Tejidos televisivos en exposición

Si los artistas ya no controlan la interacción del medio, ¿por qué no proponer el medio como un laboratorio de experimentación y de reflexión? ¿por qué no como tejido social a través de softwares libres?

La posibilidad de ser cómplices del statu quo de un proyecto de experimentación tecnológica y conceptual sobre el futuro de los medios de comunicación, como es el caso de “HortizoTV. Perspectives d’una altra televisió posible”, no sucede tantas veces como me gustaría. La iniciativa presenta, a partir de instalaciones audiovisuales, un plató de streaming en el que se realizan entrevistas a componentes de colectivos audiovisuales y un espacio on-line (http://horitzo.tv/), propuestas para un cambio en el fenómeno televisivo.

Sucede que se han subvertido las relaciones entre espacio, usuario y obra. Nos encontramos frente a un nuevo paradigma donde el espectador, convertido en productor, es quien toma las riendas de los formatos expositivos. Si los artistas ya no controlan la interacción del medio, ¿por qué no proponer el medio como un laboratorio de experimentación y de reflexión? ¿por qué no como tejido social a través de softwares libres? Retomando el planteamiento que proponía Tilo Schulz en “El retorno del display. El significado de la exposición en el año 2030”, apuesto por pensar la exposición como plataforma que traza rizomas.

Tejer es entrelazar hilos para formar telas, discurrir una estrategia, cruzar o mezclar para finalmente conseguir un tejido firme pero amoldable; tejer es también, y a pesar de los tiempos que corren, un proceso lento que requiere paciencia, rigurosidad e interconexión. No se trata ya de plantar, ni de desdibujar mapas globales, sino de trazar líneas y encontrar tangencias que unan la red. El esfuerzo que requiere este proceso no justifica la contradicción entre los múltiples formatos expositivos de “HoritzoTV” o la falta de precisión en su enfoque. En cambio, sí que permite un margen de confianza para reflexionar sobre el hecho expositivo y las relaciones que se establecen entre colectivos que trabajan en estos medios y la interacción con el usuario.

Es necesario que una exposición sea también una plataforma de divulgación y de comunicación dejando de lado la exhibición de obra o de ideas. Este hecho requiere continuidad y permanente reflexión durante y después de la exposición. Requiere también implicación y rigurosidad –dudosa en cuanto a contenidos y presentación en este caso- de una propuesta amable y, que presenta grandes dificultades ante la vertiginosa rapidez con la que cambian las tecnologías. Podríamos pensar que se han quedado atrás en esa experimentación, pero ¿cuantos de nosotros recibimos vía bluetooth programas televisivos en el móvil? ¿Cuantas veces tenemos la posibilidad de encontrar una carta de programas televisivos que tienen que ver con comunidad artística en internet? Tal vez, la cuestión sea afrontar proyectos tangibles que tienen que ver con nuestra realidad y con la visibilidad e intervención de los fenómenos que ocurren en esta relación entre comunidades y televisión.

La inestabilidad e incertidumbre que presenta una apuesta como ésta dificulta la capacidad de juicio crítico, sin embargo, no impide la visualización de las problemáticas que presenta este proyecto, que me parece del todo significativo de los cambios que están sucediendo desde hace ya tiempo en los media así como en las relaciones que se establecen entre el fenómeno televisivo y la experimentación audiovisual. En lugar de especular fantasiosamente sobre una especie de televisión futurista, Clara Garí, comisaria de la exposición, incide en los puntos de inflexión que permite la televisión hoy en día. El proyecto ha servido acertadamente para la creación de un tejido que espero no muera tras la visualización de la exposición. El compromiso que han mostrado los involucrados en esta iniciativa espero que sirva para canalizar los problemas surgidos y mejorar una propuesta que aun queda por definir.