El Paisaje como problema

El problema no son los países sino sus paisajes. Paisajes políticos, económicos, sociales, ambientales y que imprimen sobre los lugares su violencia. Un edificio, una casa, una carretera o una fábrica son escenarios donde suceden cosas; son paisajes que sirven como fondo a una historia y nos cuentan cosas, aunque en ocasiones, pasan desapercibidos.

Los países es el trabajo que ha presentado el artista Pedro G. Romero (hasta el 16 de junio) en la galería Casa sin fin, en Madrid. Se trata de un proyecto que comenzó en 2008 y que estaba enmarcado dentro de la investigación Destrucción y construcción del territorio, de la Universidad Complutense de Madrid. Es en realidad una prolongación de su gran Archivo FX, un fondo documental – en construcción- en el que lleva trabajando desde finales de los años 90. Archivo FX se constituye como un archivo colectivo alojado en la red con miles de imágenes y organizado en base a tesauros cuyos nombres son estilos artísticos, artistas, movimientos y títulos de revistas de la vanguardia moderna. Un anarchivo en el que el artista somete a juicio a las imágenes y al arte y se propone reconstruir otras historias que dejen ver otras realidades. Un trabajo que está emparentado con Mnemosyne de Aby Warburg y El Trabajo de los paisajes, de Walter Benjamin, en el que autor se impuso la ambiciosa tarea de profundizar en las transformaciones urbanas de París.

La exposición se compone de una serie de fotografías en blanco y negro de distintos paisajes de las poblaciones de Tolosa y Hernani, en el País Vasco. Lo que el artista hace es poner en relación la recuperación y restauración de las viejas fábricas papeleras de Tolosa y el desastre medioambiental de la industria celulosa actual en Hernani, una misma actividad, según el artista, que ha sido desplazada. Pedro G. Romero fotografía fábricas, accesos y zonas de paso, grafitis y zonas industriales que nos hablan de un paisaje inscrito en la violencia medioambiental, como consecuencia de la actual dejadez por parte de las administraciones en cuanto a políticas eficaces en materia de territorio y ecología.

Cada una de las fotografías se acompaña de textos literarios escritos por el artista: fragmentos de conversaciones, ideas sueltas o apuntes escritos con un lenguaje directo y accesible, pero cargado de connotaciones, unas veces políticas, otras artísticas e incluso gastronómicas. Se trata de ficciones que le sirven al artista para otorgar una lectura distinta a las fotografías y que de alguna manera fuerza más aún la violencia intrínseca de las imágenes. En uno de los textos, Pedro G. Romero nos habla de la película dirigida por Leni Riefenstahl, Tiefland, en la que sacó a gitanos de campos de concentración para que trabajaran en la obra en condición de esclavos, atestiguando lo que en su día proclamó Benjamín, que «no hay documento de cultura que no lo sea, al tiempo, de barbarie». En otro de los textos, cuestiona el escaso compromiso político y social del arte contemporáneo, y pone como ejemplo el trabajo de Santiago Sierra.

No es la primera vez que Pedro G. Romero presenta su trabajo en un formato expositivo, ya lo hizo con proyectos como Ciudad Vacía, en la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona en 2006 y Economía cero, en el Museo Picasso en Barcelona en 2002, a pesar de la dificultad que tiene el trasladar un trabajo concebido para la red a las paredes de una galería de arte, donde aparece fragmentado y en un contexto que le es ajeno. De ahí que Los países culmine en un libro coeditado por la editorial Periférica, en el que se mostrarán todos los textos junto con las fotografías.