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Entrevista a Christian Viveros-Fauné: «El mercado es el Hannibal Lecter del arte»

Magazine

24 agosto 2013
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Entrevista a Christian Viveros-Fauné: «El mercado es el Hannibal Lecter del arte»


De origen chileno y afincado en Nueva York, Viveros-Fauné, citado anteriormente aquí por la publicación de una compilación de textos, no escribe crítica de arte con tinta, sino con bilis. Es crítico de The Village Voice y colaborador de Artreview, Art in America, Artnews o The Art Newspaper. Es curador y ha sido director de las ferias Volta y Next. Ejerce también como profesor visitante en el programa de estudio graduados de la Escuela de Arte de Universidad de Yale y como Critic-in-residence del Bronx Museum. Y responde a unas preguntas para A*desk con el cuchillo recién afilado.

JUANJO SANTOS: ¿El circuito del arte contemporáneo está agotado?

CHRISTIAN VIVEROS-FAUNÉ: No, no está agotado, pero si está en crisis, lo que debería significar que estamos a punto de encontrar nuevos paradigmas. La verdad, por desfortuna, es que por donde lo mires, se encuentran pocos. El tema del festivalismo curatorial está más acabado que nunca (desde la Bienal de Venecia del 2009 que no se toca el tema de la crisis, lo que es un escándalo de dimensiones mayores); la proliferación de ferias de arte pareciera que estuviera guiando la demanda del arte contemporáneo, lo que es súper peligroso; y ya que no existe ningún otro principio cultural, estético o político al cual aferrarse, el mercado parece dominarlo todo. La naturaleza odia el vacío.

JS: ¿El mercado del arte es el asesino?

ChVF: Hoy en día, el mercado es el Hannibal Lecter del arte porque se lo come todo y efectivamente ha suplantado los antiguos sistemas de valor del arte. No solo hay intereses muy fuertes que insisten en el arte como un bien sin más; cierto arte, el llamado “blue chip”, ha llegado a transformarse en un instrumento financiero tanto o más sofisticado que los “credit default swaps” (seguros de impago de deuda) que hundieron a la economía americana en el 2008. Este tipo de arte no solo es una guarida especulativa, ha comenzado a transformarse en una herramienta de cambio preferencial de los magnates mundiales. Como el mercado del arte apenas es regulado, presenta la perfecta situación laissez faire. El mercado del arte esconde riqueza como ningún otro mercado y en muchas situaciones es apenas tasable.

JS: ¿La crítica de arte es un fósil?

ChVF: La escritura en general se ha anquilosado, pero esto tiene más que ver con falsas utopías tecnológicas y la ley de Moore (el poder computacional en el mundo se duplica cada 18 meses) que con el mercado del arte. Hace solo unos años ser cajero en un banco era tener el futuro asegurado, igual que ser agente de viajes. Los próximos a ser reemplazados, me parece a mi, son los profesores, los investigadores y los escritores, básicamente porque la revolución tecnológica de nuestros tiempos destruye muchos más trabajos de los construye. Es decir, la Ley de Moore en su quintaesencia no es nada más que la Ley de Moraga, igualito a los tiempos del telar mecánico y la revolución industrial. Yo me aferro al escribir y a la crítica en particular porque me parece que se transforma cada día más en una actividad completamente equiparable al arte en su más puro estado: un cliché o cosa inútil que otorga una increíble autonomía y libertad de pensamiento, justamente por existir fuera de toda utilidad. Como decía la gran crítica de cine Pauline Kael, el crítico es el único pensador independiente que existe; el resto es pura publicidad.

JS: ¿Quedan espectadores/usuarios de arte?

ChVF: Claro que si, de la misma forma que siguen habiendo lectores de literatura y gente que va al teatro. Es más, van en aumento. En China y Brasil los números de visitantes a los museos ha crecido tanto que en el 2012 varias exposiciones en ambos países figuran entre las más vistas a nivel mundial. Eso es absolutamente nuevo, y también algo esperanzador. En la medida que la clase media de estos y otros países siga creciendo, habrá cada vez mas demanda cultural, lo que implica un mayor público para el arte. Algunos de estos serán espectadores que quieren espectáculo por sobre todo; otros serán usuarios del arte como un bien activo; y luego otros entenderán el arte como una progresiva creación de significado simbólico, que es su rol más antiguo e importante.

JS: ¿Existe un arte de clase alta?

ChVF: ¿De qué otra forma se entienden obras de Picasso, Andy Warhol o Gerhard Richter que después de ser compradas por sumas millonarias desaparecen en casas privadas o depósitos suizos por generaciones? Hace treinta años los museos aún le hacían la competencia a los privados por los objetos más caros. Ya no.

JS: Y si quitamos la etiqueta con el precio… Con arte de clase alta me refiero más a una estética de clase alta, a artistas creando sabiendo que eso va a gustar a un cliente rico.

ChVF: Si existe como tal, la estética de clase alta consistiría en una abstracción vacía, de poco o ningún contenido; o, lo que es mejor aun, de superficies reflectantes. De esto ultimo se trata el «bling» a fin de cuentas: el reflejo de la vacuidad.

JS: ¿El arte latinoamericano sigue siendo periférico?

ChVF: Considerando los sistemas de poder y de distribución del arte está claro que el arte latinoamericano sigue siendo periférico. Pero de ocupar un lugar histórico secundario, ha pasado últimamente a estar en auge, especialmente en la medida en que coleccionistas latinoamericanos entran dentro del sistema de mecenazgo mundial que constituyen museos como el MOMA, la Tate, el Pompidou y el Reina Sofía. A mi humilde parecer, el arte conceptual latinoamericano de los años 70 y 80 supera con creces el arte conceptual apolítico de esos tiempos de centros como Nueva York y Londres. Pero esto se ha empezado a entender hace apenas unos años.

JS: ¿Qué es lo más importante en el arte, hoy en día?

ChVF: Lo más importante en el arte de hoy y de siempre es reflejar el espíritu de nuestros tiempos. Allí falla nuestro arte actual más paradigmático, con contadas excepciones.

Con la misión de seguir mejorando en la escritura de la crítica de arte, lo demás es disfrutar y aprender a través de las propuestas contemporáneas, elaborando otras estrategias de relación, ya sea como colaborador de revistas, editor de una, curador o conferenciante. Como crítico de arte mochilero ha compartido momentos con artistas de Centroamérica, México o Chile. Y la lista aumentará. Combatiendo el arte interesado, aplaudiendo el arte interesante.

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