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La exposición «Iluminaciones. Cataluña visionaria» comisariada por Pilar Parcerisas en el CCCB pretende realizar un repaso por el universo creativo catalán. Pero a duras penas sobrepasa el panfleto o, peor, se libra del estado turístico que embriaga a toda Cataluña.
El CCCB alberga hasta el próximo 17 de mayo esta exposición que pretende ser “un itinerario por el pensamiento y la creación en Cataluña desde la época de Ramon Llull hasta nuestros días con la presencia mayoritaria de artistas y creadores visionarios.” Una excelente muestra de espléndidas piezas dignas del catálogo de la subasta de la colección de la masía palacio de Versace en Sotheby`s, de un número inaugural -aquí doy una idea; tomen nota- de una futura edición de una nueva revista -Elle Arte-, de un paquete turístico para turistas apresurados con ínfulas artísticas o como idea para una boutique de ‘haute art’ en un museo para coleccionistas millonarios sin conservador de cabecera.
Desgraciadamente, Il·luminacions no es nada de lo anterior, sino un proyecto de curaduría museístico que parece desarrollado por José Luis Moreno bajo el pseudónimo de Pilar Parcerisas.
Una especie de gala plástica ‘Catalunya, qué hermosa eres’ (Catalunya, how georgeous you are) donde Ponç sustituye a Andoni Ferreño, Tapiés a Juncal Rivero y Terenci Moix queda a cargo del número cómico a costa de los inventos del profesor Franz de Copenhague.
Un batiburrillo donde hay algo peor que la falta de contexto, y eso es la falta de texto. La carencia de una propuesta seria -o al menos, la incapacidad para transmitirla en el montaje- y la terrible sensación de que nuestros peores temores se han cumplido. Que, tal y como aseguró hace algunos años Beatriz de Moura con excelente criterio, “Barcelona no es cosmopolita, es turística”, y que esa fiebre por el turismo ha llegado hasta el espíritu de los museos donde, como en el caso de esta exposición, se antepone lo anecdótico, lo superficial y lo inmediato, a cualquier propuesta rigurosa. Donde dejamos de ser espectadores o visitantes para convertirnos en el ojo que mira a través del visor de la cámara de vídeo y en el dedo que presiona el botón rojo. Porque eso es esta exposición: un vídeo doméstico grabado durante unas vacaciones en un parque temático de creación catalana. Una preciosidad.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)