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Como avisa el título escogido por Matt Mullican (Santa Mónica, 1951) para presentar su trabajo reciente en la galería Projectesd de Barcelona, Breaking up is hard to do es una verdadera declaración de principios para enfrentarse a la percepción y comprensión subjetiva de aquello que nos rodea y define.
Una especie de emblema popular que, como también mostraron Violent Femmes con su tema “Breakin’up”, invita a la desconexión de la realidad para explorar sus posibilidades de descodificación a partir de la huída voluntaria de lo establecido y aceptado.
Tanto Mullican como Violent Femmes, el primero desde la práctica artística y los segundos desde el formato musical, ofrecen un ejercicio de reivindicación sobre la dificultad (o sencillez) de romper con los esquemas normalizados que definen lo real. Irse, fugarse, distanciarse de lo asumido con el objetivo de analizar los mecanismos de relación existentes entre entorno cotidiano e individuo; algo que en el trabajo de Matt Mullican supone unos de sus principales ejes de investigación desde hace ya más de tres décadas.
Pese a que la formalización de su obra suele acercarse a cierta frialdad conceptual – con el lenguaje como vehículo de interpretación de la realidad – existen en su trabajo multitud de matices y referencias que ofrecen al receptor un nivel de conexión íntimo y directo. La noción de inconsciencia como estado puro y libre (en su caso muy vinculado a la práctica del hipnotismo), la simplificación del mundo a partir de elementos básicos y reconocibles (una palabra, un objeto, un dibujo, una imagen…), o el debate constante entre objetividad y subjetividad son algunas de las obsesiones que llevan a Matt Mullican a la creación de un universo simbólico propio pero a la vez compartido (aunque no de forma evidente) por cualquiera dispuesto a revisar de forma crítica aquello que es o cree ser. Una actitud que permite conectar su discurso con ciertos intentos de evasión de la razón, como el automatismo surrealista o la creación de mundos paralelos o ficticios, pero siempre desde una subconsciencia que, irremediablemente, no hace más que enfrentarnos de nuevo a aquello que ya sabíamos y conocíamos.
En este sentido, el trabajo de Matt Mullican es mucho más sencillo de lo que parece; algo que se manifiesta claramente en “Learning from that person’s work”, la instalación a base de juegos lingüísticos y visuales que, tras ser presentada el año pasado en el Museo Ludwig de Colonia, ahora ocupa – en formato menor y acompañado de otros trabajos actuales – el espacio expositivo de Projectesd.
Bajo la idea de aprender del trabajo de “esta persona”, es decir, de alguien que tanto puede ser él como cualquier otro individuo, Mullican presenta una serie de dibujos y textos expuestos en grandes sábanas que, fieles a su cosmología particular, invitan a descubrir procesos mínimos – casi automáticos e inconscientes – planteando así una sutil reflexión alrededor de nuestra manera de entender y descifrar el mundo. De este modo, en dichos paneles conviven simples ejercicios numéricos, juegos de palabras, dibujos codificados en forma de diario visual de rutinas cotidianas, transcripciones de letras de canciones – concretamente de Frank Sinatra – o recetas de cocina con la intención de visibilizar algunos procesos intuitivos que responden a nuestra construcción subjetiva de la realidad.
Pese a que la formalización de su obra suele acercarse a cierta frialdad conceptual existen en el trabajo de Matt Mullican multitud de matices y referencias que ofrecen al receptor un nivel de conexión íntimo y directo.
En este marco de análisis y exploración perceptiva de aquello que nos rodea, la exposición destaca además otros proyectos actuales que igualmente cuestionan la definición objetiva de lo real. Trabajos como “Dying Stick Figure” (2001), video en el que recupera su recurrente “figura de palo” como formalización animada de dicha “that person”; “Untitled (Matt Mullican Under Hipnosis)”, video de la performance realizada en la Kunsthalle de Zurich (2003) en la que el propio artista trabaja inconscientemente bajo efectos hipnóticos (algo que Mullican experimenta desde los años setenta), “Untitled” (2006), frágil instalación a base de esferas de cristal como diagrama objetual del complejo sistema de significaciones que conforman nuestros sistemas de percepción, o el discreto trabajo en papel realizado durante varios años que, con el mismo título de la exposición (“Breaking up is hard to do”, 1974-2006) alude de forma jeroglífica al binomio vida/muerte, permiten una aproximación intensa y delirante – incluso agotadora – al mundo simbólico de Matt Mullican.
Y la sorpresa final que guarda la exposición es que, tras tal esfuerzo de interpretación de sus símbologías particulares descubrimos, en una mezcla de indignación, fascinación y empatía, que Matt Mullican no nos habla de nada que no sepamos ya, que no nos transporta a ningún sitio mejor ni plantea alternativas más efectivas, sino que simplemente nos enfrenta cara a cara a nosotros mismos, cosa que al fin y al cabo no parece tan difícil. Quizás resulta que, como apuntan Violent Femmes en el estribillo de “Breakin’up”, contrariamente a lo que pensábamos, Breakin’up, it’s easy to do…
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