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Mientras Barceló, por un lado, y los pabellones catalán y murciano, por otro, acaparan la atención de los medios españoles en su cobertura de la actual edición de la Bienal de Venecia, tan ocupados como es habitual en establecer rankings de presencia nacional en marcos de competencia entre estados –da igual que sea Cannes, Eurovisión o Venecia– pocos, tan sólo en El Mundo, que yo haya leído –y de esto prefiero no hacer ‘lecturas’– han «detectado» la presencia de ‘otro artista español’ en el evento de eventos: Pepe Espaliú, que ha encontrado un cómodo hueco dentro del proyecto que Elmgreen & Dragset han ideado para el Pabellón nórdico-danés, ‘The Collectors’.
Pepe Espaliú era homosexual y murió de SIDA en 1993, a la edad de 38 años –no creo que necesite presentación, pero nunca se sabe–. Un año antes, se había convertido en el primer artista español en confesar su condición de enfermo. Sólo por esto, reivindicar su pertinencia política sería suficiente. Pero además, su obra escultórica, pictórica y performativa (sobre todo sus ‘Carrying‘) abrieron las puertas a una mayor normalización, y también tratamiento institucional –para bien o para mal– de prácticas estéticas en torno a cuestiones identitarias y de las minorías sexuales. El sida cambió el curso de la vida de Espaliú y marcó su obra tardía con el signo de la urgencia.
Pese a que en 1990 Espaliú ya participó en el Aperto de Venecia, dudo mucho que vaya a representar nunca a España en su Pabellón estatal. SIDA e identidad nacional no son dos parámetros que se conjuguen facilmente (al menos no en español). Así que es interesante ver cómo Espaliú se cuela de nuevo en Venecia de la mano de las ‘maricas’ Elmgreen & Dragset (maricas, con todo el sentido político), por el norte.
No sé cómo habrán conocído estos el trabajo de Espaliú. Quizás a través de Juan Vicente Aliaga, que reune a ambos en su última expo del CGAC. Sea como fuere, se demuestra una vez más que las alianzas entre posiciones disidentes sobrepasan límites geográficos, fronteras nacionales y barreras generacionales.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)