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Me ha rondado seriamente la idea de llamar a un vidente para preguntarle qué nos deparará el 2014. Christian Jankowski lo hizo cuando fue invitado a participar en la Bienal de Venecia de 1999 y presentó los vídeos con las predicciones de cada uno de los canales a los que telefoneó. El resultado pudo verse allí bajo el título de Telemistica, ya os lo podéis imaginar.
He leído páginas enteras que hablan de sucesos que van de la muerte de Fidel Castro a las mutaciones por transgénicos, la explosión de una central química en Estados Unidos, China o Rusia –estoy seguro de que acertarán- o directamente el fin del mundo, que tras el chasco del 2012, ya es hora de que se termine por todo lo alto.
En 1964, tras una visita a la Feria Universal de Nueva York, Isaac Asimov escribió un artículo para el New York Times en el que adelantaba cuestiones relativas al 2014: La humanidad sufrirá terriblemente de aburrimiento, una enfermedad que se extenderá cada año y ganará en intensidad. Esto tendrá serias consecuencias mentales, emocionales y sociológicas, y me atrevo a decir que la psiquiatría será, de largo, la más importante especialidad médica en 2014.
Me resisto a pensar que nos vayamos a aburrir en 2014, de lo que sí estoy seguro es de lo relativo a la psiquiatría. A mí particularmente este año que empieza se me presenta cargado de proyectos para los que he intentado salir de la periferia que me está asfixiando. Me he dado cuenta todavía ahora –a alguno le dará la risa- de lo extremadamente difícil que resulta a nivel mediático sacar adelante una propuesta que se desarrolla lejos de Madrid.
De lo que también he tenido tiempo a darme cuenta es de lo interesante de muchas apuestas independientes que se han realizado y se seguirán realizando en 2014. Espacios gestionados por agentes que se resisten a quedarse quietos cuando lo público parece ser tan privado o tan reservado a unos pocos.
Es de agradecer que este año nos traiga grandes exposiciones en instituciones, impensables en espacios de presupuesto cero. Pero no nos engañemos, en el arte como en el rock la fuerza tiene que llegar desde abajo. Tampoco se trata de contar batallas ni de despreciar lo oficial, sin embargo, y como en 2013 me he dado de frente contra la pataleta de los que sólo ven la paja en el ojo ajeno, me apetece seguir trabajando desde abajo, sin hablar de crisis sólo como punto de partida de un discurso curatorial y sin perder el culo por saludar a un gerifalte al que días después pondré a parir por la espalda.
Que a nadie sorprenda ahora el título de esta reflexión. En 1992 aparecieron en un mismo volumen editado por Virus dos conferencias que Agustín García Calvo pronunció en Barcelona bajo los títulos Contra la paz y Contra la democracia. No causó tanto revuelo como un año antes –concretamente el 4 de enero en el Libération- lo hizo Jean Baudrillard cuando publicó el artículo ‘La guerra del golfo no tendrá lugar’. Sin embargo sigue siendo revelador hoy, tras más de veinte años, y de una frescura que sólo alguien como García Calvo podría firmar.
Tras todos estos datos que no miran a ninguna parte y mucho menos al futuro, al 2014 sólo le pido que toquemos fondo, pero esta vez de verdad. Que no sigamos manteniendo a estas ratas en el poder y, volviendo a García Calvo, que la paz acabe por convertirse en algo tan insoportable como ya lo ha hecho la democracia. La cosa no pinta bien, no nos engañemos; pero ya que estamos, nos quedamos.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)