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En Alexandra Navratil las acciones no tienen consecuencia, la pasividad roza lo absurdo y los escenarios son tan indefinidos como cambiantes. El universo que representa en sus obras no parece responder a las leyes de la física algo que, llega a convertirse en una potente herramienta de crítica social, y en un elemento de subversión y resistencia a los órdenes políticos.
La presente es la primera exposición individual que se dedica a la obra de esta joven artista suiza formada entre Zurich, Londres, Viena y Barcelona (Hangar). Con ella, la galería dels Àngels sigue centrando su programación más reciente en artistas y obras que plantean un cuestionamiento profundo del medio, ya sea el espacio público y contexto económico (Pep Agut – 26.10.07 > 01.12.07), el cine dentro del cine (Harun Farocki – 04.12.07 > 01.02.08) o el cuerpo y la imagen (Esther Ferrer – 01.04.08 > 31.05.08).
Con “The Eternal Return of the Difference” Alexandra Navratil cuestiona, por un lado, las estructuras usadas por las estrategias y técnicas cinematográficas. Por el otro, alude al concepto de temporalidad y repetición, como agentes críticos presentes en la producción y la racionalización de lo económico y social, haciendo así una clara referencia a la línea de pensamiento abierta por el postestructuralismo francés. Finalmente, las obras de Navratil inciden en lo absurdo por invertir la lógica de los constructos básicos, y son metareferentes y teatrales, en cuanto que abren un campo de posibilidad y ficción que es, de hecho, un acceso a lo real.
Para Aristóteles, en la vida cotidiana, tomamos en conciencia el tiempo gracias al movimiento. Sólo cuando percibimos cambios en nuestro alrededor tenemos conciencia del paso del tiempo, por esto introduce en su análisis los conceptos de movimiento y cambio. Incluso establece un paralelismo entre tiempo y movimiento, siendo el primero la medida del segundo -del movimiento-, pero también del reposo. Sin embargo para el pensamiento metafísico occidental, que se basa en la remisión a la idea, la repetición presenta un problema de representación, pues carece de concepto. Es con Deleuze que se intenta superar estas barreras representativas para desenmascarar la verdadera naturaleza de la repetición. Deleuze rescata la idea del eterno retorno nitzscheano, pero matizando que la diferencia habita en la repetición. Pues no es lo idéntico lo que regresa, sino lo nuevo: el futuro.
En “Movie-Goer” (vídeo, 2007) se nos habla de la repetición y diferencia, pues lo que parece un bucle contiene en si la variación. Nos habla de la creación de expectativas y de su frustración a través de un hecho sutil. Un hombre solitario e inmóvil está de pie en el centro de una pista de patinaje. Su pasividad contrasta con el lento avanzar concéntrico de una máquina limpia-hielo, que a medida que se acerca hace temer lo peor al espectador. Finalmente la máquina desvía su curso y el final apocalíptico no tiene lugar, el hombre abandona, andando, la pista. El suspense, la incertidumbre, la espera de un final que no llega es un eco de la sociedad actual, en la que todo se anuncia y promete, pero que pocas veces llega a realizarse.
El concepto de repetición se identifica, a su vez con el de simulacro, pues pone al descubierto la maquinaria y la virtualidad que lo sustenta. En Alexandra Navratil las acciones no tienen consecuencia, la pasividad roza lo absurdo y los escenarios son tan indefinidos como cambiantes. El universo que representa en sus obras no parece responder a las leyes de la física algo que, sorprendentemente, llega a convertirse en una potente herramienta de crítica social, y en un elemento de subversión y resistencia a los órdenes políticos.
Como en “Everything You Rearranged/Everything You Left the Same (The Rain)” y “(The Forest)” (fotografías, 2008) en las que se nos revelan los mecanismos usados durante el rodaje de una película, la “trampa y catrón” de la producción cinematográfica. Todos estos elementos vetados a los ojos del público son ahora presentados y desmitificados, quizás –incluso- puestos delante de la cámara ad hoc, para poder captar una verdad efímera. También la serie de cinco dibujos a lápiz “Now, Disappearing (Posible Endings for a Road Movie)” (2008) confronta al espectador ante cinco posibles escenarios que, a modo de story board, podría plantearse un guionista.
Las piezas de Navratil sorprenden, además, por su perfecta factura y cuidado, recuperando la obra como tal, en su valor objetual, más que como proceso y naturaleza relacional.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)