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Dogville o los perros de Ciprian Homorodean

Magazine

28 diciembre 2015
Tema del Mes: Doméstica
a) Hogar dulce hogar. Ciprian Homorodean en Sant Roc @a-desk

Dogville o los perros de Ciprian Homorodean

Un inventario para hacer constar por escrito la mudanza a Valls. Casi todo lo que conforma el Hogar dulce hogar de Ciprian Homorodean cabría en un catálogo, pero, aunque desglosaré las piezas que componen este nuevo capítulo del trabajo del artista rumano, advierto desde el principio: en la Capilla de Sant Roc se amagan algunas tensiones inasibles. En el vestíbulo, un tablón. En el espacio que delimita la sala de estar, un banco delante de una mesa auxiliar. A continuación, un umbral que invita a ser cruzado para acceder al dormitorio. En todas las estancias, lámparas que generan diferentes atmósferas. Escenografías bañadas de luces tenues en las que los muebles son en apariencia decorativos, hasta que insinúan la ruptura del tándem compartido por la funcionalidad y la precariedad. Es precisamente la puesta en escena de la escasez de recursos una declaración de intenciones: el modelaje de una estética no limitada a ser mero ornamento sino, por el contrario, búsqueda de formas de vivir y crear desde la carencia.

La reutilización de materiales reciclados alude a los enseres necesarios para ejercer el descanso o el placer de comer y, al mismo tiempo, manifiesta la importancia que tiene para este artista crear desde la (des)composición de lo encontrado. Las piezas son el resultado, el gesto final, pero no el único a tomar en cuenta. En este proceso de trabajo hecho por acumulación de experiencias hay que contar desde el momento en el que Ciprian Homorodean se moviliza y rastrea, como perro sabueso, los materiales para producir lo mínimamente necesario en las estancias. Armar la casa, pensar los materiales con los que se modelarán las sillas, el comedor, las estanterías… es también un modo de distanciarse de la mera utilidad. Según la forma y el lugar en el que estos se desarrollen, expresan la condición económica y de (des)arraigo de los ocupantes de una casa.

Un edificio religioso (desacralizado), la capilla de Sant Roc, es el recinto que acoge la exposición y se convierte en telón de fondo para cuestionar el hábitat. ¿Qué es una casa? ¿Dónde tiene lugar? ¿Son imprescindibles los muebles para habitar el hogar? ¿Casas con cúpulas? ¿Casas sin techos? ¿Sin techos pero con una hoguera a la cual arrimarse? Sumo una pregunta que se formuló Marta Rosler en 1993; su vigencia dialoga y pasa el testigo de relevo a lo relatado hasta ahora: How do we know what home looks like? (¿Cómo sabemos qué aspecto tiene un hogar?).

b) Hogar dulce hogar. Ciprian Homorodean en Sant Roc @a-desk

Hogar dulce hogar es un marco que cuestiona y propone cómo habitar los espacios que imaginamos o nos son dados, o somos capaces de construir para vivir. Es también un eco: la repetición constante de los ladridos de los perros. La jauría está al acecho, quizá atenta a las pertenecías de sus amos. De repente se oye un ruido: Dogville ahora está en Valls. Desde allí se propagan aullidos que salen del salón religioso reconvertido en espacio expositivo, al tiempo que se confunden con los de los perros del vecindario. En DogValls las tensiones a las que me refería desde el principio tienen el foco también en esos espacios de oración que podrían servir como casas de acogidas para refugiados. Paradójicamente algunas se conforman con ser los escenarios de las ofertas del turismo cultural, espacios expositivos o salas de votaciones para elecciones presidenciales, tal como sucedió con la capilla de Sant Roc el día siguiente de la inauguración de Hogar dulce hogar. En definitiva, pareciera que son paréntesis que introducen microcosmos de otras formas de experiencias sociales: diferentes estatus de la sociedad compartiendo por instantes el mismo techo.

Algunas de las piezas que confeccionó Ciprian Homorodean para uso personal en su actual domicilio de Barcelona son las que muestra en esta exposición que forma parte del ciclo Dèria. Despojó el piso que le da cobijo para componer una pieza nueva. El traslado generó un vacío en su espacio familiar. El desplazamiento de su mobiliario privado resignifica y reubica los muebles y pone en evidencia que este artista lleva la casa a cuestas. La puede (des)armar allí donde dispone de lugar para desplegar un site specific, como el que llena la capilla de Sant Roc en Valls. Poco a poco cambia el paisaje doméstico, como si fuese una trasposición en la que la diversidad formal materializa el argumento de la fragilidad o movilidad de la casa. Hogar dulce hogar convierte la sala de exhibición en un mundo auténtico; por cierto, en las antípodas de la homogeneidad impuesta por Ikea.

Y para el cierre de este texto que no pretende ser solo papel tapiz para el decorado de Ciprian Homorodean, un epílogo breve. La constante de esta dèria es que el hogar está donde se muestra el trabajo del artista. La obsesión que lo mueve demuestra el modo como entiende su proceso creativo; la manera de gestionar su labor artística se convierte en acción y crítica continua. El hogar está allí donde pone una de sus piezas, es un puente entre el pensamiento, la creación y la gestión de la vida.

Aymara Arreaza R. es una curiosa empedernida que hace del pasear, la lectura, la crítica del desplazamiento y las preguntas sus herramientas de trabajo. Es un híbrido de oficios: se expresa a través de la escritura, algunas imágenes propias, la docencia y proyectos de investigación que sustenta desde la construcción de las geografías más personales. Desde 2011 dirige www.rutadeautor.com

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