Fracaso

Cuando este mes nos propusimos abordar el tema del fracaso, teníamos en mente la máxima de Samuel Beckett: “Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”…. pensábamos también en su opuesto, el éxito, y en cómo desde las prácticas artísticas, precisamente por su idiosincrasia, pueden permitirse recrearse en la improductividad o en moverse en unos parámetros que no encajan en los que la sociedad se asumen como símbolo de éxito.

Empezamos el mes con un artículo de Alexandra Laudo sobre un proyecto, todavía en proceso de Enric Farrés Duran: El viatge frustrat (el viaje frustrado)

Seguimos con una reflexión en profundidad de Sonia Fernández Pan, que también nacía de Beckett para cuestionarse la noción de fracaso y sus vicisitudes y contradicciones.

Desde Latinoamérica, Juanjo Sáez firmaba un repaso al fallido sistema del arte del fastuoso sistema montado a raíz de grandes bienales y opulentos acontecimientos que producen, en su mayoría, momentos de demasiadas apariencias y cuestionable calado.

Montse Badía entrevistó a Ignasi Aballí, con motivo de su exposición en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pero sobretodo por tratarse de un artista que encarna bien esta aproximación al trabajo artístico, consciente de su imposibilidad.

Pero a medida que avanzaba este intenso mes, los más recientes (y graves) acontecimientos nos han hecho pensar y reflexionar sobre un fracaso mucho más profundo, más oscuro y real como es el fracaso colectivo.

No queremos terminar noviembre con un sentimiento de negatividad. Sí; podemos, como Beckett anunciaba, fracasar mejor, pero esto solo se dará si probamos cosas distintas para afrentar un sistema que nos es molesto. Fracasemos mejor, en cada capa, en cada gesto.