Eventos «Must»

Parece que el 2017 va más cargado que otros, si cabe, de la necesidad de coger aviones para visitar una feria imprescindible, una muestra necesaria, una bienal (- quinquenal – decenal -…) esencial. 2017 ha sido el año del evento must. Por todo ello, como publicación dedicada al pensamiento y crítica desde el arte contemporáneo, en A*DESK nos parecía necesario atender a dicha situación con un número especial que incluyera las más “importantes”, si es que este calificativo significa ya algo aquí, efemérides nombradas. Y al buscarlo, al hacerlo, nos hemos encontrado con suntuosas reuniones del mundo del arte en el viejo continente que, hoy más que nunca, parecen reproducir endogámicos círculos de veneración vacía.

Más allá de propuestas individuales o muy concretas, recibimos opiniones encontradas sobre la necesidad, los porqués o los resultados de este tipo de evento que por otro lado, parecen no parar de crecer en una tendencia aparentemente globalizada de entender la expresión cultural como una ocasión de crear momentum alrededor de algo. Un momento que, como tal, se desvanece con su finissage y no asienta ni público local ni discurso.

Juan Canela abría el mes con un repaso a la Bienal de Venecia que ha comisariado Christine Macel. Con “Viva Arte Viva, o la vuelta a la fascinación banal de lo humano” Canela remarcaba el acento del discurso adoptado por la comisaria francesa así como el distanciamiento de esta edición de la “Biennale” de temas que podrían haber colocado en un lugar de discurso y discusión (como al menos habían intentado anteriores ediciones) la complejidad del mundo o del hecho artístico. Si «Viva Arte Viva es una exclamación, un apasionado clamor por el arte y el estado del artista. (Si) Viva Arte Viva es una bienal diseñada con artistas, de artistas y para artistas», entonces nos situamos inevitablemente al lado de todos aquellos para los que no es esta bienal.

Por su lado, Thierry Geoffroy / Coronel, entrevistado por Cecilia Martín en una trepidante conversación, también alertaba sobre el aletargamiento actual en los espacios artísticos, sobre el distanciamiento, la banalidad de los eventos que «tratan» como tema cuestiones sociales y no profundizan, sobre el adormecimiento de la sociedad actual.

Igualmente crítico, Martí Manen a vueltas con la entrega griega de Documenta 14: sobre las oportunidades perdidas de activación; sobre gestos que habían pronosticado una potencia distinta al acto que ha resultado; planteamientos brillantes con ejecuciones insatisfactorias; falta de atención y detalle, falta de profundidad. Pesar por la vacuidad de una propuesta que no hace otra cosa que trivialitzar un conflicto real mediante la exotización que resulta de un encuentro artístico deslocalizado. (Tendrá razón Thierry Geoffroy con lo de los tanques…)

Solo Uta Reindl nos traía buenas noticias. En su texto sobre Skulptur Projekte Münster reclama la necesidad de este encuentro que (ach so!) lleva desde sus inicios contribuyendo al tejido local y al discurso, por específico que este sea, de un sector (material y conceptual) del arte contemporáneo. Acaso sea porque Skulptur Projekte parece saltarse cualquier asomo de ímpetu festivalero, y es que una reunión que ocurre cada diez años es de todo menos vacía.

Terminamos ayer, con un texto pre-editorial en el que destacamos algo que nos tiene en modo atento: el regreso de The Justified Ancients of MuMu o the JAMs; artistas interdisciplinares de éxito y más punkies que Syd Vicious. De repente su carácter saboteador de grandes principios y el hecho de que regresen (gran expectación) nos pareció que cuadraba a la perfección. ¡Feliz evento!