El símbolo en el universo pictórico

Cerramos este mes editorial en el que he presentado la pintura enlazada con el Símbolo a través de unos ejemplos y unos símbolos concretos que hemos visto tras el recorrido de los itinerarios.

En el primero se explicó que es un símbolo, huella o sello visible de una realidad invisible, entendiendo por tal una realidad que existe por si misma y que nos viene dada, siendo el artista el que la capta, pasando a través de el y haciéndose visible en su obra.

En el segundo vimos las duras condiciones que atravesó el arte pictórico y por ende, escultórico, en las primeras épocas posteriores a la descomposición del Imperio Romano, atisbando nuevos fenómenos, como el icono, tendiendo un puente entre Occidente y Oriente. En esta época se definió el nuevo estatuto de la “imagen”, y vimos el papel decisivo que jugó Gregorio el Grande.

En el tercero pusimos el ejemplo de otro símbolo, el Mandylion, el retrato milagroso de Cristo, y entró en escena Marc Badia, artista y pintor para comentarlo. No hicimos exégesis de esa imagen, saltándonos grandes pintores y pintoras que han puesto a prueba su arte emulándolo, como Van Eyck que hizo una Santa Faz e inscribió debajo, en latín: “Tanto como he podido”. Marc, muy generoso, lo comentó a través de una obra suya,  Credo quia absurdum posible autorretrato y lo puso en relación con un tema de su interés actual, las ruinas. Las vistas ajardinadas y las plantas esparcidas por sus cuadros prueban un interés de botánico casi místico, como la Visión de San Francisco, de Bellini.

En el cuarto, se utilizó el pasaje bíblico de la serpiente de bronce, del texto de los Números. Se invitó a Víctor Balcells Matas a hacer una exégesis del pasaje, y a Karma Juliana a preparar un concept. Víctor habló de un libro extrañísimo de Marie Louise Von Franz sobre adivinación, poniéndolo en relación con el símbolo divino, Karma sustrajo un significado visual en unas vistas especiales que realizó para la ocasión. Ambos señalaron dos niveles de visualización de este símbolo: uno, de corto alcance, que ve solo las serpientes que buscan devorar; otro, que va a la esencia y se salva.

Hemos tratado símbolos que nuestro viejo continente, Europa, con un pasado vasto, espléndido y, la mayoría de las veces, doloroso, interpreta de diferente manera. Le corresponde a este continente tender lazos profundos y saludables con su pasado. No lo hará la cotización en el mercado, sino que tendrá que filtrar lo que en su historia es más fecundo, admirable y duradero: la belleza.

[Imagen destacada: Marcel Rubio Juliana: Dibuix anunciador editorial]