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Los artistas Paco Chanivet y Rafal Zajko provienen de distintos contextos y su trabajo es aparentemente -al menos en lo visual- opuesto, sin embargo, ambos presentan una sensibilidad particular por la tradición local al mismo tiempo que por narrativas propias de la ciencia ficción. Esta conversación se adentra en su trabajo y en su atención al folclore desde el prisma de lo cósmico, y viceversa.
Jorge Van den Eynde: ¿Podríais describir brevemente vuestro trabajo?
Rafal Zajko: Soy un artista polaco radicado en Londres y mi trabajo atiende al pasado industrial y su impacto medioambiental en relación con el legado obrero y las identidades queer. Mi práctica escultórica incorpora diversos materiales y procesos, incluyendo cerámica, sistemas de ventilación, prótesis y performance con la intención de examinar la tradición polaca, la ciencia ficción y la tecnociencia queer.
Paco Chanivet: La mejor forma para describir lo que era mi trabajo es: instalación figurativa pervertida por un vínculo de dependencia con lo absoluto donde se conectan historias científicas, religiosas y especulativas. En otras palabras, solía crear situaciones extrañas en lugares raros. Mi gran fuente de inspiración han sido siempre las procesiones de Semana Santa o los altares barrocos que abundan en mi ciudad natal, Sevilla, así como la ficción especulativa y el terror materialista. Pero la verdad es que Paco Chanivet, como artista, dejó de existir hace alrededor de un año. La razón principal fue la inesperada muerte de mi padre y un extraño vínculo entre una de mis piezas y su desaparición/abducción/transmutación.
JV: Siento mucho lo ocurrido con tu padre, Paco. A partir de la forma con la que comentáis lo que hacéis,veo un punto de partida interesante: la tradición y el folclore. Mientras Rafal recupera el folclore polaco en su trabajo, Paco ha mencionado que una de sus fuentes de inspiración son las procesiones de la Semana Santa. ¿Podríais profundizar en la forma en que vuestros trabajos se adentran en las ‘raíces’ de la tradición?
RZ: Paco, siento escuchar sobre tu padre – debió ser muy duro. El catolicismo tuvo un impacto enorme en mis años de formación, en particular por su conexión con la muerte y el más allá. En una de mis exposiciones recientes, Resuscitation, reflexionaba sobre el punto exacto antes de la muerte en el que algo vuelve a la vida. Pensaba en los humanos intentando salvar el planeta, protegiendo la naturaleza antes de que perezca. En Amber Chamber ideé una suerte de sarcófago para Chochol, un personaje del folclore polaco que actuaría como una metáfora de la resurrección. Chochol era un personaje de la novela La boda de Stanisław Wyspianski, lo creó porque veía que sus contemporáneos no respetaban a la naturaleza. La forma de Chochol proviene de los almiares que protegían pequeños árboles durante el invierno. En la performance, entono una canción tradicional de mi región en el noreste de Polonia, un área mayoritariamente católica en la cual muchas personas son además curanderas, videntes y ancianas llamadas ‘susurradoras’, formando una extraña combinación de catolicismo y paganismo. La canción se canta mediante un método tradicional llamado ‘canto blanco’, empleado sobre todo las mujeres en los funerales. En la letra, una persona se despide del mundo; me interesaba si podría interpretarse como una despedida de la Tierra como planeta, vista no desde el duelo sino desde la expectación de nuevos comienzos. La performance era el resultado de mi investigación en torno al cosmismo soviético y Nicolai Fyordorov; sobre cómo pensaban que la humanidad solo podría hallar la felicidad en un lugar que no fuera la Tierra.
PC: Si hago un ejercicio retrospectivo, diría que empecé a especular con narrativas apocalípticas al leer y escuchar las historias del Antiguo Testamento. Hace poco, descubrí que todo lo que hago viene de un objeto relacionado con la Semana Santa: el canasto del paso de La Carretería. Se trata de una talla de estilo neobarroco realizada a comienzos del siglo XX que recuerda una canasta rodeada de anchas ramas de árboles entrelazadas por cuerda dorada. Cuando era niño y atendía las ceremonias donde había que rodear su abismal foliage, me abrumaban los recovecos y grietas de sus retorcidas formas. En el momento de reconectar con estos recuerdos, comprendí muchas de las lógicas a través de las que opero en la producción de mis obras. Al pensar en mi trabajo, dejo que los conceptos se retuerzan y entrelacen hasta que sostienen la pieza final, o en el aspecto formal, cuando dibujo o modelo, mis manos no paran de moverse, imitando ese océano de volutas. Si hago el mismo ejercicio que has hecho, diría que en Alternativa X las referencias a la tradición son muy literales, no solo por abordar el Apocalipsis sino por pervertir el simbolismo cristiano hasta que se convierte en una corporación de una película Kaiju. En otro tipo de proyectos, conecto con la tradición creando escenarios de misterio, que imitan los altares de las iglesias. En un proceso inverso, por ejemplo, en Interregno, me centré en crear una experiencia de extrañamiento e impotencia en la audiencia.
