de grupos de estilo de vida intentan crear diferentes opciones a partir de la corriente general, pero con frecuencia terminan replicando las grandes estructuras de poder. En este momento me enfoco en movimientos contraculturales y uso el juego de roles para crear un grupo distinto. Mi próximo proyecto llamado The Group, usa la improvisación para crear una cultura muy distinta, una forma de ser y vivir diferentes, un estilo de vida dietético, y definir una serie de creencias, así como un conjunto de símbolos y de rituales.

Tu trabajo Der Geist: Flesh Feast trata sobre autogestión y biohacking, ¿de qué manera las dietas funcionan como instrumentos de la ideología?, ¿podrías desarrollar un poco este concepto?

Ese trabajo sale de mí, comienzo encarnando o experimentando muchas de estas dietas durante un período de tiempo. Todos estos estilos de vida y dietas new age nacen de un sistema basado en una aproximación al individuo y al cuerpo. Me interesan la creación y el control de la identidad y sus ramificaciones políticas. La dieta parece ser el pináculo de la autogestión. Es un proceso en el cual el cuerpo y la mente se convierten en algo que puede ser diseñado para alcanzar objetivos específicos. A menudo tiene que ver con una dieta literal, con lo que comes y con cómo pasas tu tiempo libre, por lo general practicando meditación o ejercicios que, en sí mismos, tratan de llamar la atención individual sobre uno mismo, prestar atención al cuerpo, lo que se siente, lo que uno está pensando.

Obviamente, también hay peligros ocultos y ansiedades en estas prácticas. Es posible que uno tenga expectativas casi imposibles de lograr, por lo que el fallar causa a menudo ansiedad. También hay algo maquínico en las personas que sí logran alcanzar el objetivo óptimo. Si te conviertes en un ser eminentemente eficiente, en algún momento comienzas a perder tu humanidad y te vuelves robótico. Creo que todo esto es parte de una tendencia mucho más significativa en la que el individuo se aleja de su narrativa naturalizada. Los gurús detrás de estas dietas casi parecen no humanos.

¿Las dietas están relacionadas con el género? En tu trabajo, hablas específicamente sobre dietas creadas para hombres, pero históricamente, debido a la sociedad heteropatriarcal, las mujeres siempre han sido presionadas para encajar en un canon impuesto por los hombres –la apariencia externa. ¿Cuál es tu punto de vista?

Es interesante pensar en términos de historia de las dietas. Hace setenta u ochenta años, la dieta se basaba en la comunidad. Se basaba en la geografía y a menudo tenía que ver con la conformidad y, por lo tanto, de alguna manera, implicaba valores sociales. Después de las dos guerras, aparecieron dietas enfocadas a la pérdida de peso que, por supuesto, estaban dirigidas a una audiencia femenina. Hoy día, han aparecido una nueva gama de dietas dirigidas a hombres; las que yo he estudiado nacen en San Francisco, donde hay muchos informáticos interesados en estas cosas. Ahí puedes ver cómo venden las dietas, cuáles son sus objetivos. En el caso de Silicon Valley, se usan para aumentar la función cerebral, pero también para tener más músculos, la imagen corporal no se deja de lado. Aunque no estén reproduciendo las formas patriarcales de una dieta tradicional para perder peso, estas dietas expansoras de neuronas seguro que tienen implícitos los mismos conceptos patriarcales.

Cuidar de uno mismo, con una comunidad en mente, es un equilibrio entre intereses individuales y colectivos. ¿Qué piensas del individualismo, el ser mentalmente positivo y exitoso socialmente como artista y como individuo de la sociedad en general?

Pues esa es la promesa que normalmente aseguran estas dietas y elecciones de estilo de vida, el que de alguna manera, uno puede tomar el control de su destino. Tal vez algunas personas logran hacer que funcione, yo, personalmente, nunca lo he conseguido. Siento que continuamente estoy fracasando, este fracaso lo veo como un subproducto inconsciente de estos métodos. De todos modos, sí, seguro que genera una forma individualista de ver el mundo porque te hace centrarte en ti mismo, como he dicho antes. Tal vez algunas dietas en el norte de Europa son mucho más comunales o sociales, todos tienen la misma relación cultural con los alimentos y eso es un factor unificador. Me parece fascinante, porque todas estas personas son muy individualistas pero siguen la dieta en masa. Uno conocerá personas que no tengan dietas iguales aunque sí similares, pero seguro que tienen el mismo espíritu. Definitivamente, esta también es una manera de unificar grupos.

