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En la década de 1860, el naturalista británico Alfred Russel Wallace trazó una línea en un mapa, desde el Océano Índico hasta el Mar de Filipinas, entre las islas de Bali y Lombok, y entre Borneo y la isla de Célebes. La línea fue nombrada en 1868 por el biólogo y antropólogo inglés Thomas Henry Huxley. Esta línea sigue una fosa oceánica. Curiosamente, aunque la depresión se encuentra en el fondo del océano, los dos lados de la línea en tierra son muy diferentes. En el lado este, la naturaleza se asemeja a las especies de plantas y animales que se encuentran en Asia, mientras que en el lado oeste, la fauna y flora son típicas del continente australiano. A mediados del siglo XIX, A. R. Wallace estaba desarrollando una teoría de la evolución paralela a la de Charles Darwin. Desde entonces, se han trazado muchas otras líneas en los mapas de la región indonesia para representar más precisamente la frontera entre Eurasia y Australia. Cuanta más investigación se realiza, más difícil se vuelve determinar la disposición de esta línea, haciéndola cada vez más ficticia.
En 2023, el caso se volvió aún más complejo y alcanzó otro nivel debido al descubrimiento de un esqueleto en el lado este de la Línea de Wallace, en la isla de Flores: un esqueleto de un homínido conocido hoy como Homo floresiensis. La isla de Flores es un microcosmos único, conocido por las aberraciones en el tamaño de las especies que han habitado o habitan la isla, como ratas gigantes, elefantes en miniatura y cigüeñas colosales. La isla está rodeada por un océano tan profundo que ninguna especie podría cruzarlo. Así, la frontera natural creó un entorno donde las especies pudieron evolucionar de formas únicas. Simplificando: los animales grandes se volvieron más pequeños, y los pequeños crecieron más.
La especie de homínido descubierta en Flores (apodada el Hobbit) era diminuta. El esqueleto indica que el peso del homínido era de 25 kg y que el tamaño de su cráneo no era mayor que el de un simio. Sin embargo, era lo suficientemente inteligente como para crear herramientas de caza a partir de huesos y piedra. La Línea de Wallace y el Homo floresiensis son los principales protagonistas del libro de 2018 de Frank Westerman, «Nosotros, los homínidos». El libro plantea preguntas sobre líneas divisorias y todo tipo de fronteras: entre tierras, eras temporales, especies, animales y humanos, conocimiento y superstición.
En 2024, comisarié una exposición individual de Marie-Andrée Pellerin en Salzamt, en Linz, Austria. La exposición, titulada «Windbusting», fue el resultado del interés de Marie en la investigación del viento. La pieza central de la exhibición fue un video, «blowrders», filmado durante una residencia en Marruecos, en el Desierto del Sahara, en 2024. La residencia tuvo lugar en el Café Tissardmine y fue organizada por el Ansible Institute, un proyecto de laboratorio de investigación especulativa transitoria creado por Martina Raponi y [M] Dudeck. El marco de esta residencia difuminó las fronteras entre disciplinas, los roles de artistas, curadores, músicos e investigadores, y entre la realidad y la ficción. El pueblo cercano de Tissardmine está situado en las proximidades de la frontera entre Marruecos y Argelia, una zona militarizada y conflictiva. Este conflicto local es un reflejo y una consecuencia de una lucha más amplia. La disputa por la frontera se intensificó después de que Argelia apoyara las reclamaciones territoriales del Sahara Occidental, en conflicto con Marruecos. El Muro Marroquí del Sahara Occidental, llamado «el Berm», es una frontera fortificada de 2.700 km de largo que atraviesa el desierto. El conflicto no solo dividió los estados nacionales, sino que también creó una situación muy difícil para algunas de las personas que habitan el desierto. Los amazigh, o bereberes, son tradicionalmente nómadas, por lo que la frontera rígida hace imposible su forma de vida tradicional. Además, impide que los animales se muevan libremente en la región en busca de alimentos y fuentes de agua. A primera vista, el conflicto permanece invisible, ya que la zona del desierto es enorme y frente a las fortificaciones hay una zona de amortiguación que las hace difíciles de ver.
Mi colaboración con Marie-Andrée Pellerin comenzó en Tissardmine y continuó hasta la exposición en Linz. El video «blowrders» retrata las poderosas tormentas de arena que encontramos en el desierto. Fue filmado en el lugar e inspirado por el conflicto latente en la zona. Sin embargo, la inspiración principal fue la experiencia de condiciones climáticas extremas y el hecho observado de que el viento fuerte mueve masas de arena entre fronteras con total facilidad, sin que las reglas del tránsito y la política se apliquen a las fuerzas de la naturaleza. Las tormentas pueden ser tan feroces y prolongadas que pueden desplazar las dunas sobre las que se han trazado las líneas fronterizas. Así, la premisa de la película plantea una pregunta: ¿Y si el viento pudiera mover las fronteras? Se cuenta desde la perspectiva de un meteorólogo que parece estar en posición no solo de prever el clima, sino también de manipularlo y controlarlo. De este modo, aquí también se cuestiona otra frontera: la que existe entre la ciencia y la ciencia ficción, entre el conocimiento y la conspiración.
