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Desde el 2019 Stefanie Hessler es la directora Kunsthall Trondheim en Noruega. Anteriormente fue cofundadora del espacio artístico Andquestionmark (con Carsten Höller) y fue comisaria de proyectos, por ejemplo, en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, TBA21 de Vienna, Flora de Bogotá y fue co-comisaria de 6to Athens Biennale y de Momentum 8 Biennial en Moss, Noruega.
Marti Manen: Has estado trabajando como comisaria freelance, conectada a la academia, con artistas y en el marco institucional. Cuéntame cómo es ser la directora de Kunsthall Trondheim: ¿qué te atrajo del marco institucional?
Stefanie Hessler: Mi decisión de dirigir una institución tuvo mucho que ver con lo político. En Europa del norte y en muchos otros lugares del mundo estamos experimentando un desmantelamiento muy extendido de organizaciones, ya sean relacionadas con el estado de bienestar o la financiación del arte público. Creo que hoy en día, una de las cosas más radicales que se pueden hacer es proteger las instituciones públicas, y a su vez percibirlas y sentirlas de manera diferente. Es decir, que las instituciones no deberían conservarse de la manera en que llevan funcionando desde hace mucho tiempo. Para mí, construir una institución significa redefinir la manera en que opera en el mundo, los aliados que forja, las oportunidades que crea, con quién trabaja, a quién apoya y a quién permite que la moldee. En especial en un lugar como Trondheim, que se encuentra en territorio lapón, debemos trabajar para descolonizar instituciones y estructuras subyacentes. El marco institucional que quiero ayudar a crear es uno que responda a la situación política en la que se encuentra. Quiero que la institución sea relevante a nivel local, que es la razón por la que fue tan importante para mí mudarme a Trondheim, pero también quiero que mire al exterior y se involucre en la red internacional y planetaria. Quiero tejer conexiones entre mi red internacional y el Kunsthall y dejar que estos contextos tan diferentes se afecten mutuamente. Y finalmente, quiero que la institución se centre en el arte y en apoyar a los artistas.
MM: Estoy totalmente de acuerdo contigo en la importancia de mantener las esferas públicas y redefinirlas a su vez de otra forma. En la Index Foundation trabajamos mucho con el concepto de la distribución intentando previsualizar otras maneras de producir y distribuir contenido y la idea de la red de la que hablas está relacionada con ello. Creo que debemos encontrar otras maneras y temporalidades, y probablemente es todavía más importante ahora, tras ver cómo un sistema socioeconómico que se presentaba como algo fuerte e intocable se desmantela en cuestión de un par de días al aparecer el virus.
SH: Empezamos esta conversación antes que la crisis del COVID-19 se desarrollara a un ritmo cada vez más rápido en Europa. Cuesta pensar y escribir nada ahora mismo sin darse cuenta del momento en que nos encontramos. La propagación tan rápida del virus pone de manifiesto un sentido de excepcionalidad occidental; aquí, los gobiernos podrían haber reaccionado mucho antes, siguiendo el ejemplo de Corea del Sur, aunque las intrusiones en la privacidad de las personas son muy problemáticas. Aunque los confinamientos parecen estar funcionando, la resurgencia reavivada de las fronteras nacionales es muy preocupante, y por supuesto los efectos se manifestarán de manera muy distinta aquí en Noruega que en lugares faltos de estructuras públicas. Espero sinceramente que podamos considerar esta crisis, en particular en el Norte global, como una posibilidad para replantearnos nuestro modus operandi.
Mencionas la distribución, ¡es un punto crucial! Cómo podemos hacer el arte aún más accesible, por ejemplo, usando la tecnología. Tengo curiosidad por saber más de cómo trabajáis con la distribución, subir contenido está bien, pero no necesariamente llegará a nuevas audiencias simplemente por estar en línea, y no necesariamente permitirá un diálogo que no sea ya canalizado por las propias instituciones. Espero que podamos ser cada vez más creativos y reconsiderar las esferas públicas, sociales y digitales.
Como comisarios, podemos hacer gran parte de nuestro trabajo en línea, ya que la conexión a Internet es estable. Yo tenía que viajar a Zúrich la semana pasada para una reunión de un jurado, pero se canceló y nos reunimos por videollamada. ¡Podríamos haber planeado una videoconferencia desde el principio, en vez de viajar para una reunión de tres horas! Dicho esto, sí que creo que reunirse en persona es importante, en algunas ocasiones.
Las cosas son distintas cuando estamos presentes físicamente, al completo, y el afecto es muy importante. Este será uno de nuestros retos ahora que convivimos con el virus.
(Stefanie Hessler. Fotografía: Brittany Nelson)
MM: Sí, tenemos que ser mucho más creativos. Encontrar maneras interesantes de distribuir contenido no puede tratarse únicamente de subir muchas cosas a Internet sin preocuparse de nada más. En esta nueva situación en la que nos encontramos parece crucial pensar en tipos de diálogos y temporalidades, y también en cómo invertir el tiempo y centrar nuestra atención en algunos asuntos. Probablemente se trata de contenido, de contacto, de formato y de continuidad. Para mí, dirigir Index significa ser capaz de trabajar con el programa, pero también con que la estructura defina nuevas maneras de trabajar. ¿Cuáles son tus planes con respecto a la estructura de la institución?
SH: Kunsthall Trondheim es una institución nueva. Abrió sus puertas en su emplazamiento actual en 2016 y yo me convertí en directora en 2019. Mi predecesora, Helena Holmberg, ya había asentado las bases de trabajo de manera excepcional. Mi responsabilidad es conducir al Kunsthall a su segunda fase, lo que significa consolidar su posición como institución pública en Trondheim, Noruega y en el plano internacional, garantizar su longevidad, pero también preguntar qué es lo que puede llegar a ser una institución de su tamaño y ubicación.
