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Entrar a la galería Chisenhale estos días es como volver a tu habitación de cuando eras adolescente: felicitaciones de cumpleaños, pilas de tus revistas favoritas (National Geographic), fotos de niño, un póster de Tiburón y unos cuantos de Nueva York, crucigramas, objetos curiosos comprados en Ebay, una serpiente teledirigida, incluso restos de una sandía. Todo apilado, aparentemente revuelto en un espacio completamente azul. El pequeño universo organizado/desorganizado a tu antojo, reflejo de ti mismo, al que tu madre no tiene acceso para ordenar.
El desorden —y su medida, la entropía—es un concepto que interesa particularmente a Camille Henrot, ya que lo considera el principio fundacional fértil en la práctica creativa y en la construcción del conocimiento. Y hay mucho de todo eso, desorden incluido, en la instalación The pale fox, expuesta en la galería del Este de Londres hasta el 13 de abril.
Se trata de la primera muestra individual en la ciudad de la artista francesa afincada en Nueva York, y se desarrolla a partir de Grosse fatigue (2013), la película que Henrot presentó en la 55ª Bienal de Venecia, y por la que fue galardonada con el León de Plata al artista joven más prometedor. Aunque The pale fox haya visto la luz más tarde, Henrot desarrolló ambos proyectos simultáneamente.
La exposición comprende objetos encontrados, dibujos, esculturas en bronce y cerámica, e imágenes digitales. «Pero no se debe ver como una serie de objetos», explica la artista a la comisaria Katie Guggenheim. «Se trata más de una narración, de una experiencia». Una narración escrita sobre un complejo diagrama, en el que dos hilos paralelos —el ciclo de la vida humana y el del universo— se tejen en red con los principios filosóficos de Leibniz y los cuatro elementos clásicos: fuego, agua, tierra y aire.
Así, la pared oeste de la galería corresponde al Principio del ser (aire): cómo comienzan las cosas, y en ella se puede ver, por ejemplo, la fotografía de un bebé con gesto sorprendido, folios en blanco o los primeros trazos en tinta negra de un dibujo. La pared norte está dedicada a La ley de la continuidad (agua): cómo se desarrollan las cosas, y la conforman obras tituladas, entre otras, La formación de las orejas o La formación de los dientes. La pared este está asociada al Principio de la razón suficiente (tierra): donde se encuentran los límites, y Henrot la ha forrado de imágenes que recuerdan que existe un fin: fotografías de pesca, de caza, o de agua contaminada. Y todo ello desemboca en la pared sur, la que representa el Principio de lo indiscernible (fuego): cómo desaparecen las cosas. Y al final, huevos de avestruz: otra vez el inicio.
La obra de Henrot es un impulso para abarcar la totalidad, como lo es el libro del que ha tomado prestado el título, así como el objeto de estudio de éste —The pale fox es una investigación sobre el pueblo dogon que los antropólogos Marcel Criaule y Germaine Dieterlen publicaron en 1965. La mitología dogon incorpora creencias de varias culturas, así como sistemas de pensamiento astronómico, matemático y filosófico—. En ese impulso, la artista reúne y almacena objetos, como atacada por el síndrome de Diógenes, con el deseo de dar sentido a la vida a través de éstos. Para ella, acumular no es sólo una manifestación de la ansiedad, es también una forma de protección. «Acumulando objetos te proteges a ti mismo del mundo exterior. Y acumular conocimiento es lo mismo que acumular objetos; ambas son maneras de crear un muro entre tú y el mundo exterior».
The pale fox es la habitación de Camille Henrot, con los objetos acumulados y el conocimiento adquirido apilado en los estantes. Pero Henrot no busca protegerse, lo deja todo a la vista de todos. Como si ya no deseara ningún muro entre ella y el mundo exterior. Como si quisiera que su madre entrara a ordenar.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)