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Por enésima vez, escucho en la radio una tesis más que respaldada en el País Vasco. El buen vasco habla euskara, consume cultura vasca (en euskara), y con ese hacer, recupera espacios para una lengua minorizada. Bien. Pero además, el buen vasco, el partidario de la normalización, es ecologista y sobre todo feminista. Al fin y al cabo, estamos hablando de situaciones de minorización, de luchas de quienes quieren levantar cabeza, y esas luchas, en el País Vasco, no se pueden disociar.
Dándole aún vueltas a la idea, en un click de ratón, me doy de bruces con Oteiza. Con el gran falo de Jorge Oteiza. Y tanta coherencia se resquebraja. De golpe.
Una caricatura del propio artista con cuernos de diablo y un desproporcionado miembro erecto, un falo que a modo de ariete pretende derribar la puerta de un castillo, un pene-peón de ajedrez. Pero también una mujer con las piernas abiertas: «La gran puta vasca». Son algunos de los 50 dibujos que configuran «Oteiza íntimo y secreto«, la exposición que oportunamente—este año se cumplen diez de la muerte del gran artista vasco— se acaba de inaugurar en el IVAM, Instituto Valenciano de Arte Moderno.
Diez años muerto, cincuenta años desde que publicara «Quousque tandem…! Ensayo de interpretación estética del alma vasca», y sigue suscitando polémica. Y es que antes incluso de que los dibujos estuviesen colgados, se puso en duda la autoría de los mismos, así como el procedimiento llevado a cabo para organizar la muestra. Se ha hablado incluso de estrategias comerciales para elevar el precio de los oteizas. La exposición ha sido comisariada por Francisco Calvo Serraller, ex director del Prado, presidente del patronato de la Fundación Oteiza (también miembro del consejo del IVAM), pero sin el respaldo del Museo Oteiza, principal centro de investigación de la figura y la obra del escultor. Así lo explica el periodista Iñigo Astiz en un artículo recientemente publicado en el diario «Berria». Además, la heredera del artista, Pilar Oteiza, tacha la muestra de «ultrajante», y ha asegurado a dicho periódico que ésta viola el derecho al honor de Oteiza. Según ella, los dibujos no son obra terminada, sino parte del proceso de creación.
A pesar de todo, se ha vendido como obra inédita, la más escandalosa. Fundamentalmente los dibujos que conforman el primero de los cuatro grupos en los que se divide la exposición, el del los órganos sexuales magnificados y el enfado político: además de los ya mencionados, Jorge Oteiza eyaculando sobre la bandera española, o enculando a Franco, un glande enorme partiendo en dos un cartel en el que se lee ETA. Se trata de «el Oteiza más provocador».
Pero lo escandaloso no son los dibujos. Lo escandaloso es que se considere que muestran al Oteiza más provocador. El más perturbador, el incómodo. Esa es una afirmación cuanto menos mojigata. La expuesta en el IVAM, sea cual fuere su autoría y su intención, es obra del gran macho, el falócrata. A veces resulta fácil tumbar grandes eslóganes. Tanto como quebrar coherentes teorías identitarias.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)