Ir a Finlandia para aprender qué es un festival

A finales de Agosto tuvo lugar la segunda edición del festival Norpas en Taalintehdas-Dalsbruk, una isla al Oeste de Finlandia. Norpas reúne durante cuatro días a músicos, artistas, performers y compañías de danza para crear un ambiente de cultura realmente participativo. Lo de participativo se notaba desde el primer momento: en todos los eventos y conciertos el público iba de los 2 años hasta los 70. Es decir, lo que ahí sucedía no era autoconsumo de un sector cultural o generacional. El Norpas era para todas y todos, sin distinción.

También en el programa se cuidaban de la misma forma a los conciertos de músicos reconocidos y a las exposiciones fotográficas, charlas, pelis o las coreografías hechas por las adolescentes del vecindario. Todo sumaba y contaba por igual. La clave para generar un ambiente así se basaba en la participación y la complicidad. Elegir un pueblo o emplazamiento que no sea uno de los centros recurrentes para eventos culturales (huir de las capitales) ayuda bastante. Aunque sólo sea por lo de ver un poco de naturaleza, alejarse de los epicentros donde siempre pasa todo y convivir sin prisas: el paisaje de árboles y lagos ponía los escenarios y ambiente, los artistas daban sentido al momento.

Muchos de los músicos eran locales y bien conocidos por allá: Kimmo Pohjonen, Yrjänä Sauros, Theo Majamäki, Nieminen & Litmanen, Mopo, Pentti Hildén & Janne Lehtinen… Aunque también los había de otras partes de Europa y del mundo: Paolo Angeli, Fofo y Ramón, Andrew Ashimba… A menudo, todos se iban mezclando entre ellos, tocando unos con otros, entre conciertos, descansos y comidas. Creative commons, compartir peer to peer, cuerpo a cuerpo, el conocimiento, el lenguaje universal y de código abierto de la música, entender la cultura en sus diversas manifestaciones.

El presupuesto era modesto, las ayudas vienen de distintas entidades, un poquito de cada una, siendo también el entusiasmo una parte importante del capital. Si por aquí hablamos de hacer las cosas uno mismo (D.I.Y) en el Norpas se hacía a la manera D.I.A.T (do it all together) hagámoslo juntos. Lo que llaman cultura de base y participativa.

Un dato curioso del Norpas es que se inspira en otras ediciones que se hicieron por aquí. Por ejemplo, el Surpas que se hacía en Portbou, el pueblo fronterizo que vio morir a Walter Benjamin. Tanto en el Surpas como en el Norpas la mezcla finesa-mediterránea está presente, tanto la organización como los artistas invitados y la fórmula para acercar la cultura al pueblo han sido las mismas. Pactar los espacios, respetar el paisaje, contar con complicidades y momentos de autonomía, ruptura con la repetición cotidiana de las grandes urbes. El Surpas, por cierto, desapareció por ser una de esas muchas entidades que se engancharon los dedos con las ayudas del CONCA (esas hojas Excel que determinan quién recibe subvenciones o no, quién cumple con las expectativas de lucro económico o no).

Y otro dato, solo para epatar y darle la vuelta a todo el tema, ya que en el fondo estamos hablando de cultura, participación y motores para la sociedad. El sistema educativo finlandés (eso que nos deja a todos con la boca abierta) tiene algunas relaciones de base con la Escuela Moderna de Ferrer i Guàrdia: links entre Finlandia y Catalunya; modelos educativos y momentos de la historia que se olvidan. No estaría mal pensar qué formas de cultura queremos, cuáles reciben apoyo, perduran y cuáles olvidamos, a pesar del empeño en desempolvar la memoria histórica y generar identidades a partir del país; si festivales de música como el Primavera Sound o el Sónar nos satisfacen y si son los únicos viables-rentables; si preferimos competir por quién lleva las zapatillas más molonas o participar y compartir el proceso de la creación cultural.

Finlandia está más cerca de lo que parece.