Una de las primeras cosas que decidí al llegar al Kunsthall fue eliminar la entrada que se cobraba anteriormente. En Noruega, si alguien está exento de pagar el IVA, debe cobrar entradas. He encontrado otras maneras de lidiar con esta particularidad, como la de rediseñar nuestra entrada para acoger ediciones de artistas y una librería ampliada, entre otras cosas. Es fundamental señalar que el Kunsthall está abierto para todos, la entrada gratis es importante, pero no es suficiente. Estoy trabajando para abrir el Kunsthall aún más e invitando a las personas y a los grupos que no han visitado las exhibiciones y que normalmente se excluyen del arte contemporáneo. Aún estamos en proceso de solicitar fondos para una iniciativa muy importante para mí: «Oi!» de Emma Wolukau-Wanamba, que empezó en la Bergen Assembly. Invité a Emma y sus colaboradoras, Hinda Farah y Sheila Kassim, para que desarrollaran una itineración a largo plazo de «Oi!» en Trondheim centrándose en personas racializadas, pero que también sea interseccional con el tema del clima, del género etc. Espero que el Kunsthall sea capaz de apoyar este programa y otros que creo que pueden ayudar a marcar la diferencia en la sociedad.
Otro punto clave son las nuevas comisiones. Quiero apoyar a que los artistas hagan obras que, de otro modo, no podrían hacer, y que usen el Kunsthall como una herramienta no sólo para mostrar arte sino también para producirlo. Para los artistas, el apoyo de instituciones y comisariado para crear nuevas obras puede ser un paso muy importante en práctica. Creo que el «peso institucional» puede usarse de maneras sorprendentes y quiero impulsar esto mucho más allá.
MM: Producción. Producir significa trabajar estrechamente con los artistas por un período de tiempo prolongado, significa estar abierto a opciones que no son necesariamente las planeadas o las que se podían esperar, y eso es algo que me gusta de estar abierto a la sorpresa. ¿Pero cómo se traduce esta manera de pensar a una estructura presupuestaria anual o a los sistemas de evaluación?
SH: Me gustaría que los sistemas de evaluación fueran más receptivos a factores que no pueden traducirse en números. Ese tipo de experiencia de un visitante es más importante que su mera presencia en el espacio. La sorpresa juega un papel muy importante aquí, y un sentimiento de sorpresa lo puede desencadenar una obra de arte que nos propone una nueva perspectiva que no se había considerado antes. Intento promover la participación profunda, lo digo así en referencia a la práctica de escucha profunda de Pauline Oliveros, algo que requiere profundidad, concienciación y capacidad de respuesta. Esto también se traduce a comisiones y a producción. ¿Cómo podemos crear un marco que permita la participación profunda con los artistas y sus obras, incluyendo la receptividad a ideas u ocurrencias que no se pueden prever ni planificar? ¡Creo que aquí es donde pueden pasar cosas interesantes de verdad! Para poder inscribir esta forma de ver el comisariado en las estructuras de financiación y los sistemas de evaluación, aunque parezca cada vez más difícil, necesita mucho trabajo de mediación. Para conseguir eso, es posible que debamos hacernos la pregunta fundamental de qué es lo que puede hacer el arte.
MM: Kunsthall Trondheim no es una institución muy grande. Hablemos de flexibilidad y de fragilidad.
SH: No creo que el hecho de que sea una institución a «pequeña escala» sea igual a flexibilidad o fragilidad. Una institución enorme puede ser muy frágil debido a su gran envergadura, puede ser difícil de manejar y de mantener. La flexibilidad es una de esos términos de moda en la cultura corporativa, y aunque creo que desde Kunsthall Trondheim podemos responder más rápido y de maneras poco usuales a algunas cuestiones, no me atrevería a enmarcar «flexibilidad» sólo como algo positivo. A veces es importante ser inflexible, posicionarse, ser intransigente.
Para mí, uno de los asuntos cruciales es crear longevidad sin engranar estructuras de maneras que puedan acabar perjudicando a la institución, a los artistas u otros colaboradores o a la audiencia. Supongo que se podría decir que el problema es hacer de la institución algo robusto y a la vez maleable.
MM: ¡Al 100%! Aquí hay algo interesante en términos de pensamiento institucional. Hablas de maneras de hacer, analizas el lenguaje de manera crítica y siento y comparto contigo ese deseo de hacer de lo institucional algo cercano para los artistas y los visitantes, robusto pero maleable desde muchos ángulos, algo con una posición de poder (al menos con agencia) pero que entienda que forma parte de un sistema ecológico con interdependencias.
SH: ¡Sí, un sistema ecológico! En alemán tenemos la palabra «Umwelt» que el biólogo Jakob von Uexküll usaba a principios del siglo veinte para describir el mundo que rodeaba a un organismo. En los años 60, la teórica Lynn Margulis expandió esta concepción y dijo que Umwelt no sólo es algo fijado y en el exterior, sino que es algo flexible y parte del organismo. No podemos separarlos, ya que, sin su Umwelt, un organismo no existiría. Margulis fue quien encontró evidencia microbiana para el concepto de simbiogénesis. Es decir, que las instituciones no existen sin aquellos individuos de su interior ni tampoco sin aquellos de su exterior, de hecho, estas divisiones tampoco son válidas, en un sistema biológico compuesto de muchos seres vivos, nos afectamos y nos formamos entre nosotros.
(Imagen destacada: Kunsthall Trondheim. Fotografía: Laimonas Puisys. Cortesía: Coast Contemporary).
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