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Para, escucha, descansa…
Cuerpo dijo piedra, surge a partir de la exploración sobre la relación entre el cuerpo y el sonido, enfocándose en las ideas de fragilidad y fatiga. Más allá de una pieza de música experimental, esta composición actúa como un ensayo sonoro que examina el agotamiento físico y emocional, cuestionando las estructuras de poder y la presión constante por rendir en un mundo cada vez más acelerado.
Hace un año, inicié un proceso de trabajo corporal en Alas, espacio de movimiento y danza bajo la dirección de Andrés Waskman. En este entorno, donde el cuerpo se convierte en el centro de la exploración creativa, comencé a notar con mayor claridad cómo el cansancio y las tensiones acumuladas en mi cuerpo se manifestaban como dolor. Lo que antes era un malestar difuso y que iba ignorado, se volvió cada vez más evidente al escuchar más atentamente mi cuerpo.
Esta fatiga acumulada, era sí o sí, el reflejo de un ritmo de trabajo incesante y una presión constante por cumplir con las demandas de productividad impuestas y autoimpuestas. Esta necesidad de estar siempre en movimiento y hacer más y más sin detenerse estaba provocando una tensión constante que, al confrontarla me mostró lo agotada que estoy, tanto física como emocionalmente. ¿Cómo es posible que lleguemos a aceptar el cansancio y el malestar como si fueran parte de nuestra rutina diaria?
Al observar mi cuerpo, podría haber optado por especializarme en prácticas como pilates, meditación, o algún retiro slow life, los clásicos remedios para la sobrecarga. Sin embargo, el desgaste físico y mental me llevó a un enfoque menos convencional: examinar cómo el cuerpo y el sonido se afectan mutuamente. En este proyecto, el cansancio se convierte en una herramienta principal para descubrir cómo un cuerpo agotado produce nuevas sonoridades y cómo éstas moldean la percepción del sonido
¿Cuáles son las características sonoras de un cuerpo? ¿Qué sonidos emite? ¿Qué sonoridades habitan en él? ¿Cómo se manifiestan sonoramente la fatiga y la tensión? ¿Qué sonidos relajan o tensan al cuerpo?
De estas preguntas nació la acción/performance sonora que presenté como muestra final del trabajo realizado con Waskman y que ahora publico como pieza.
Utilizando micrófonos de contacto adheridos a mis extremidades, exploré los movimientos y la representación de un cuerpo vestido con accesorios ortopédicos, arrastrándose extenuado por el espacio. Esta configuración propició un diálogo profundo entre lo físico y lo sonoro, generando una serie de sonidos a tiempo real a partir de cada movimiento y vibración. Los sonidos generados por los movimientos y tensiones del cuerpo se mezclaban con melodías y ritmos suaves, creando un ambiente que invitaba a la calma y la relajación.
Así, la pieza convierte el cuerpo en un instrumento sonoro, no sólo como un medio de expresión, sino como una fuente directa de sonido. Los ruidos y resonancias emiten la fragilidad del cuerpo, reflejando la presión constante de la productividad y ritmos incesantes, que recuerda la importancia de detenerse, de dejar de hacer. Esta pieza es, en el fondo, una invitación a parar, escuchar nuestro cuerpo, y darle valor al silencio y la calma como formas de cuidarnos en medio del caos diario.
El interés por el estado de los cuerpos no es nuevo en mi trabajo. Anteriormente, he explorado temas relacionados con el desgaste físico y la búsqueda de ritmos alternativos a la lógica productiva, abordando cuestiones como el insomnio, la pereza y la distracción, enfocándome ahora en el cansancio y el agotamiento de los cuerpos.
Este enfoque se alinea con diversas críticas sociales y culturales contemporáneas; varias lecturas me han acompañado en este viaje para comprender cómo el cansancio y los ritmos no productivos impactan la experiencia del cuerpo. Entre ellas se encuentran 24/7 de Jonathan Crary, Metafísica de la pereza Juan Evaristo Valls Boix, A favor de la distracción Marina van Zuylen o La sociedad del cansancio de Byung-Chul Han. Adicionalmente, el libro Filosofía de la música experimental que, aunque no aborda directamente el tema del cansancio, explora el glitch como error y fallo, un concepto que he vinculado con el fallo del cuerpo y que he querido representar en esta pieza musical.
Otros referentes en el ámbito artístico han sido la exposición «Indisposición general. Ensayo sobre la fatiga» (2015), comisariada por Martí Peran, y que aborda la cuestión no sólo como un estado físico y mental, sino sobre todo como una forma de resistencia frente a las demandas actuales. Entre las piezas destacadas de la exposición, la obra de Eduardo Fukusima, ¿Cómo superar el gran cansancio?, me fascinó particularmente. En ella, el gesto y el movimiento incesante conducen al agotamiento, generando aún más movimiento y explorando la resistencia del propio cuerpo.
Este concepto me hizo recordar Fase: Four Movements to the Music of Steve Reich (1982) de Anne Teresa De Keersmaeker, donde la repetición y el esfuerzo físico toman el protagonismo, y el cansancio se transforma en una herramienta para intensificar la expresión del movimiento. Al investigar obras que utilizan la amplificación del sonido corporal, descubrí varios artistas relevantes que ya conocía, pero de los cuales ignoraba que habían creado piezas similares. Es el caso de «Music for Solo Performer» (1965) de Alvin Lucier, una obra en la que el cuerpo se utiliza como fuente de sonido, amplificando pulsos y vibraciones internas para explorar la interacción entre el cuerpo y la tecnología. Otro referente importante es «Drum Dance» de Laurie Anderson, quien transforma los movimientos y gestos corporales en sonidos midi, generando una composición dinámica.
Así, Cuerpo dijo piedra se sitúa en diálogo con las lecturas y obras referenciadas, abriendo un espacio para redefinir la relación entre el cuerpo y el sonido y en cierta manera intenta convertirse en un acto de resistencia y reflexión que no solo revela la fragilidad y el agotamiento físico, sino que también subraya la importancia de detenerse y escuchar el cuerpo, el sonido y el cuidado.
Cuerpo dijo piedra, Lauradedíaz
[Imagen destacada: Cuerpo dijo piedra, Dani Cantó, 2024]
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)