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Jornada ciudadana en La Capella y una cifra: 15.518

Magazine

16 mayo 2013
Jornada Ciudadana /N.N 15.518

Jornada ciudadana en La Capella y una cifra: 15.518


El sábado 11 de Mayo había convocada en La Capella, Barcelona, una jornada ciudadana. En los carteles de difusión figuraban algunos nombres muy conocidos en los movimientos sociales: David Fernández, Ada Colau, Arcadi Oliveres o Jorge Luís Marzo, entre otros. A pesar del interés general de las jornadas, supongo que cada cuál fue ahí con una intención definida, un tema concreto al que atender. Escuchar hablar de educación, sanidad, cultura, derechos laborales o vivienda.

En mi caso, mi principal interés estaba en ver qué se decía –de nuevo- sobre cultura: cartografiar el mapa de intereses políticos y económicos tras los cierres de programas y centros; apuntar hacía posibles estrategias… Hablar, en definitiva, del animal triste y malherido que es la cultura en nuestro país. Hablar en general de nuestros problemas, de nuestras vidas cotidianas, de los derechos conquistados a lo largo de luchas que no queremos perder, y reclamar los pendientes.

Pero en esas jornadas no se habló de nuestros problemas. Esa tarde se habló de los de otros, los desconocidos, los sin nombre. Por turnos, David Fernández; Andrés G. Berrio; Marcelo Expósito; Arcadi Oliveres; Ada Colau; Jaume Asens; Jorge Luís Marzo y Veronika Arauzo fueron turnándose para, después de una breve introducción cada uno, empezar a leer parte de una lista.

De forma neutral y metódica, cada uno de los ponentes leía una serie de datos que hacían referencia a las personas desaparecidas o muertas en las fronteras de Europa. La lectura era fría y objetiva, la información se daba siempre en el mismo orden: fecha, número de cuerpos, país de origen, nombre y causa de muerte. Eran 15.518 personas sin nombre, registradas como N.N (no name), muertas a las puertas de nuestra sociedad del bienestar en decadencia.

A medida que pasaba el rato y la enumeración de datos continuaba, mucha gente entre los asistentes se empezó a inquietar. Algunos salieron antes de que terminara. En la puerta, dos chicas entregaban un póster gigante con la misma lista de 15.518 N.N que se estaba leyendo en la sala. Llévense de regalo un póster, un recuerdo de lo que no se quiere ver ni conocer: los cadáveres anónimos que se apilan en nuestras fronteras. Hubo gente que se sintió estafada, ofendida. Como si nos hubiesen prometido un espectáculo con las ‘rock stars’ de los movimientos sociales, interesantes charlas para ciudadanos comprometidos, realidad social del día a día y todo muy bien explicado. Decepción al encontrarse con que los ponentes solo se dedicaban a leer una lista. Yo también había ido a ver de qué se hablaba en esas jornadas, esperando a que Jorge Luís Marzo dijera cosas interesantes. Pero ese día tocaba »que se joda el público». Al rato me di cuenta de que allí no tendría que escribir un artículo sobre desmantelamiento de la cultura y degradación del arte. Allí estaba ocurriendo un proyecto artístico de Daniela Ortiz y Xosé Quiroga.

N.N también eran las siglas de “Nacht und Nebel” (Noche y Niebla), un decreto del Tercer Reich que consistía en programas para hacer »desaparecer» a prisioneros de guerra y sospechosos en general de los países ocupados.

El poder, también hoy, actúa de noche; tras espesas cortinas de humo, oculto y sin cabeza que decapitar. Y también asesina, trapichea, liquida y borra hechos y personas sin dejar rastros ni pistas. No hay datos oficiales de cuántas personas mueren al intentar cruzar las fronteras. Las cifras recogidas para este proyecto, las facilitó la ONG británica United against racism, a partir de los escasos informes policiales y notas de prensa que se pueden encontrar.

Las muertes en las fronteras no cuentan, porque las fronteras no son lugares y los cuerpos ahogados en el mar cruzando continentes en balsas no tienen nombre. Como no son nadie no son visibles, su lucha no es la nuestra y sus derechos no se integran en nuestros discursos ni en los de los movimientos sociales.

No pretendo tampoco caer ahora en el discurso fácil de decir, que como siempre hay alguien que está mucho peor, preocuparse por el cierre de un centro de arte es un pasatiempo para burgueses, o que cuestiones como el feminismo son un deporte para ricos. Pero sí cabría reflexionar sobre a qué llamamos sociedad del bienestar; qué derechos nos negamos a perder y cuáles quedan pendientes por reclamar. Más ahora, que todo es tan obscenamente explícito, y que sabemos que nosotros tampoco contamos para los que manejan todo este tinglado. Para los buitres que nos gobiernan también somos N.N, simples cifras y estadísticas sin más valor que el de alimentar un monstruo enloquecido.

Tal vez nos quedan pendientes estas y otras alianzas políticas con los que están fuera del sistema de verdad, los que encarnan la alteridad en su propio cuerpo y vida. Estar en este sistema de mierda y no ver que la opresión de los demás también es la nuestra, es como ser el empleado de un hotel y creerse el amo.

El proyecto N.N 15.518, de Daniela Ortiz y Xosé Quiroga podrá verse en La Capella a partir de esta tarde.

Irina Mutt sigue citando a Annie Sprinkle.

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