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Habría muchas formas con las que poder reinventar hechos imaginados que perduran en la memoria de todos como supuestas verdades poéticas. Podríamos imaginarnos que cuando Moisés partió las aguas en dos para guiar al pueblo elegido a ciertas tierras prometidas había consultado con anterioridad si de hecho esa parte del Mar Rojo podía partirse a golpe de vara. Si el camino elegido en efecto conducía a esos soñados prados dónde los animales pacían y los árboles regalaban como una tragaperras estropeada constantemente sus frutos. Es más, podemos reírnos e inventarnos a un Moisés en línea directa con Google, guiando a ese grupo de esclavos, rezando por tener siempre cobertura.
Y es que la palabra Tierra no puede sino siempre sugestionarnos. No sólo como recurso bíblico. Un sin fin de religiones se han apoderado de ella. La tierra es aparentemente una, pero como en las metamorfosis divinas, se parte y se desmembra para ser entendida, se divide en miles de ellas, se reencarna y adapta en una rueda de tiempo infinita. Y la exposición de la que hablamos hoy nos transporta como Moisés a los elegidos, a unas supuestas tierras donde crecen los materiales que sustentan todas y cada una de nuestras más perversas ideologías. Tierras Raras es el nombre escogido y podrás verla en Berlín (si no te traga la Tierra) hasta el 2 de Septiembre en GlogauAIR.
Y sin ponernos demasiado pesados te damos un poquito de contexto. Tierras Raras fue como se bautizó a una serie de elementos (17 en concreto y cifra bastante divina de hecho para numerólogos de medio mundo) que se empezaron a descubrir en la corteza terrestre desde finales del siglo XVIII. ¿Y no es acaso la química una manifestación divina? Estas sustancias vienen desde los sesenta del XX aplicándose a tecnologías de lo más punteras. Te hablamos por ejemplo del Lantano, el Cerio y el Prometio, que atendiendo a sus nombres bien podrían ser dioses del Olimpo griego. Pero sin ser deidades sí que mueven vientos y mareas en la geopolítica mundial. Y es que el control sobre ellos ha generado guerras y conflictos internacionales porque sustentan a muchas de las industrias más rentables que gravitan sobre nuestra amada Tierra. Y aquí vamos poco a poco acercándonos a un dios que todos conocemos, un dios indiscutible, fiel aliado de todas y cada una de las religiones. Sí, obviamente hablamos del dinero.
Pues Tierras Raras reflexiona sobre todo esto desde un punto de vista global, teniendo la sostenibilidad siempre encima de la mesa, como la gran pieza olvidada en el ajedrez estratégico de las complejas relaciones del mundo y sus países. O como dice la propia nota de prensa: “Los elementos de Tierras Raras son componentes esenciales de muchas de las tecnologías que conforman nuestra vida actual, desde teléfonos inteligentes y coches eléctricos hasta turbinas eólicas y paneles solares. Sin embargo, son difíciles de extraer y procesar. Su producción se asocia a menudo con la degradación medioambiental y la injusticia social”. Por eso han reunido a los artistas: Andreas Greiner (Alemania), Fadi Al-Hamwi (Siria) y a los españoles Arturo Comas y Rosell Meseguer para reflexionar a través de sus piezas sobre esta compleja relación a tres entre Recursos-Política-Poder.
Y siguiendo el manifesto de la exposición, y con aún más alegorías mitológicas, la exposición mira de frente a Europa. Porque si la leyenda cuenta que ésta fue raptada por un dios en forma de toro, también podemos decir que al parecer más saben estas tierras por viejas que por diablas. Y es que Europa está inmersa en antiguas deudas pendientes, temas complejos, industrias vinculadas históricamente a diferentes formas de colonialismo, sobre explotación de recursos, una idea demasiado positivista de desarrollo. Citando de nuevo su nota de prensa: “Con este complejo telón de fondo, la exposición Tierras Raras que se presenta en GlogauAIR, reúne a cuatro artistas contemporáneos que exploran el significado cultural, político y medioambiental de los elementos de las tierras raras en el contexto europeo. A través de diversos medios como escultura, instalación, el vídeo y la performance, estos artistas arrojan luz sobre la compleja relación entre el ser humano y el medio ambiente. Nos desafían a replantearnos nuestras creencias y suposiciones sobre la inevitabilidad del progreso”.
Y es que ya lo dijo (bueno, cantó) otra de nuestras grandes profetas… para Garland había otros mundos al final del arcoíris, tierras de las que una vez escuchó hablar.
Y puede que esta exposición nos lleve a entender mejor que en efecto las hay, tierras raras, prometidas y esperemos que con el tiempo podamos añadir su particular «com» (pero sin punto y al principio), para hacerlas de verdad com-prometidas.
Sobre GlogauAIR
GlogauAIR, es un espacio artístico sin fines de lucro en Berlín, fundado en 2006 por el artista español Chema Alvargonzalez que reúne a artistas de diversas disciplinas para desarrollar proyectos creativos. Actualmente ofrecen programas de residencia, tutorías en línea y exhibiciones, brindando apoyo técnico, curatorial y conexiones internacionales. La institución fomenta la diversidad, colaboración e intercambio cultural entre artistas. Tras la muerte de Alvargonzalez en 2009, la Memoria Artística Chema Alvargonzalez sigue apoyando a GlogauAIR en preservar su legado y nutrir las iniciativas artísticas de los residentes.
Fotos Tierras Raras, GlogauAIR, Berlín, Alemania, 2023: Beatrice Lezzi © GlogauAIR gGmbH 2023 All right reserved.
(Foto de portada: Vista de la instalación «Human Mistake» de Fadi Al-Hamwi)
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)