close

En A*DESK llevamos desde 2002 ofreciendo contenidos en crítica y arte contemporáneo. A*DESK se ha consolidado gracias a todos los que habéis creído en el proyecto; todos los que nos habéis seguido, leído, discutido, participado y colaborado. En A*DESK colaboran y han colaborado muchas personas, con su esfuerzo y conocimiento, creyendo en el proyecto para hacerlo crecer internacionalmente. También desde A*DESK hemos generado trabajo para casi un centenar de profesionales de la cultura, desde pequeñas colaboraciones en críticas o clases hasta colaboraciones más prolongadas e intensas.

En A*DESK creemos en la necesidad de un acceso libre y universal a la cultura y al conocimiento. Y queremos seguir siendo independientes y abrirnos a más ideas y opiniones. Si crees también en A*DESK seguimos necesitándote para poder seguir adelante. Ahora puedes participar del proyecto y apoyarlo.

Spotlight

09 octubre 2025
David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

David Weiss antes de Fischli/Weiss

El paraíso colaborativo de Casa Aprile

En la cartografía del arte suizo contemporáneo, pocos nombres trazan un puente tan nítido entre experimentación local y resonancia global como David Weiss (Zúrich, 1946-2012). La exposición David Weiss. Il sogno di Casa Aprile. Carona 1968–1978 en el Museo d’arte della Svizzera italiana (MASI) de Lugano no solo rescata la memoria del artista, sino que ilumina el nodo creativo que orbitó alrededor de Casa Aprile, propiedad de Meret Oppenheim —figura iconoclasta del surrealismo relegada durante décadas por el machismo del entorno surrealista y fuente de inspiración transdisciplinar para generaciones futuras— y de su hermano Burkhard Wenger, donde el joven Weiss, antes de convertirse en la mitad del legendario dúo Fischli/Weiss, intercambió alojamiento por trabajos de renovación y participó en una comunidad utópica donde el arte era, ante todo, práctica cotidiana y acto colectivo. Casa Aprile, luego administrada Christoph Wenger, fue un punto de encuentro de escritores, pensadores y artistas que acompañaron a Weiss en su década formativa.

David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

La exposición, que reúne más de doscientas obras entre dibujos, cuadernos, fotografías, cartas y registros sonoros, revela a Casa Aprile como un verdadero laboratorio utópico. Lejos de ser una simple residencia, era un espacio donde la vida cotidiana y la práctica artística se fundían en una sola, y donde la colaboración era la médula del proceso creativo. Junto a Weiss, una comunidad diversa —con nombres como Urs Lüthi, Anton Bruhin, Matthyas Jenny o Willy Spiller— compartía no solo espacio, sino proyectos concretos como Lazy Days (1974) o la Carona Soundscape de Bruhin. Fue aquí donde Weiss, antes de formar la dupla Fischli & Weiss (1976), desarrolló esa sensibilidad única para transformar lo trivial en poético y lo efímero en permanente. Este período, a menudo invisibilizado, demuestra que la obra de Weiss se nutre del diálogo constante con pares y espacios compartidos, donde la arquitectura de la casa y el paisaje alpino funcionaban como catalizadores de creatividad.

David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

La cuidadosa selección de obras de la muestra, entre las que se encuentran los originales de su célebre libro de artista up and down town (conocido como el Regenbüchlein), evidencia que el arte de Weiss emergía directamente del diálogo intelectual de su tiempo. Los documentos no sólo testimonian su producción visual, sino que trazan debates estéticos y literarios que alimentaban su práctica, revelando cómo su enfoque conceptual surge de entender el arte como pensamiento en acción. Es aquí donde aparece tempranamente ese sello inconfundible de Weiss, la mezcla de rigor y ligereza, precisión crítica y humor sutil, elementos que se consolidarán en su colaboración con Fischli y que proyectarían un arte suizo al escenario global. Trabajos como la serie Wandlungen (Metamorphoses), desarrollada entre Marrakech, Carona y Zúrich, muestran ya esa cadena de asociaciones libres y causas-efectos incontrolados que prefiguran su mirada única.

David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

Serie Wandlungen (Metamorphoses)

Lo que hace provocadora la obra de Weiss es su desafío constante a las jerarquías del arte y la cultura visual. Mientras el arte suizo de los setenta oscilaba entre la solemnidad institucional y la emergente visibilidad mediática, Weiss se sumergía en lo ordinario. Dibujaba en cuadernos escolares, intervenía heftli y exploraba el formato cómic junto a Matthyas Jenny y su revista Nachtmaschine. Su inmersión en la banalidad de lo cotidiano, observando objetos y situaciones aparentemente triviales, acaba transformándolos en comentarios poéticos sobre percepción, tiempo y cultura. Esta mirada lateral, heredada del contexto experimental de Carona, anticipa el impacto internacional del dúo. Un arte que, sin recurrir al efectismo, logra redefinir cómo se percibe la realidad y cómo se entiende la colaboración creativa.

