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De la cuarta planta del edificio Sabatini a la Sala de Protocolo, y de aquí a las entreplantas del edificio Nouvel. Antoni Muntadas propone una deriva, un perderse en el Reina Sofia, donde expone una serie de proyectos repartidos por todo el museo y que, además de resumir su trayectoria, invitan a la reflexión y al análisis del momento actual que atraviesan las instituciones artísticas.
Un dispositivo, tal y como lo entendía Deleuze, es un intersticio, una fisura, un punto de fuga que permite la emergencia de lo nuevo. Desde esta premisa hay que acercarse a la obra de Antoni Muntadas, pues sus proyectos son siempre dispositivos críticos desde los que escenifica las diferentes formas de control. Comisariada por Daina Augaitis, la exposición, Entre/Between, ha sido planteada en nueve bloques temáticos o conjuntos conceptuales que reflejan en gran medida las preocupaciones y temas tratados hasta ahora por el artista: lo público y lo privado, el emisor y el receptor, el espectador y el espectáculo, los mass media, la tecnología y el poder; en definitiva, sobre gran parte de la idiosincrasia de la sociedad de la información y el conocimiento, y sus correspondientes biopolíticas del poder. Difícil lo hubiera tenido la comisaria de haberlo hecho cronológicamente, pues el trabajo de Muntadas más que piezas concretas son proyectos de investigación que se alargan en el tiempo. Situado en los instersticios, en los “entre”, más que un creador de imágenes, la labor de Muntadas ha consistido en investigar como el poder desde cualquier ámbito configura las imágenes.
“Atención, la percepción requiere participación” es seguramente una de las más conocidas sentencias de Antoni Muntadas, y que ha introducido en muchos de sus proyectos e intervenciones. Pero más que una sentencia o proyecto concreto significa para Muntadas una forma de entender el arte, – colaborativo y participativo-, y que está latente en toda la muestra que ahora el Museo Reina Sofía le dedica al artista: desde las postales que realizó en 1975, donde dejaba espacios vacíos para que fueran reenviadas, hasta el archivo creado en Internet, The File Room, que posibilita que cualquiera que se dedique al ámbito de la creación pueda denunciar una censura. Citando a Jacques Ranciére, la intención de Muntadas sería “reconstituir la red de presupuestos que sitúan la cuestión del espectador en el centro del debate sobre las relaciones entre arte y política.” Uno de los mayores logros de Muntadas, es pues, haber puesto al espectador en el centro del debate entre arte y política, dando a éste un papel activo, ya que es éste quien debe interpretar y traducir según los códigos de los que disponga las obras expuestas. De ahí la importancia de la educación para que un museo sea transmisor de conocimientos, y no sólo un lugar donde consumir imágenes.
Además de los proyectos situados en la cuarta planta del edificio Sabatini, todos ellos muy conocidos, como On Translation, Exposición-Exhibition, The Board Room, o El aplauso, Muntadas crea Situación 2011, una producción específica para el MNCARS, y que supone la continuación de la que realizó en el mismo museo en el año 1988 para la exposición Híbridos. Si en aquel momento Muntadas reflexionaba sobre la transformación de un centro hospitalario en centro de arte, y la influencia de las decisiones políticas, sociales y culturales que tuvieron lugar, ahora en el año 2011 propone un análisis sobre la situación actual de las instituciones artísticas.
Para ello, Muntadas cede la palabra a algunos de los responsables e implicados en la ampliación y gestión del museo, como Manuel Borja-Villel, José Guirao, o el arquitecto Jean Nouvel. Interesante reflexión de Manuel Borja-Villel en la que plantea el museo no tanto como un edificio, sino como una ciudad, lo que resulta significativo teniendo en cuenta la ubicación de las proyecciones: en las entreplantas del Edificio Nouvel, espacio de tránsito, sin conexión directa con el antiguo edificio, y desde donde se puede contemplar el exterior, la calle. Es decir, un espacio en el que quizá es posible el diálogo. En los últimos veinte años, España ha generado una importante estructura de museos y centros de arte, y la exigencia ahora es que este gasto tenga repercusión en la calle, en la ciudad, en los ciudadanos. Sin que ello devenga en que las ciudades se conviertan en museos ni las manifestaciones o movimientos de los ciudadanos en exposiciones ni obras de arte.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)