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Tanto tiempo dando vueltas a la figura y creación comercial de Damien Hirst y parece que en la península otro elemento de un calibre superior sigue siendo un intocable.
La creación de Dalí como personaje público (su definición externa por excelencia está en su paso por los Estados Unidos), su vinculación con lo económico y lo mediático, el uso de unos referentes intelectuales que le autovinculan a la historia del arte y no al entonces presente del arte… Sirva como ejemplo el enorme interés de Warhol para conocer de primera mano todo lo que sonara a Dalí. Montes-Baquer, realizador una película con Dalí, cuenta cómo Warhol le contactó en New York para encontrarse con él simplemente por el motivo de que se enteró de que estaba trabajando con Dalí.
El mercado Daliniano sigue dando mucho más rédito que el que pueda producir Hirst (ya se encargó la «factoría» alrededor de Dalí de que existiera el suficiente material), el control férreo sobre su obra parece no tener límites, la dificultad de trabajar con lo que huela a Dalí y el trato con la política que Dalí sostuvo aleja a casi todo el mundo hispánico de la posibilidad de repensar una figura que olvidamos entre la tríada Warhol-Koons-Hirst.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)