Barcelona: centros de arte

Tras la reunión de la Comissió Delegada del MACBA, finalmente ya se han hecho públicos los acuerdos entre MACBA, Generalitat y Ajuntament que reorganizan el mapa artístico institucional de Barcelona: el Canòdrom no será la sede de un futuro Centre d’Art de Barcelona y Moritz Küng no será su director; Fabra y Coats acogerá ese futuro Centre d’Art de Barcelona, sin una dirección fija sino con una mesa curatorial que decidirá los contenidos; y todo dependerá del Macba que también asumirá La Virreina, el edificio del FAD cuando se traslade a la nueva sede en Les Glòries, la Capella y parte de CCCB.

Hay que recordar que la reclamación del Canòdrom como sede del Centre d’Art de Barcelona no siempre ha sido vista como una buena opción. Mientras que el Canòdrom como sede para ese futuro centro parecía un hecho certificado por Generalitat y Ajuntament de Barcelona todavía se reclamaba el papel del Centre d’Art Santa Mònica reformulado después de la dimisión de Ferran Barenblit y el encargo sin concurso público a Vicenç Altaió. El hecho es que con la nueva denominación, Arts Santa Mònica, ahora peligra su situación a base de recortes presupuestarios. Convendría también reclamar que no se pierda este espacio.

Efectivamente los responsables administrativos no han llevado bien el tema del Canòdrom. Empezó sin mucha convicción como un intento por contentar al sector tras sus reivindicaciones por el affaire Santa Mònica (la necesidad de que fuese un centro de arte tras un concurso para su dirección). Y se han tirado un par de años mareando la perdiz y sobre todo a su director, Moritz Küng, escogido tras un concurso, con un proyecto que no ha podido definir ni defender. Entre tanto, mucho tiempo, energías y dinero perdidos.

Si hasta ahora el entramado de instituciones artísticas de la ciudad dependía de la administración, ahora parece que dependerá del Macba. Pero, una institución única no crea tejido, este se crea desde la diversidad. Fomentar y reflejar esa diversidad implica abrir el abanico de opciones, abrirse a distintos agentes, generar proyectos, visibilidad e intercambio con otros agentes en una discusión global.

Con todo el tiempo y dinero perdidos en el proceso el plan actual requiere optimizar las inversiones. La dependencia de todas las instituciones de una sola elimina la política de concursos, pero eso no debe implicar la renuncia también a su democratización y su diversidad. Por eso, aunque Ajuntament, Generalitat y Macba han hablado de biodiversidad (sic), ni en uno ni en otro sentido es buena señal la información más concreta de La Vanguardia a propósito de Fabra y Coats cuya programación “correrá a cargo de un «mesa curatorial» formada por representantes del Macba, la Virreina Centre de la Imatge y la Capella de la calle Hospital, y que programarán como mínimo tres exposiciones anuales”.