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La noción de proyecto implica el deseo o el pensamiento de ejecutar alguna cosa. Alude a una tarea específica de investigación. Sin embargo, la noción de proyecto corre el riesgo de banalizarse. En su exposición más reciente, Muntadas sigue fiel a su trabajo, aunque añadiendo un guiño cómplice.
La dinámica proyectual como metodología de trabajo es habitual en disciplinas como la arquitectura, el urbanismo, la investigación científica, la sociología o la antropología, entre otras. Esta forma de operar implica una organización del trabajo en fases, con una definición de objetivos y estrategias, con la finalidad de alcanzar un objetivo. Proyectar permite también, en algunos de estos campos, la posibilidad de moverse en un terreno de utopías y de liberarse de condicionantes tecnológicos o financieros para explorar posibilidades ilimitadas.
No obstante, bajo este amplio paraguas conceptual se reúnen tentativas bien diversas y más o menos remotamente relacionadas con la idea original de la noción de proyecto. Así, existen proyectos de investigación y desarrollo, como el Proyecto Gutenberg, proyectos relacionados con sistemas de comunicación, como Internet 2 Project, arquitectos como Herzog & De Meuron, entre otros, trabajan en proyectos o, el caso que nos ocupa, el artista Antoni Muntadas organiza sus exposiciones en proyectos… Pero bajo la denominación de proyectos también encontramos (en Internet, naturalmente) otras curiosidades difíciles de clasificar: The Fat Project, el film The Blair Witch Project o, todo un clásico, The Alan Parsons Project.
En el ámbito artístico, las ideas de proceso y proyecto también son habituales. Si entedemos el arte como una forma compleja de conocimiento, no es extraño que los artistas articulen su actividad a partir de proyectos que les permitan crear dinámicas de trabajo que se acoplan a una determinada forma de vida y, al mismo tiempo, ofrecen una metodología específica. De esta manera, cada proyecto puede ser considerado como un work-in-progress y los procedimientos y las formas de trabajo a través de los cuales se llevan a cabo, dependen totalmente de las circunstancias y de la búsqueda de las estructuras adecuadas. Esta exploración se convierte a menudo en una parte integrante del trabajo en cuestión, hecho que lo vincula, de manera casi indisociable, al contexto que lo genera.
La dinámica de trabajo de Antoni Muntadas hace muchos años que se articula en proyectos, al margen de tendencias, corrientes o medios determinados. Algunos de los más conocidos y complejos son “The Fileroom”, una base de datos en Internet que reune casos de estudio relacionados con la censura y basado en criterios geográficos, cronológicos, históricos y tipológicos y, sobre todo, “On Translation”, una serie de trabajos realizados desde el año 1995, que como él mismo ha afirmado en alguna ocasión, “se ubican en el interior de un cuerpo de experiencias y preocupaciones concretas sobre la comunicación, la cultura de nuestro tiempo y el papel del artista y del arte en la sociedad contemporánea”.
La reflexión sobre el “making off” de su trabajo ha ido apareciendo en distintas exposiciones que con un carácter retrospectivo han presentado aspectos específicos de su trabajo. Es el caso de “Muntadas: Proyectos”, en la Fundación Telefónica, de Madrid en 1998 o “Muntadas. On Translation: The Museum” en el MACBA en el año 2002, que no sólo reunieron un número importante de sus trabajos, sino que se plantearon como una exploración implícita de los formatos expositivos.
Esta reflexión sobre el “making off” no sólo se encuentra presente en “Projecte/Proyecto/Project”, sino que es su leitmotiv principal. Desde una sobriedad ejemplar y también desde una ironía que no siempre aparece en primer término en sus trabajos, Muntadas muestra “el proceso” (otra noción que no está mal desacralizar) y hace públicas una serie de preguntas: ¿Quién? ¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Para quién? ¿Cuánto cuesta? Ocho preguntas, ni una más, ni una menos, que son las que todo artista (o comisario o arquitecto o cineasta) se hace cuando se le plantea la posibilidad de llevar a cabo un trabajo, un proyecto.
Es un guiño irónico, decíamos, que Muntadas base su exposición en la Galería Joan Prats en la presentación pura y dura de estas preguntas, en tres idiomas y cada una de ellas formalizada en impresiones digitales de pigmentos, de un tamaño de 59,5 x 45 cm. Pero ironía no es descreímiento y aunque la noción de proyecto pueda correr el riesgo de caer en la banalización, su autenticidad depende de la seriedad y el rigor con los que el artista de respuesta a cada uno de estos interrogantes. Y de la seriedad, el rigor y la precisión de Muntadas no nos cabe la menor duda.
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