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En su segunda exposición individual en Barcelona, Aleksandra Mir retoma un tema que le interesa, la luna y el espacio, esta vez en combinación con ángeles, santos, vírgenes y poca cosa más.
La luna, los cohetes, la aviación, los periódicos y la comunicación global han sido temas recurrentes en el trabajo de Aleksandra Mir. La dialéctica entre las esferas pública y privada y los ámbitos local y global son los ejes principales que articulan su discurso.
Heredera de la tradición conceptual de los 60, y muy especialmente de los aspectos más performáticos, los mejores trabajos de Mir son precisamente aquellos que cuentan con la ironía como estrategia que le permite señalar, desde la inteligencia y la distancia, aquellos aspectos sobre los que quiere incidir.
«The Dream and the Promise» es la segunda muestra individual de la artista en Barcelona. Hace cuatro años, su exposición «Aeropuerto» nos adentraba en el universo de la aviación, desde la pequeña escala y el trabajo manual que se traducía en el dibujo minucioso de logos, marcas y modelos de aviones de todas las compañías del globo. En su exposición actual, Mir sigue en las nubes, esta vez con una serie de obras que responden a una pregunta que se hace la artista: «Si los astronautas y los ángeles comparten el cielo, ¿no es hora de que se conozcan?». Y la exposición es literalmente eso, el encuentro, mediante el collage, de imágenes de ángeles, santos y vírgenes, junto a cohetes, naves y otros artefactos espaciales.
No es la primera vez que Aleksandra Mir visita la luna. Su vídeo «First Woman on the Moon» (1999) (que puede verse en su página Web: www.aleksandramir.info) combinaba la grandilocuencia de los discursos acerca del gran paso para la humanidad que representó la llegada del hombre a la luna, con unas imágenes filmadas en un playa holandesa, en la que unas excavadoras creaban un paisaje lunar poblado por niños, operarios, curiosos y, claro está, la primera mujer en la luna. De esta manera, con humor e inteligencia, Mir apuntaba desde un feminismo tan crítico como divertido a la ambición por la carrera espacial y la fascinación por la tecnología.
Unos años más tarde, en 2005, «Gravity» y «Garden of Rockets» incidían en el absurdo de dicha ambición, construyendo cohetes a partir de pilas de elementos cotidianos entre los que no faltaban Ajax, Pringles o Hellmans, por citar sólo algunos.
Es probable que la serie de collages «The Dream and the Promise» haga referencia a una reflexión mucho más compleja acerca de las similitudes entre religión y tecnología, sus códigos y estrategias y el grado de fe y de ocultismo que ambos ámbitos comparten. Desafortunadamente existe un desequilibrio entre dicha reflexión y su formalización. Lamentablemente también la inteligente ironía de algunos de sus trabajos anteriores ha dado paso a un formalismo que cae en la repetición y en la redundancia.
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