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En una foto de The Who, con cara de adolescentes, Pete Townshend posa con una camisa color safari con lejanas referencias militares (las solapas en los hombros y el color) llena de logos y medallas. En otra fotografía, un poco posterior, aunque en blanco y negro, Keith Moon, batería de The Who, posa entre motos Lambretta con un jersey de cuello de cisne en el que aparecen escritas las letras POW. POW son las siglas para designar e identificar a prisioneros de guerra. La estrategia de The Who era primigenia respecto a las estrategias que años más tarde llevaron a cabo los primeros punks de Londres en la mezcla de logos, medallas o siglas que irían desde la A encerrada en un círculo del anarquismo hasta la esvástica. El objetivo, entonces, era desarticular todos los signos, sacarlos de contexto. Una estrategia muy Detournement situacionista y muy Dada.
Todos ellos son referencias (explícitas en el caso de las fotografías de The Who) de una pequeña pieza de Dani Montlleó que viene muy al caso para pensar sobre cuestiones relativas a la identidad: «La Camisa de Townshend» (está claro ahora lo de la fotografía). La pieza de Dani Montlleó es un pequeño muñequito de quince centímetros de altura que ha producido para Arts Coming. Además de no tener cabeza (lo que lo convierte en una especie de prototipo o uniforme) destaca que, en el equivalente del torso, la espalda y los brazos, está repleto de logos y siglas. Está hiper-etiquetado. Con una peculiaridad, la mayoría de las etiquetas han servido a distintos regímenes para designar a diferentes tipos de personas excluidas, recluidas, marcadas y apartadas socialmente: mujer judía corruptora de la raza, gitano delincuente, polaco políticamente peligroso y reincidente, judío homosexual, español republicano y hasta más de una quincena de logos.
«La camisa de Townshend» es la de «el super-discriminado», aquel que contiene todas las identidades repudiadas, las identidades fabricadas por Lo Mismo y relegadas a los márgenes. La identidad esa cosa que diferencia claramente entre lo mismo y lo otro. Y la otredad, lo que queda al margen, lo que no quiere ser representado pero se representa y se margina.
La pieza de Dani Montlleó es un alegato a la diferencia, cuya vigencia en estos tiempos en los que nuevas formas empujan hacia la uniformidad es inquietante.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)