JV: Tras conocer vuestros vínculos personales y artísticos con la tradición y el folclore, adentrémonos en el otro aspecto central de la conversación: la ciencia ficción y el espacio exterior. ¿Podéis comentar las distintas referencias culturales que tomáis de la ficción especulativa y las razones por las que empleáis tales imaginarios en vuestro trabajo?
PC: Tardé bastante tiempo entender que mi trabajo podía ser también un espacio en el que dejar crecer mi rareza para dar espacio a los mundos que llevo habitando desde que era niño. Las referencias que tomo de la ficción especulativa, la fantasía o el terror vienen de diferentes lugares: literatura, cine, videojuegos, cómics o teorías de la conspiración, desde El Silmarillion de J.R.R. Tolkien, Thomas Lingotti o Mariana Enríquez a Charlie Kaufman, La Casa de los Metabarones de Juan Gimenez y Alejandro Jodorowsky o teorías de la conspiración como la cripto zoología o el Nuevo Orden Mundial (las veo como una forma de ficción especulativa). Hago uso de estos imaginarios porque entiendo que el arte ya es una gran ficción especulativa en sí mismo. Otra razón es que concibo mi trabajo como una digestión o vómito, puesto que integra y expulsa todo aquello que consumo. En este sentido, hay una relación con la disolución del yo que nos lleva a la mística y a aceptar un gran misterio.
RZ: Siempre me he sentido fascinado por la ciencia ficción. De hecho, muchos de los escritores y directores que has mencionado han sido una influencia enorme para mí. Otra gran referencia es la arquitectura soviética alrededor de la cual crecí, que se prestaba totalmente a vincularla con estéticas sci-fi. Con el tiempo, me he dado cuenta del poder que nos brinda la ciencia ficción de crear mundos alternativos y abordar asuntos complejos del presente, donde Ursula K. Le Guin ha supuesto una influencia clave. Considero que lo queer se encuentra en el centro de la ciencia ficción, ya que ofrece un sentido de otredad y la imaginación de nuevas culturas, sistemas de creencias y formas de vida.
JV: Rafal ha mencionado su interés por el cosmismo ruso y la posibilidad de hallar nuevos comienzos fuera de nuestro planeta, mientras que Paco ha introducido la idea de extrañamiento que busca en su trabajo: crear experiencias donde el espectador se encuentre con otras realidades extrañas, muy en línea con las ideas de Mark Fishero Elvia Wilk sobre lo raro. Estas dos líneas de pensamiento —el cosmismo y el extrañamiento— abordan el espacio exterior u otras realidades como espacios para el encuentro radical entre nuestra visión antropocéntrica (lo humano) y lo desconocido (lo no humano).
RZ: En su ensayo The Word Made Fresh, Elvia Wilk habla de la protagonista de Aniquilación, que acaba contaminándose al encontrarse con el sujeto del Área X. En este momento, deja de ser considerada como una observadora confiable y se convierte en parte del paisaje. Después de descubrir que la Tierra no es el centro del Universo, los humanos dejamos de ser simples observadores del cielo y nos percatamos de que somos solo un compartimento de las muchas galaxias que miramos. Quizá debamos desprendernos de nuestro protagonismo construido desde este planeta y comenzar a considerar nuestro entorno desde una posición menos antropocéntrica. Nuestras percepciones están en constante transformación, por ejemplo, las chimeneas eran otrora un signo de progreso, y ahora se consideran símbolos de la revolución industrial y de la destrucción de la naturaleza por parte de los humanos.
PC: El otro siempre será algo prodigioso, maravilloso y terrible. En lugar de abrirnos al otro, hemos desarrollado la capacidad de consumirlo y engañarnos creyendo que se trata de una experiencia integradora. Creo que si estos encuentros cósmicos fueran genuinos perderíamos la cabeza, tomaríamos conciencia de que somos una nada autoconsciente… tal vez eso nos haría una especie más humilde en nuestra relación con las fuerzas de la naturaleza.
(Foto portada: Paco Chanivet, Interregnum, 2019. Foto: © Mathius de Felipe)
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