desobedecer lo posible

Tratamos de existir en tiempos en los cuales la posibilidad de futuros alternativos ha sido prácticamente erradicada. Aquí, hoy, en estos días que se acercan de forma aparentemente inevitable al recuerdo de la destrucción, es que anhelamos y ensayamos nuevas formas de encontrarnos buscando espacios para el entusiasmo individual y colectivo.

Precisamos con urgencia configuraciones comunes de entusiasmo político, social y cultural. Sentimos la necesidad de hacer emerger nuevas formas de comunidad, de coexistencia, y de articulación que superen las viejas estructuras que ya no soportan las vidas.

En un mundo que exige rendir cuentas incluso de la pausa, de la ternura, o del descanso, nos preguntamos:

¿Qué significa hoy sostener la alegría sin que sea coartada para la indiferencia?
¿Qué sucede si en el actual clima político apostamos por la esperanza?
¿Y si insistimos en los afectos y en el derecho a imaginar sin la culpa de lo imposible?

En Mal de época, la filósofa y poeta panameña Victoria Alegría explora cómo la libertad ha sido absorbida por la lógica del mercado, reduciéndose a la elección de marcas, la creación de contenido o el mito de «vivir de lo que amas». En su texto argumenta cómo la desobediencia podría ser el primer gesto verdadero de libertad, y se pregunta por la forma de recuperar el tiempo, el aburrimiento y el silencio, o qué sucede cuando dejamos de producir y empezamos a plantearnos preguntas más complejas.

¿Por qué no lanzamos todas las preguntas complicadas e incómodas, nos miramos a la cara y practicamos el diálogo y la escucha como nuestro único y último recurso?

En 🌀 Una conversación con Valentina Desideri sobre el presente utópico, dialogamos sobre cómo las prácticas artísticas podrían resistir la gramática dominante del tiempo lineal, el control y la inevitabilidad. Apostamos por una utopía como práctica que sucede en el presente, y por la magia, la intuición y la generosidad como herramientas para pasar de la autoayuda a la ética colectiva, del control a la resonancia, de la creación individual a la imaginación colectiva.

¿Cómo desmantelamos el mito del ego para apostar por una premisa más abundante y desprendida?

En Cambio y fuera: dembow, desobediencia y tecnologías afrodescendientes del futuro, el curador dominicano Luis Graham Castillo argumenta que el dembow es más que música: un método de micropolítica, un archivo vibratorio de supervivencia e invención. Desde altavoces rotos y colmados en las esquinas, el dembow evoca sistemas de conocimiento del Caribe Negro arraigados en la alegría, el trance, el ruido, la contradicción y la comunidad. El dembow no pide ser comprendido, exige ser bailado.

¿Y si el futuro no necesita traducción, solo ritmo?

Por su parte, la poeta guatemalteca Maya K’iche’ Kaqchikel Rosa Chávez nos habla desde una nosotridad, no para universalizar la experiencia, pero si para recuperar el sentido de coexistencia. En tiempos urgentes, ritmos pausados, experimentos para ritualizar la esperanza apuesta por las pausas sagradas como actos de resistencia colectiva para conmovernos y encontrar la imaginación y la persistencia que nos dan los cuerpos de agua para la construcción de presentes y futuros libres. Ritmos pausados como experimentos para ritualizar la esperanza.

¿Cómo respondemos ante las presencias que no son materiales ni humanas?

Esta serie de textos es una exploración y una invitación para considerar otras formas de hacer, sentir y ser. Conecta diversas narrativas: historias contra la inercia, contra el agotamiento, contra la seductora mentira de que no hay alternativa. Sin pretender respuestas definitivas, insisten en las preguntas, en los contornos de lo que aún no tiene forma. Nos invitan a sumergirnos en el orgullo de lo inalcanzable. Y evoca posibles tecnologías de la esperanza, no como escapes, sino como estrategias para habitar el presente con mayor plenitud y lucidez, para percibir y cultivar posibilidades latentes en el ahora.

Esta es la alquimia colectiva: aprovechar la fuerza del sentimiento compartido, fomentar nuevas ecologías de pensamiento y utilizar lenguajes y metodologías que rompen el ciclo de la repetición, todo ello impulsado por la obstinación a la resignación y desobedecer lo posible traspasando sus límites.

(Imagen de portada: S/T de Libertad Rojo)