Mientras el debate sobre las fronteras naturales continúa, la noción de fronteras creadas por el ser humano y los límites culturales también desempeña un papel crucial en la configuración de nuestra comprensión del mundo. Regresemos del viaje histórico al siglo XIX y de la travesía por el desierto del Sahara para volver a Europa, donde vivo. Pensar en las fronteras en 2025, por supuesto, aporta una perspectiva local. En Polonia, esta perspectiva está marcada por el miedo y la vergüenza. La guerra en Ucrania y la crisis de refugiados en la frontera entre Polonia y Bielorrusia son dos factores que configuran el discurso.
En 2021, para la convocatoria abierta de un proyecto a exhibirse en el Pabellón de Polonia en la Exposición Internacional de Arte – La Biennale di Venezia, presenté una propuesta junto con el artista Łukasz Skąpski, titulada Fortress Europe [Fortaleza Europa]. La idea era exhibir en el Pabellón de Polonia una obra de Skąpski que consistía en modelos a escala precisa de todos los muros fronterizos que rodean Europa. La propuesta coincidió con acontecimientos políticos y la construcción de nuevos y masivos muros y vallas fronterizas, tanto en las fronteras orientales de Polonia como en otras partes de Europa. Con el auge del nacionalismo y la extrema derecha en Europa occidental, y la reelección de Donald Trump, la visión de construir nuevos muros y barreras fronterizas se está convirtiendo en una realidad. Desde la perspectiva europea, la visión común es que la era de las vallas fronterizas terminó con la demolición del Muro de Berlín y la apertura de las líneas de paz en Irlanda del Norte, y que tales estructuras pertenecen a los museos. Sin embargo, según un informe del Parlamento Europeo de 2025, la construcción de muros y vallas fronterizas se aceleró después de la crisis migratoria de 2015: “Aproximadamente el 13 %, o 1.535 km, de las fronteras terrestres exteriores de la UE (que suman un total de 12.033 km) están actualmente valladas”. [1]https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2022/733692/EPRS_BRI(2022)733692_EN.pdf
Łukasz Skąpski, The Clinch. New Architecture of European Borders, 2016
1a-1b.Serbia/Hungría – valla metálica de 3,5 metros de altura más una capa vertical de alambre de espino; 2. Macedonia/Grecia – vallas metálicas dobles, de 3 metros de altura, con una capa de alambre de espino de 2 metros de grosor; 3. Eslovenia/Croacia – valla de alambre de espino (navaja);
4a-4b. Calais, Francia –Una triple valla de seguridad reforzada de 3,7 metros de altura, patrullas de seguridad y equipos caninos protegen el puerto del Eurotúnel; 5. Ucrania/Rusia – fosos antitanque (antivehículos) de 4 x 2 metros, torres de observación metálicas de 17 metros de altura, dispositivos de vigilancia, sistemas de alarma y defensa, y fortificaciones defensivas para guardias fronterizos; 6. Latvia/Rusia – Valla metálica de 2 metros de altura con alambre de espino en la parte superior, cinturón fronterizo de 12 metros de ancho.
Nuestro objetivo era exhibir modelos a escala de secciones de cada muro, barrera y valla de la zona Schengen. Nuestro proyecto no fue seleccionado para la exposición en el Pabellón de Polonia. Sin embargo, la obra de Skąpski, compuesta por nueve modelos a escala ya realizados, se presentó en varias exposiciones. Curiosamente, en dos de ellas las maquetas se exhibieron en el marco de trabajos fotográficos, difuminando la división entre medios, como si los modelos a escala, realizados con una técnica minimalista pero ultra detallada, fueran una suerte de fotografías en 3D. La pieza fue presentada en una exposición colectiva en Les Rencontres de la Photographie en Arlés, en una muestra curada por István Virágvölgyi, y en una exposición individual en Photomonth Kraków.
En la 59ª Bienal de Venecia en 2022, se realizó un proyecto de Yevgeniy Fiks y Maria Veits llamado Yiddishland Pavilion. No formaba parte oficialmente de la Bienal y carecía de un pabellón físico propio. Tuve la oportunidad de entrevistar a los curadores del proyecto para Jewish Currents, una revista judía progresista con sede en Estados Unidos que cubre diversos temas políticos, culturales y sociales. Fiks describe Yiddishland como “…un mapa alternativo de Europa Central y del Este, una forma de nombrar el espacio donde la comunidad judía de habla yidis vivió durante el último milenio. Pero, a medida que los hablantes de yidis se han dispersado, el concepto se ha expandido más allá de esa área geográfica. Ahora hay núcleos de Yiddishland en Estados Unidos—el más obvio en la ciudad de Nueva York—pero también en México, Argentina, Israel y otros lugares”. [2]https://jewishcurrents.org/yiddishland-at-the-venice-biennale
El proyecto fue una exposición colectiva transnacional y una serie de performances que tuvieron lugar en algunos pabellones nacionales oficiales de países incluidos en Yiddishland, así como en línea. Yiddishland Pavilion creó una plataforma híbrida—tanto en línea como presencial—centrada en el análisis de cuestiones transculturales y transnacionales. Los creadores del proyecto declararon que el Pabellón tenía como objetivo abordar varios temas clave: “Yiddishland Pavilion analiza la erosión de las constelaciones políticas globales, practica la memoria colectiva, condena la guerra y la ocupación, y documenta las consecuencias de la migración y las políticas de exclusión dirigidas a la ‘alteridad’. Destaca la necesidad de solidarizarse con quienes están bajo ataque y opresión, mientras enfoca los temas de la deshumanización y el desplazamiento. Revela estrategias ideológicas ocultas de construcción nacional y colonización, al tiempo que presenta una visión compleja pero esperanzadora de la construcción de una nueva identidad judía interseccional en la diáspora”. [3]https://yiddishlandpavilion.art/ (último acceso 28.01.2025) Así como Yiddishland Pavilion explora los límites de la identidad y la cultura, surgen preguntas similares en la Europa contemporánea, especialmente con el clima político influyendo en el mundo del arte.
