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Con una preciosa y escalofriante cita del cineasta Derek Jarman, perteneciente a su obra póstuma Blue (1993), abre esta exposición colectiva que supone toda una declaración de intenciones y que a Jarman le hubiera encantado: “Nuestro nombre será olvidado. Con el tiempo. Nadie recordará nuestro trabajo. Nuestra vida pasará como las huellas de una nube”.
En mayo del 2024, y en su sede de Valencia, House of Chappaz presentó el primer capítulo, centrado entonces en la construcción de identidades individual y colectiva. Para esta extensión en Barcelona, el comisario Eduardo García Nieto articula una historiografía queer intergeneracional con la participación de más de cuarenta artistas, tanto españoles como internacionales. Cuarenta narrativas basadas en los afectos, el cuidado, el activismo y la resiliencia que se conectan entre ellas y funcionan como un necesario repositorio y archivo para no olvidar.
Así, a voces referentes de la disidencia como Nazario, Pepe Espaliú, Javier Codesal, Juan Hidalgo, Andrés Senra, Keith Haring o Tom of Finland se suman otras más emergentes como Fito Conesa, Raisa Maudit o El Palomar, en colaboración también con galerías y artistas que no provienen directamente del catálogo de House of Chappaz, encontrándonos así ante una amplísima cartografía colectiva que se asemeja más a una muestra de un museo o centro de arte contemporáneo que a una propuesta de galería comercial.
García Nieto comenta en su texto curatorial que “he aprendido a escribir con las palabras de otros, y los trabajos, que con tanta generosidad han sido compartidos, me han permitido explicarme un poco más.” En la exposición encontramos referentes de la época victoriana, el jardín blanco de Vita Sackville-West, las cartas de amor de la escritora feminista Virginia Woolf; “Te escribo solo para expresarte mi amor.” Fragmentos de canciones pop de Pet Shop Boys, B-52, Erasure o Stevie Wonder que, a falta de una historia oficial, han servido desde los márgenes para construir identidad y red de apoyo. Reivindicar el uso de la palabra y el lenguaje inclusivo importa, también el posicionamiento político, entrar en la academia, en los partidos políticos y en los puestos de poder desde la otredad y la diferencia. Tuvieron que pasar décadas, siglos, para poder llegar a plantear un reconocimiento y un contexto real de las prácticas artísticas y el pensamiento de las identidades FLINTA por esas mismas identidades, sin el lenguaje apropiado y las costumbres de la sociedad patriarcal.
En 2017, Juan Guardiola y Juan Antonio Suárez presentaron Nuestro deseo es una revolución. Imágenes de la diversidad sexual en el Estado español (1977-2017), un marco temporal en el que las prácticas artísticas se reivindicaban como intermitencias, hasta llegar justamente a esta exposición; septiembre de 1977, momento en que tenía lugar la manifestación a favor de los derechos de las personas homosexuales en Barcelona. “Esa exposición no contó con un catálogo o publicación a la que volver para su visionado y estudio en una biblioteca”, explica el comisario, “así que obligaba a volver a incidir en la transmisión de una memoria ajena al monumento y, por tanto, en constante revisión”.
La memoria queer resulta alterada y porosa —es algo que digo mucho—, no monumental y patrimonial, pero sí hermosa y resiliente. No es posible resumir toda la visita a la galería, ni tiene por qué hacerse, pero sí trazar algunos interesantes itinerarios sobre la misma, destacando, por ejemplo, las numerosas piezas en vídeo expuestas.
En una de las zonas de la sala central se ha creado un espacio oculto; una sala de proyección que recuerda las Salas X de los años 70 y 80 del siglo pasado. Espacios que fueron refugio para el colectivo. Allí nos reencontramos con obras icónicas de videoartistas activistas como Virginia Villaplana Mujer trama (1997), Cecilia Barriga y su found footage Encuentro entre dos reinas, (1991), o el siempre divertido y divulgativo Andrés Senra, que pasea por la Casa de Campo de Madrid resignificando el recorrido más importante del cruising en la capital dentro de Visita guiada a la zona de cruising (2017).