David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

Vista de la instalación David Weiss. Il sogno di Casa Aprile, foto: Alfio Tommasini © MASI Lugano

En perspectiva histórica, Casa Aprile representa un episodio fundacional para la modernización del arte suizo, pero también un modelo alternativo a las dinámicas artísticas. Esta comunidad no sólo desafiaba la rigidez institucional, sino que proponía una desprofesionalización del arte a través de gestos cotidianos, desde las sesiones de dibujo colectivo hasta la edición artesanal de fanzines o el registro sonoro del entorno. Weiss se formó aquí con un pie en la tradición suiza —evidente en su diálogo con figuras como Hermann Hesse— y otro en la experimentación que Meret Oppenheim misma encarnaba. Así, su obra posterior con Fischli no fue una ruptura, sino la cristalización de este ecosistema donde naturaleza, comunidad y práctica artística se alimentaban mutuamente.

David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

La exposición David Weiss. Il sogno di Casa Aprile. Carona 1968-1978 trasciende el mero ejercicio de archivo para convertirse en una reflexión crítica sobre los mecanismos de la innovación artística. La muestra recupera un modelo donde lo local, un pueblo tesinés, una casa familiar, se convierte en incubadora de ideas locales para proyectarlas globalmente. Las obras de Weiss y sus contemporáneos no solo documentan días compartidos, sino que trazan una cartografía de gestos cotidianos elevados a categoría artística: los sonidos del paisaje registrados por Bruhin, los fanzines de Jenny, las fotografías de Spiller. Este enfoque, que midió la práctica artística por su capacidad de generar pensamiento y diálogo, y no por su visibilidad, sigue siendo profundamente radical hoy. La idea de que lo cotidiano y lo colectivo pueden sostener un lenguaje artístico riguroso desafía la narrativa cada vez más dominante y competitiva de individualismo y espectacularización del arte.

David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

Vista de la instalación David Weiss. Il sogno di Casa Aprile, foto: Alfio Tommasini © MASI Lugano

Más allá de su valor histórico, el legado de Weiss plantea preguntas incómodas sobre cómo escribimos la historia del arte. ¿Hasta qué punto el reconocimiento de Fischli/Weiss es deudor de esa educación sentimental y colaborativa en Carona? La exposición nos obliga a cuestionar la mitología del genio individual y a reconsiderar la internacionalización del arte suizo a través de estos nodos de experimentación, aparentemente periféricos pero esencialmente fundacionales. Lugares como Casa Aprile, aparentemente en los márgenes, confirma que contexto, memoria y encuentro son tan importantes como la obra terminada. MASI Lugano, al poner el foco en este período, no sólo preserva la memoria, sino que la activa, transformándola en un espejo para reflexionar sobre los desafíos de la creación artística contemporánea.

David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

En suma, la exposición es un recordatorio de que la innovación artística surge en los intersticios entre comunidad, espacio y pensamiento crítico, y que la obra de David Weiss no puede entenderse fuera de estos parámetros. Casa Aprile no es solo un lugar, sino un paradigma de cómo el arte puede ser profundamente local y radicalmente universal a la vez. El “paraíso perdido” de Carona es una lección sobre el poder de la colaboración, la experimentación y la percepción, elementos que convirtieron a Weiss y, más tarde, a Fischli & Weiss, en referentes del arte contemporáneo.

David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

Todas las imágenes cortesía de © MASI Lugano
(Imagen de portada: Vista de la instalación David Weiss. Il sogno di Casa Aprile, foto: Alfio Tommasini © MASI Lugano)


David Weiss. Il sogno di Casa Aprile. Carona 1968–1978 en el MASI Lugano se inauguró el 28 septiembre 2025 y A*Desk estuvo presente. La expo se extiende hasta el 1 de febrero 2026.

David Weiss. Il sogno di Casa Aprile

María Muñoz Martínez es gestora cultural y educadora formada en Historia del Arte e Ingeniería de Telecomunicaciones, esa hibridez forma parte de su naturaleza. Ha sido profesora de «Historia del Arte de la primera mitad del siglo XX» en ESDI y actualmente imparte la asignatura de «Arte en un contexto global» en el Master de Gestión Cultural IL3 de la Universitat de Barcelona. Además, a caballo entre Berlín y Barcelona, colabora habitualmente en diferentes medios escribiendo sobre arte y cultura y haciendo hincapié en la confluencia entre arte, sociedad/política y tecnología. Le apasiona la imagen en movimiento, la música generada electrónicamente y los medios digitales.

Retrato: Sebastian Busse 

Media Partners:

close
close
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)