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El azar me lleva a encontrarme con Nuno Nunes-Ferreira, con una muestra a punto de clausurarse –hoy ya clausurada desde hace días- y caigo en la cuenta de que en mis últimos textos he hablado sobre las exposiciones de otros dos jóvenes artistas portugueses: Mauro Cerqueira y Ana Santos. Entiendo que ese azar me ha llevado a toparme con el tercer artista luso que ha utilizado la ruina sin discursos ñoños, con el peso que la ruina comprende. La Galería Juan Silió (Santander) inauguraba el pasado 22 de junio ‘En mi ausencia’, una exposición de emergencia, la exhibición de los restos de un naufragio. De su naufragio.
Todo pasó el día 3 de abril de 2013, podía haber sido peor, podía haber sido más trágico, podía no haber acontecido pero aconteció y fue así: cerré la puerta de casa y cuando la abrí parte de ella había ardido.
Ahora alterno las páginas de El último libro de Sergi Pàmies –que no es el último, aunque así sea su título y aunque en su momento, efectivamente se trataba del último- con la elaboración de este texto y pienso que podría haberlo escrito antes, haciendo posible que algún despistado lector todavía llegase a tiempo de experimentar la caída de este micro-imperio, de los dominios de un artista tranquilo. Pàmies escribe, por otra parte, sobre experiencias vitales de lo más insulso, de vidas monótonas de hombres de éxito cuyo aparente triunfo se derrumba entre las cuatro paredes de un piso triste. De una historia que se repite en bucle.
Destacaba Vila-Matas en el prólogo a otra obra de Pàmies que su lectura lo había introducido de forma inesperada en una revisión constante que lo empujaba a releer el breve pero eterno libro que el autor había puesto en sus manos. He pensado en repetidas ocasiones en la posibilidad de perderlo todo. De que un capricho del destino me arrebate el resultado de mi patológica tendencia a la acumulación.
Nunes-Ferreira volvió a su casa y ésta ya no era su casa. El artista estaba allí la noche que visité la exposición y mi primer ejercicio fue intentar descubrir entre las decenas de personas congregadas cuál era el par de ojos que reflejaban las cicatrices de lo acaecido. Fue un encuentro fortuito el que nos llevó a dialogar largo y tendido. Era inevitable preguntar cuáles eran las obras que, de no haber sucedido lo sucedido, hubiesen ocupado las paredes de la galería. Carecía de importancia. Abrir la puerta y contemplar un hogar en negativo, las marcas de cada objeto de un blanco que se antoja nuclear ante tanta oscuridad. Composiciones abstractas que de manera caprichosa se configuraron sobre las estanterías repletas de libros o el interior de los muebles de la cocina. Inventarios del menaje calcinado, un piano cuyo teclado se cubrió de hollín y sobre el que se ejecuta una pieza. Como los músicos bajo cuyos pies se hunde el barco y tocan impasibles.
Habitar la casa tras el desastre ha sido la intención de Nunes-Ferreira. Dar el último paseo a su debilitada vida anterior y despedirse así de todo lo que hasta ese momento había dado sentido a su existencia. El montaje en la galería Juan Silió puede por momentos resultar apelmazado y repleto de imágenes que hacen hincapié en lo mismo. Tampoco se busca la belleza en la destrucción, es un escueto listado de lo que ya no existe. Vídeos, fotografías, lienzos que reproducen el efecto de esos muebles ennegrecidos y algunos de los restos que han viajado de Lisboa a Santander para dar cuenta del incendio. Para que no todo sea amable.
La exposición se acompaña de un elaborado fanzine en el que estas imágenes se mezclan con las facturas de las reparaciones o el informe de los bomberos. ‘En mi ausencia’ es una de esas historias tristes que dan como resultado un excepcional trabajo de reflexión. Extraer del dolor la fuerza para mostrarnos de un modo tan intenso las sensaciones que un suceso como este deja tras de sí, vuelve a situarnos frente al pulso firme del arte. Al pulso firme que a veces muestra el arte.
He necesitado días para repensar la exposición, para no dejarme llevar por la euforia inicial y recalcular el efecto y su trascendencia. No había más posibilidades. Se trataba de hacerlo o no hacerlo y Nunes-Ferreira nos ha regalado, sin tener que mancharnos las manos, el terrible desenlace de un instante decisivo. Gracias. ¿Qué más puedo decir?
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)