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Internet está plagado de señoras entrañables adentrándose en el universo de la realidad virtual. De entre todo ese material, mi favorito es una animación GIF en la que una de estas mujeres aparece boquiabierta, a la par que muy digna, sentada en el sofá de su casa cuando algo o alguien de esa dimensión paralela le ataca. Su susto ha debido de pasar en mi pantalla unas cincuenta veces y aun soy incapaz de entender qué es exactamente lo que ve y siente y, sin embargo, he podido utilizar su reacción en situaciones y conversaciones bien distintas. Este GIF identifica bastante bien el tipo de animación que me interesa analizar aquí: aquellas que generan y se construyen a partir de imágenes encontradas, reutilizadas o convertidas.
¿Por qué este tipo de imágenes? GIF, como nos explica Wikipedia, son las siglas de Graphics Interchange Format. Es un formato de imagen creado en 1987 por la empresa de telecomunicaciones estadounidense CompuServe (actual AOL), que ofrecía un eficiente sistema de compresión de imágenes permitiendo su envío sin pérdida de calidad a mayor velocidad. Sin embargo, la popularidad del GIF llegó fundamentalmente a través de la posibilidad de generar animaciones, especialmente utilizadas para la publicidad en banners y el empleo de logos animados en páginas web. Pues bien, los GIF que emplean material encontrado o reestructuran vídeos domésticos son aquellos que, en mi opinión, han subvertido con mayor éxito la función original del formato, alejándolo de la utilidad comercial y creando significados abstractos que el usuario puede emplear a su gusto (incluyendo ahí sí, fines comerciales y otros beneficios, claro). Los GIF a los que me refiero emplean todo tipo de metraje encontrado y no incluyen mensajes textuales, son pura imagen: el juego icónico-textual lo introduce quien actúa como usuario-repetidor. Gran parte de estos GIF se nutren de material procedente de Internet, el mismo medio al que son lanzados tras su edición y conversión. Se trata de un ejercicio de apropiación sobre material apropiado, un circuito que remite a un modo de pensamiento en bucle, igual al loop infinito del propio formato.
La teorización de Hito Steyerl acerca de “la imagen pobre”[[Hito Steyerl, “En defensa de la imagen pobre” en Los condenados de la pantalla, Caja Negra Editora, Buenos Aires, 2014 (pp. 33-48).]], aquella degradada a través de estos procesos de distribución y remezcla, ha generado un marco claro y sugestivo para entender las condiciones materiales y semánticas de la reutilización de imágenes en Internet. A pesar de tratarse de un texto focalizado en la imagen en movimiento y la teorización en torno a otras formas de cine, muchas de estas ideas son extrapolables a la utilización de la fotografía y el fotograma en este mismo contexto. La imagen pobre “tiene mala calidad y resolución subestándar.”“Es el fantasma de una imagen, […] una idea errante en distribución gratuita” que circula fundamentalmente a través de Internet. “Es RAG, RIP, AVI o JPEG” y especialmente, os digo, GIF. Steyerl plantea como alternativa a la resolución una forma de valor para estas imágenes “definida por la velocidad, la intensidad y la difusión” que explica la degradación progresiva de las “imágenes ricas” para la creación de animaciones en GIF que puedan ser visualizadas y distribuidas con la mayor agilidad posible.
