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La destrucción dejada a medias

Magazine

02 febrero 2013
Parker

La destrucción dejada a medias

En la exposición de Cornelia Parker en la Galería Carles Taché se encuentran una variedad de obras de la artista que escapan las instalaciones de materiales suspendidos a través de la cual se la reconoce habitualmente. De todos modos, la obra «Endless Column IV», formada por un conjunto de objetos de plata que han sido prensados hasta que se han convertido casi en piezas bidimensionales y que la artista coloca suspendidas del techo a una altura de unos pocos centímetros del suelo, es la única obra que pertenece a esta forma de expresarse tan característica de Parker y que, intencionadamente o no, actúa como la protagonista de la muestra. Lo interesante de estas instalaciones es cómo de paradójico resulta pensarlas, y es que el proceso que se lleva a cabo para su producción es muy poco común: objetos plateados y brillantes se dañan, se convierten casi en desechos, para llevarlos luego al espacio expositivo.

De acuerdo, que los desechos hace tiempo que no son un sujeto extraño en salas y galerías de arte -pienso en Lara Favaretto a la reciente D13- pero el método de Parker es diferente, porque ella coge objetos en buen estado, los maltrata y los cuelga frágil y delicadamente, componiendo así una instalación completamente preciosista. La paradoja se encuentra también en esta dualidad del objeto dañado y tan cuidadosamente expuesto, pero también en la dualidad que se encuentra en el objeto en sí mismo y su sombra reflejada en el suelo, que contradictoriamente sugiere la tridimensionalidad pasada del objeto original.

También hablamos de dualidad y paradoja al referirnos a los materiales utilizados para elaborar las piezas de las series «Poison and Antidote Drawing» y «Red Hot Poker Drawing». La primera, y como el título indica, son dibujos realizados con veneno y su antídoto; concretamente es veneno de serpiente cascabel mezclado con tinta negra y el antídoto para este veneno mezclado con tinta blanca. Los dibujos son totalmente simétricos y es que por la sutil marca en el medio del papel se intuye que para realizarlos Parker manchaba primero una mitad del soporte y seguidamente lo doblaba para que la tinta se marcara también en la otra mitad del papel. Las imágenes resultantes de este proceso recuerdan a retratos post-mortem de animales, de modo que al verlos colocados todos uno al lado del otro parece que nos encontramos ante un cadavérico bestiario ilustrado. Esta idea de la muerte viene implícita en la decisión de los materiales, y es que la suma de la tinta negra más el veneno de serpiente cascabel sólo da como resultado esto: peligro y muerte. Por más que la tinta blanca se haya aplicado encima, junto con el antídoto, el líquido blanco no consigue tapar el rastro del negro.

En cuanto a «Red Hot Poker Drawing», los materiales utilizados son el papel y el fuego. Como ocurre en la serie mencionada anteriormente, un material teóricamente acaba con el otro, y al igual que en «Endless Column IV» el objeto principal es maltratado. En las piezas que conforman esta serie, el papel también ha sido doblado, y usando un hierro candente, se han quemado los bordes del papel doblado. Así, al desplegarlo, se han descubierto un conjunto de agujeros y marcas, heridas del proceso que la artista ha seguido.

Parece ser que la “destrucción dejada a medias” es un estado en el que queda el trabajo de Parker, como si el proceso de transformación y metamorfosis al que somete todo tipo de materiales y objetos no hubiera de llegar a ningún final. Quizás es por eso que los resultados son muy limpios y delicados pero denotan igualmente la pista de un sentimiento perverso, que prudentemente se disimula al no haberse liberado del todo, al no haber quemado por completo los papeles de «Red Hot Poker Drawing», al no haber definido las formas de los dibujos que aparentan ser retratos de cadáveres, o al no haber hecho añicos los objetos plateados de «Endless Column IV».

Aún así, el trabajo de Parker no admite generalizaciones y es que al definir todos estos aspectos sobre las obras producidas a lo largo de 2012, una se da cuenta que no puede decir lo mismo sobre las piezas que se muestran al fondo de la galería y que forman parte de proyectos en los que la artista trabajará a lo largo del 2013. Piezas que dejan a un lado cualquier abismo de proceso de destrucción para hablar de representación, o al menos eso se intuye en la serie de fotografías de la pared de una prisión, o en la obra «Pavement Cracks (City of London)» y que es, básicamente, el resultado de llenar con caucho el vacío que separa las baldosas de un trozo de acera de Londres. Nos quedará por ver de qué manera se transforma la obra de esta artista británica.

Anna Dot nació un domingo de abril. Es de Torelló y trabaja entre dos mundos que no percibe separados de ninguna manera: el de la producción artística y el de la reflexión sobre los contextos artísticos a través de la escritura.

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