Dejando la comida aparte, ¿crees que el individualismo y el éxito están conectados, que las personas encuentran nuevas formas de ser individualmente exitosas? Tus obras, por ejemplo, la sitcom de Facebook Dorm Daze y Maybe New Friends o el show generado por bots en Twitter, de algún modo se basan en una visión distópica del individualismo, informando sobre el drama de la vida cotidiana, el egoísmo y el falso éxito a través de las redes sociales…

Para hablar de éxito, tienes que definir los parámetros de lo que significa tener éxito. En mi opinión, hay un alto enfoque individualista dentro de estos grupos de estilos de vida. Es interesante analizar los grupos sociales; uno de los cambios más significativos en la sociedad es el causado por la disolución de la familia, ya en marcha desde hace décadas. Por ejemplo, el programa de televisión Friends se basaba en personas que venían a la gran ciudad y redefinían su unidad principal a través de un grupo de amigos. Se alinearon por sus puntos de vista, valores e intereses compartidos. Todo esto está interrelacionado, el sentido de individualismo presupone que podemos copar estas nuevas formas de unidades sociales. No sé si es efectivo, ni tampoco si eventualmente llevará con el tiempo a un retorno a la estructura familiar.

En tus obras hay juegos de rol, dimensiones simuladas, escenarios apocalípticos, un avatar lobezno… He oído hablar que en tus proyectos performativos hay manipulación de la individualidad –o identidad, si prefieres– y, por lo tanto, de la subjetividad, ¿cuál es tu parecer?

Idealmente, mi trabajo tiene dos niveles: uno es revelar los mecanismos de como las estructuras de poder subrayan muchos de los entornos en los que vivimos, para ello una posibilidad es revertir dichas estructuras. Por ejemplo, en el juego de rol, un participante interpretará a un personaje y, de algún modo, se verá a sí mismo como un actor. Hablamos de ciertas actitudes que no son necesariamente una parte integral de lo que es ser tú. Estoy interesado en exponer lo que sucede en estos casos. Esto se aplica además al análisis de cómo plataformas como Facebook y Twitter dan forma a las acciones de la gente y, de cómo al actuar sobre ellas, se aprenden. Igualmente, a través del juego de rol puedes ser capaz de reinventar tu propio comportamiento o las instituciones en las que te desarrollas. Jugar de manera diferente puede ser cambiante y fructífero. Por lo tanto, mis acciones performativas realizan ambas cosas, revelar y reprogramar. Mi trabajo se basa en procesos que implican fallos y experimentos. Siento que un trabajo es exitoso cuando se crea un ciclo de retroalimentación entre una experiencia de inmersión para los participantes, que examine la posibilidad de otro espacio de reflexión sobre lo que les ha sucedido, y cómo reconstruir o deconstruir eso. Esto sucede en performances como Animal House, Dorm Daze, Ny Ny Hp Hp, Dreamy Awards y espero que también en la nueva, llamada The Group, que estoy realizando en este momento.

En la actualidad el mundo parece fuera de control, opaco políticamente hablando debido el auge del totalitarismo, el populismo, etc. Para terminar, como joven artista con una carga política sustancial, ¿crees que puedes infundir un cambio o al menos influenciar a tus amigos y generación? Como dijo Foucault, “la sociedad se construye a partir de nuestras relaciones cotidianas, en nuestro entorno cercano, vecinos, amigos…”

Es crucial para los artistas verse a sí mismos dentro de las estructuras de poder como cualquier individuo. Para mí, el espacio de la galería es un campo de pruebas, en el que se pueden simular situaciones, probarlas y potencialmente trasladarlas al mundo exterior, es un laboratorio social. Lo que me interesa más sobre el mundo artístico, es que cada vez más disciplinas, desde la política a las ciencias sociales, encuentran fácilmente un camino para desarrollar su discurso en el entorno del arte. Me interesa cada vez más lograr ese liderazgo para que cada vez menos la conversación se centre, por un lado, en el discurso romántico que envuelve al arte y al artista y, por otro, en generar activos para el comercio de los adinerados. No creo que el arte se tenga que limitar solamente a eso. En cualquier caso, ¡vivimos en un mundo de locos!

María Muñoz es gestora cultural y educadora formada en Historia del Arte e Ingeniería de Telecomunicaciones, esa hibridez forma parte de su naturaleza. Ha sido profesora de «Historia del Arte de la primera mitad del siglo XX» en ESDI y actualmente imparte la asignatura de «Arte en un contexto global» en el Master de Gestión Cultural IL3 de la Universitat de Barcelona. Además, a caballo entre Berlín y Barcelona, colabora habitualmente en diferentes medios escribiendo sobre arte y cultura y haciendo hincapié en la confluencia entre arte, sociedad/política y tecnología. Le apasiona la imagen en movimiento, la música generada electrónicamente y los medios digitales.

Retrato: Sebastian Busse 

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