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Yo me lo guiso, yo me lo como

Magazine

09 febrero 2009

Yo me lo guiso, yo me lo como

«Recursos Propis» reúne una colección de actitudes en arte – algunas personales, otras colectivas o grupales – que, como bien indica su título, investigan y actúan según unas lógicas propias que, al margen de depender de sus entornos dados, se erigen sin imposición como alternativa.


«Recursos Propis» supone la segunda exposición presentada por el reciente Bòlit. Centre d’Art Contemporani de Girona. Una muestra colectiva que, al igual que la primera – «En Construcció. Receptes des de la carència, la ubiqüitat i l’excés» – dibuja cierta declaración de intenciones sobre el trabajo en arte. Un modo de entender la práctica artística que, consciente de las dificultades y limitaciones del contexto – no olvidemos que Bòlit no dispondrá de una sede oficial hasta 2010 o 2011 – es capaz de explorar las posibilidades de construcción, transmisión e intercambio de conocimiento en arte a partir de modelos organizativos no estandarizados y definidos desde criterios como la autonomía, la subsistencia o la independencia.

De este modo, la propia voluntad de ofrecer desde el arte contemporáneo otros sistemas de socialización por parte de un centro aún sin espacio parece trasladarse de manera natural a las diferentes propuestas artísticas que articulan la exposición. Una colección de actitudes – algunas personales, otras colectivas o grupales – que, como bien indica el título de la misma, investigan y actúan según unas lógicas propias que, al margen de depender de sus entornos dados, se erigen sin imposición como alternativa; ya sea ésta más o menos utópica, realista o efímera. Un recurso que, al menos conceptualmente, genera vínculos de proximidad y empatía entre los artistas participantes y la institución; algo que no siempre es fácil.

La búsqueda de alternativas en relación a la funcionalidad del arte en nuestros contextos cotidianos, así como la posible confección de redes no establecidas a través de su práctica es el principal eje discursivo de la muestra. Un eje que, una vez apuntado, se fragmenta y desdibuja según los proyectos expositivos y ritmos de presentación que cohabitan en «Recursos Propis»: la exposición al uso, el taller y las intervenciones específicas en espacios públicos de la ciudad.

Los diez artistas de la exposición se reparten con la mejor de las intenciones (aunque no siempre con efectividad) entre los limitados espacios de los que dispone actualmente Bòlit: la sala municipal situada en La Rambla (Emili Padrós, Ana Garcia-Pineda y Platoniq), el Dadespai, espacio de consulta dentro de la misma sala (Núria Güell), el Niu, construcción de Santiago Cirugeda en la azotea de dicha sala como espacio de residencia y taller (colectivo Telenoika), la capilla románica de Sant Nicolau (Luis Gárciga, Vladimir Arkhipov, Chiu Longina y Oh Eun Lee) y la red de bibliotecas municipales de Girona (Elín Hansdóttir). Es decir, una suerte de exposición descentralizada y expandida por la ciudad que, lejos del lamento o la espera del espacio artístico en mayúsculas, saca partido a sus carencias y favorece otros hábitos de recepción del hecho artístico, quizás más flexibles y por tanto también más dispersos.

Fieles a esa noción de búsqueda de autonomía y subsistencia propia, desde el punto de vista curatorial, las propuestas parecen ordenarse a partir de tres posiciones paralelas y complementarias. Por un lado, la confección de redes sociales en base al encuentro entre artistas y usuarios con el objetivo de generar procesos de conocimiento y aprendizaje recíprocos, como el «Banc Comú de Coneixement» (BCC) del colectivo Platoniq (con la sala de exposiciones convertida en lugar de reunión y debate), la plataforma Escoitar.org liderada por el antropólogo y activista sonoro Chiu Longina centrada en la recopilación del patrimonio sonoro del lugar común (expuesta en formato instalación y archivo de audio y video) o el taller de fabricación de instrumentos con material de desecho (L’Orquestra dels Luthiers Drapaires) que el colectivo Telenoika impartirá durante el mes de marzo en el Niu.

Por otro lado, la exposición ofrece el trabajo de carácter procesual y relacional de Núria Güell, Vladimir Arkhipov y Elín Hansdóttir, tres proyectos muy distintos entre si pero que mantienen en común la voluntad de interacción con otras personas en busca de un beneficio mutuo. Realizado en La Habana, «Acceso a lo denegado» de Núria Güell supone un proceso de intercambio en el que la artista facilita el acceso a Internet a ciudadanos que, por cuestiones políticas, lo tienen restringido. En «Home-made», el artista ruso Vladimir Arkhipov recopila objetos caseros que ponen de manifiesto el ingenio e imaginación de sus autores al margen de cualquier intencionalidad artística. Un proceso de investigación y búsqueda que, trasladado ahora a la ciudad de Girona, le ha llevado a exhibir diferentes objetos e inventos de personas corrientes como supuestas obras de arte. Finalmente, la islandesa Elín Hansdóttir muestra la instalación «Book Space» en las bibliotecas municipales de la ciudad: libros en blanco que la gente puede coger en préstamo para incorporar contenidos propios.

Por último, los trabajos de Emili Padrós, Oh Eun Lee, Ana Garcia-Pineda y Luis Gárciga, quizás las obras más difíciles de articular dentro de los contenidos globales de la exposición, abren interpretaciones subjetivas y personalizadas en relación a las posibles respuestas que la práctica artística ofrece (o puede ofrecer) sobre nuestros entornos próximos. Posiciones comprometidas de diversa índole en las que, desde gestos mínimos de alta relevancia, alteran y subvierten los códigos establecidos que definen nuestra realidad cotidiana: desde los diseños industriales de Padrós (la alfombra «Flying Carpet» o la obra «Non Stop Shoes»de 1999, unos simples zapatos que almacenan energía a medida que caminas), la metáfora visual del artista cubano Luis Gárciga en el video «Cubriendo expectativas» (en el que habla de Cuba desde el uso de la apariencia como sistema de ocultación de las carencias básicas), hasta la proximidad intimista y sombría del video de animación «A Room» de la coreana Oh Eun Lee a partir de un hombre que vive encerrado en una habitación y las connotaciones pseudocientíficas y fantásticas (siempre en equilibrio entre lo absurdo y lo posible) de Ana Garcia-Pineda en la serie de dibujos «Investigación formal» (por ejemplo, un esquema gigante de relaciones formales que toman el aro del calamar como punto de partida) o el video «Observaciones (de la serie Encontrar la Verdad)», un relato audiovisual sobre aspectos universales como el amor o la muerte.

En definitiva, y pese a las diferencias conceptuales y formales que plantea la selección de artistas de «Recursos Propis», la segunda exposición de Bòlit refleja de manera amplia y multidisciplinar toda una serie de actitudes de supervivencia y autonomía que aprovechan la flexibilidad del trabajo en arte para construir capital simbólico y cultural más allá de los sistemas establecidos. Y ahí es donde surge una función social específica en la figura del artista. Ahí es donde el artista puede actuar como instigador de nuevas redes de intercambio y conocimiento.

David Armengol (Barcelona, 1974) es comisario independiente y combina su práctica curatorial con otras actividades paralelas como la gestión cultural y la docencia. Le interesa especialmente la música, la naturaleza y el relato, pero desde el ámbito del arte contemporáneo. Es decir, no sabe tocar ningún instrumento, no es un gran aventurero y no domina el arte de narrar. En cierto modo, le basta con que sus pasiones sonoras, paisajistas y narrativas convivan en el formato de una exposición. Por eso siempre piensa en artistas.

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