Los recorridos fílmicos se expanden fuera de la Sala X, reivindicando siempre la figura del cineasta y artista Iván Zulueta, autor de Arrebato (1979), la mejor película de la historia del cine por demasiadas razones, en Iván Z de Andrés Duque (2004). Destacar también Quella che cammina, dirigida por Eli Cortiñas en 2013, en la que el personaje central es una prostituta romana de mediana edad, cuyas imágenes originales pertenecen a la película L’amore in cittá de Carlos Lizzani. Cómo es habitual en su obra, Cortiñas resignifica las imágenes provenientes de otros medios a través del montaje para cuestionar el rol de la mujer.
Una de las piezas más bellas y significantes de toda la exposición es la instalación escultórica Gong Catarata del vallisoletano Diego del Pozo (2024-25), que incluye una cortina brilli brilli, tras la cual aparecen fotos del archivo del Frente de Liberación de Castilla de 1978, impresas sobre tejido de seda y papel.
Diego del Pozo Barriuso, Gong Catarata, 2024-2025. Instalación con motor, mecanismos, oz, martillo, 7000 perlas, pesas, fotografías del archivo del Frente de Liberación de Castilla de 1978 impresas sobre tejido de seda y papel. 180 x 115 x 50 cm. @Fotografía Natalia Piñuel
La reivindicación y la lucha permanente están también en las obras del iconoclasta Nazario con la serie Anarcome (1979), el siempre emocionante Pepe Espaliú con sus series de dibujos del año 1992 realizadas poco antes de su muerte. El SIDA atraviesa la obra de Javier Codesal Días de SIDA (1989) y del norteamericano Keith Haring, y sus serigrafías de finales de los años 80.
Hay una profunda reflexión histórica en toda esta exposición; momentos para la seriedad, la crítica al sistema capitalista y tradicional, tristeza también y resistencia, pero también humor, diversión y elementos sensoriales en su máximo esplendor. Aquí está el omnipresente —en las expositivas de la galería— Carles Congost, con la fotografía Noi de Poble (2024) que pudimos ver en la pasada edición de ARCO y fue premiada en los Premios GAC de las asociaciones de galerías de arte de Cataluña y Art Barcelona. Raisa Maudit presenta su reciente producción Tahwid y Mano de la gloria, serie Grieta de la revelación (2022-2024) y nos traslada hasta su isla, La Palma, y al origen volcánico, dark y sexi, que impregna toda su trayectoria.
Raisa Maudit. Tahwid y la Mano de la gloria. Serie Grieta de la revelación, 2022-2024. Metal, arcilla, ceniza volcánica y resina. Dimensiones variables. @Fotografía Natalia Piñuel
El espacio compartido entre todes, la interrelación entre pasado y presente y el diálogo establecido entre las piezas hacen de esta propuesta un highlight de la temporada de galerías, no solo en Barcelona sino en todo el Estado, y posiciona a los chicos de House of Chappaz —Ismael, Oriol y Ferrán— como los galeristas más comprometidos, vanguardistas y finos del panorama actual.
Articulaciones del deseo. Vol. 2 inauguró el 23 de mayo y estará abierta hasta el 8 de agosto. Animo a la visita por la investigación, curaduría, artistas y obras presentadas, pero también como refugio climático este verano en el barrio de Gràcia, ya que también aciertan en colocar plantas, vegetación y frescor.
[Imagen destacada: Keith Haring, Apocalypse IV, 1988. Serigrafía 97 x 97 cm. y Apocalypse VIII, 1988. Serigrafía 97 x 97 cm.]
Natalia Piñuel Martín es Historiadora del arte, investigadora cultural y comisaria. Cofundadora de la plataforma Playtime Audiovisuales con base en Madrid desde el año 2007 desde donde desarrollan proyectos para museos y espacios culturales como MUSAC (León), DA2 (Salamanca), Espacio Fundación Telefónica y Museo Centro de Arte 2 de mayo (Madrid), AECID o el Instituto Cervantes. Programa música & actividades del Festival She Makes Noise en La Casa Encendida desde el año 2015. Escribe regularmente en medios y da clases y charlas sobre prácticas artísticas contemporáneas y temas de género. Ha comisariado exposiciones para el MEIAC (Badajoz) y ciclos de audiovisuales y performance para el Instituto de las Mujeres y el Festival Her. Actualmente dirige y presenta el podcast Derivas. Está en su segundo año como doctoranda en la USAL. Foto: Enrique Piñuel.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)