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En esta edición de A*DESK nos preguntamos: ¿qué sucede con las políticas culturales en momentos de cambio político global?
Vivimos tiempos marcados por el ascenso de partidos de derecha y conservadores, mientras que algunas izquierdas se aferran al poder incluso desbordando los límites constitucionales. En muchos países, los ciudadanos perciben que los parlamentos no resuelven problemas esenciales: el aumento del costo de vida, el deterioro de la infraestructura pública, la migración, el declive de la industria local y la creciente presión tributaria para sostener los servicios sociales.
En este contexto, un sector de la población ha encontrado en las fórmulas populistas un eco a su frustración. Al mismo tiempo, la crisis climática acecha, y los años de seguridad y crecimiento económico que caracterizaron el periodo posterior a la Guerra Fría han llegado a un final distinto al que Fukuyama imaginó.
El número de conflictos globales se ha incrementado. La globalización, con todos sus defectos, ha dado paso a “esferas de influencia regional”: estrategias locales para que los países sean menos vulnerables a interrupciones en la cadena de suministro. Junto a esto, resurge el discurso de la autarquía energética y se actualiza la retórica militarista, destinando parte del presupuesto nacional a la industria armamentista. El ciudadano desesperado se convierte, así, en el soldado del futuro: carne de cañón para drones y sistemas de inteligencia artificial cada vez más letales.
Después de la posguerra, el artista y el productor cultural tendieron a actuar en favor de sociedades plurales y socialmente equitativas. A diferencia del fervor armamentista de los artistas europeos durante la Primera Guerra Mundial, el pacifismo caracterizó la producción cultural contemporánea. Durante décadas, se mantuvo una armonía entre las políticas culturales y los objetivos de los creadores, en un marco donde los estados democráticos sostenían programas artísticos que fortalecían la democracia.
Sin embargo, esa relación se ha transformado. Hoy, los recortes presupuestales para la cultura son la primera señal de un cambio global más profundo: las bases para el desarrollo de una cultura política sólida se han debilitado. Frente a esta nueva realidad, surge la pregunta: ¿cómo actuar cuando la relación entre cultura y Estado ya no garantiza un soporte efectivo?
El texto de Ximena explora estas transformaciones en el contexto de Ciudad de México. Con agudeza y humor, describe las paradojas cotidianas: habitantes atrapados en procesos de gentrificación provocados por nómadas digitales —en su mayoría estadounidenses— mientras el gobierno declara a México un país “enemigo”.
Ximena describe las respuestas artísticas mexicanas empotradas en las políticas estatales actuales. Monumentalismo que se transforma en una parodia cuya trama es oscura. Un retorno al mexicanismo gracias a las impresoras 3d. Curiosamente, días después de enviar su texto a la editorial, protestas anti-gentrificación estallaron frente al MUAC, y parte de los manifestantes vandalizó el edificio, casi como un acto oracular que anticipaba la reflexión de su texto.
Giuseppe Ramírez ha observado, durante muchos años, el desarrollo y la aplicación de las políticas culturales en Colombia. Debido a los escasos recursos que son destinados para la cultura, pocos la consideran un objeto de estudio mayoritario. Las observaciones de Giuseppe ofrecen una valiosa fuente para entender la política cultural nacional: su texto establece las bases para desarrollar un nuevo paradigma que va más allá del softpower de la guerra fría, y de la relación “estado – cultura”, invitando al lector a imaginar una política cultural cuyo fin es la producción del sentido.
Un elemento importante para entender el emplazamiento de políticas culturales es el rol que juegan los artistas. Hernán Borisonik analiza críticamente los actuales procesos de subjetivación que se agencian en el sistema del arte. Hernán identifica muchos topoi claves en este proceso. En particular, al señalar que ha ocurrido un desplazamiento del artista “activista” hacia el o la artista creador-a/gestor-a/diseñador-a de identidades, podemos relacionar lo que este desplazamiento implica para las culturas políticas actuales en sus tendencias de operar en las zonas de un capitalismo afectivo.
Por mi parte, quería redondear esta discusión con un cuarto texto, que describe la disolución de la relación entre estado y cultura a través de una revisión histórica de los objetivos de las políticas culturales. Sin embargo, aquejo que este se mueve en lo que Giuseppe llamaría “presuntivo”. Pero más allá de lo erróneo de las afirmaciones que se puedan hacer de eventos históricos; mi texto busca reconocer que la situación actual de las políticas culturales está más allá de las posiciones de la izquierda y derecha frente al rol de la cultura. Es la ausencia de un conocimiento y una discusión sobre las nuevas corrientes políticas e indagar por rol de la ideología en tiempos de Silicon Valley dentro del sistema del arte, lo que dificulta establecer el campo de posibilidades en las modificaciones de la relación estado – cultura.
[Imagen destacada: Sesión del Parlamento alemán (Bundestag) el 11 de septiembre de 2024 acerca del presupuesto federal para cultura en 2025, en la que el hemiciclo aparece casi vacío. En el estrado, la exministra de Cultura y Medios de Comunicación (Claudia Roth) del partido Los Verdes. Captura de pantalla de https://www.youtube.com/watch?
Jorge Sanguino, nacido en Cali, Colombia, es curador y galerista radicado en Düsseldorf, Alemania. Es licenciado en Filosofía por la Universidad Javeriana de Bogotá y tiene una maestría en Historia del Arte y la Imagen por la Universidad Humboldt de Berlín, especializándose en fotografía y arte latinoamericano contemporáneo. Actualmente cursa su doctorado en la Universidad de Colonia y su investigación se centra en el arte mexicano de la década de 1990. También forma parte del consejo de Zadik, donde apoya la investigación del mercado del arte alemán e internacional. Actualmente asesora a la profesora Buchholz (Universidad Northwestern) en su investigación sobre el mercado del arte mexicano. En 2016, Sanguino cofundó wildpalms con Alexandra Meffert. Sanguino colabora regularmente con Esfera Pública y Artishock. (Foto: Zadi)
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)