Mientras Europa lidia con sus propias divisiones, otras partes del mundo, como el Ártico, presentan sus propios desafíos geopolíticos, donde las fronteras son tanto visibles como invisibles. El 6 de enero de 2025, una de las últimas decisiones de la administración de Joe Biden, firmada por el presidente, fue la prohibición de la perforación petrolera en alta mar en las aguas costeras de Estados Unidos del Atlántico, el Golfo de México oriental, la costa del Pacífico frente a California, Oregón y Washington, y parte del mar de Bering. Al observar un mapa del mar de Bering, un pequeño detalle llamó mi atención. La línea que delimita estas áreas evita una diminuta isla en el estrecho de Bering llamada Diomede. Solo al acercar la imagen en el mapa se puede ver que, en realidad, hay dos Islas Diomede, separadas por dos kilómetros de agua y hielo. La Gran Diomede pertenece a Rusia, y la Pequeña Diomede a EE.UU. Esta división fue parte del acuerdo de Alaska cuando EE.UU. adquirió este territorio. Durante la Guerra Fría, la frontera entre ambas se conocía como el Telón de Hielo, y, al igual que en el desierto del Sahara, las poblaciones locales—de tradición nómada—no podían moverse libremente entre las islas, separando familias. En tiempos de tensión entre EE.UU. y Rusia, el Telón de Hielo vuelve a solidificarse. Curiosamente, la protección del medioambiente en el Ártico se entrelaza con los esfuerzos de Rusia y de la posible futura administración de Trump por aumentar su presencia en la región.
Las Islas Diomede tienen otra característica fascinante. Además del invisible Telón de Hierro que las separa, hay otra línea que las divide: la llamada Línea Internacional de Cambio de Fecha, que corre aproximadamente a lo largo del meridiano 180°. Esta línea marca la frontera entre un día calendario y otro. Así, la Pequeña Diomede es la isla del ayer, y la Gran Diomede es la isla del mañana. Este lugar real me recuerda a una isla ficticia en el libro La isla del día de antes (1994 -versión en castellano 1995) de Umberto Eco. Ubicada en el océano Pacífico pero también sobre el meridiano 180°, este lugar vive en un ayer constante. El pasado es solo una fecha en el calendario; es más una actitud que una latitud. La novela nos transporta al siglo XVII, una época de riqueza barroca en la que la ciencia estaba cerca de la magia, la astronomía se entrelazaba con la astrología, la política era dominio de las cortes reales y los emisarios, y los científicos aún intentaban averiguar cómo calcular la latitud geográfica. Estas líneas invisibles se convirtieron más tarde en herramientas para medir el mundo, para controlarlo, para traer orden al mapa y caos a la tierra y al agua.
En 1967, la artista conceptual polaca Barbara Kozłowska inició un proyecto artístico que continuó hasta su muerte en 2008. Línea fue un intento de trazar una línea invisible de Este a Oeste, con su continuación en la Luna y más allá. A través de una serie de performances en playas de todo el mundo, marcaba esta línea ficticia con pequeños conos de arena, que funcionaban como balizas o hitos. Este proyecto, que abarcó décadas y países, presenta un poderoso contraste con la idea de las fronteras. La visión utópica de Kozłowska nos invita a imaginar un mundo donde la línea trasciende la división, convirtiéndose no en una frontera, sino en un símbolo de belleza y pureza conceptual, conectando en lugar de separar, disolviendo las fronteras en el arte—un contraste radical con la realidad divisiva del mundo actual.
[Imagen destacada: Marie-Andrée Pellerin, Windbusting, fotograma del vídeo]
Stanisław Welbel es un comisario e historiador del arte residente en Varsovia que actualmente trabaja en el Foro Cultural Austriaco de Varsovia. De 2009 a 2019, trabajó como comisario de cine y programa público en la Galería Nacional de Arte Zachęta de Varsovia. Ha comisariado exposiciones y programas de cine a nivel internacional y es miembro de AICA (Asociación Internacional de Críticos de Arte). Su labor curatorial se centra en la intersección de las artes visuales y el cine, con especial interés en las narrativas históricas y los contextos sociopolíticos del arte y el cine.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)