Teniendo más o menos clara la condición de la materia prima de estos GIF, para pensar las formas de producción y recepción de las animaciones voy a apropiarme de algunos de los conceptos que plantea Kenneth Goldsmith en relación a la escritura no-creativa[[Kenneth Goldsmith, Escritura no-creativa. Gestionando el lenguaje en la era digital, Caja Negra Editora, Buenos Aires, 2015.]] y de algunas ideas de José Luis Brea sobre lectura y telepatía en las sociedades interconectadas[[José Luis Brea, Telepatía colectiva 2.0: pequeña teoría de las multitudes interconectadas en El cristal se venga, Fundación Jumex Arte Contemporáneo/RM, México DF, 2014 (pp. 99-107).]]. Trasladar teorías desarrolladas en un ámbito de conocimiento concreto a otro puede ayudar a clarificar metodologías y significados. En este caso, se trata más bien de una translación, ya que lo que quisiera es pensar en las formas desarrolladas en la utilización del GIF a partir de los planteamientos que Kenneth Goldsmith emplea para explicar la escritura no-creativa, derivados a su vez de la aplicación de los modelos de funcionamiento de la escritura en Internet. Goldsmith plantea un ecosistema para la escritura extrapolable a la producción de animaciones GIF. Esboza una “ecología” digital en la que los datos son efímeros y donde “las versiones finales no existen”. Ésta es una “ecología rizomática”, ejemplificada a través del ciclo del agua, que genera una “continua e infinita variedad de hechos e interacciones”. La base principal para este ecosistema es la apropiación y es que Goldsmith, a partir de algunos de los textos de Walter Benjamin, plantea si “no es todo material cultural algo compartido, algo donde las obras nuevas se construyen sobre obras preexistentes”. Me interesa pensar la producción de animaciones GIF como referente de la no-creatividad, en función de las condiciones de autoría anónima, apropiación y flexibilidad semántica.
En este sentido, Goldsmith también señala el concepto, moving information, acuñado por Marjorie Perloff para identificar “tanto el acto de mover información de un lado a otro como el acto de ser conmovido por ese proceso”. Dos actos que forman parte de un mismo proceso en el contexto actual de la utilización del GIF, pero que es interesante intentar analizar por separado para entender cómo se desarrolla la recepción y lectura de esas imágenes. Volviendo a los planteamientos de Steyerl, la imagen pobre “transforma la calidad en accesibilidad, el valor de exhibición en valor de culto, la contemplación en distracción” y la comprensión en evocación. Entre fotograma y fotograma es donde se construye, en las animaciones GIF, el significado concreto, un mensaje que no es textual sino contextual. Para entender las condiciones en que este mensaje se trasmite y, especialmente, se recibe, me interesa pensar esta cultura visual de la imagen degradada y ultradifundida en el lapso en que la sitúa Hito Steyerl: entre una economía de imágenes alternativa y el capitalismo de la información. Aquí este tipo de GIF puede ser identificado como uno de los elementos más interesantes de la cultura visual contemporánea, pero sin ninguna épica, sin la presión de encontrar en ese lenguaje una esencia política fundamental. Es por ello que para entender el contexto comunicativo del GIF, frente a la idea de las “relaciones visuales” de Dziga Vertov que emplea Steyerl, prefiero saltar a la teoría telepática de José Luis Brea; frente a la utopía comunista, hablemos ahora de afectividad y supervivencia. Brea, a partir de los textos de Roberto Bolaño, propone entender la escritura como un proceso telepático y la lectura como alucinógena. Un marco para comprender los procesos comunicativos que puede ser aplicado tanto a las artes plásticas como a la interacción en Internet. Centrándonos en el GIF contemporáneo, la lectura, enmarcada en las condiciones que “la red social del sujeto” genera, se desarrolla en “un proceso interpretativo ultrarrápido y que en realidad se adelanta- en el reordenamiento lógico que de ellos [sus afectos] fabrica el sujeto como sujeto intérprete- incluso como percepción anterior. Esto es la telepatía”, “tele-pathia colectiva”, “afección compartida”.
En resumen, mi interés en estas animaciones GIF reside en su no-originalidad y la creación de un pensamiento en bucle, flexible, sin contenidos concretos y abierto a la reinterpretación y reutilización. Se ha generado así una vía de comunicación cuya materia prima es la imagen pobre, construida y remezclada a partir de procesos de apropiación y cuya base comunicativa, a través de la abstracción, la evocación y la ironía, es la afección compartida. GIF.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)