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Un año más ha vuelto a pasar. Una semana perdidos entre los pasillos de ARCO para que tras la euforia inicial y las inevitables comparaciones con ediciones anteriores, uno se quede con una sensación similar a la de otros años. ARCO 2013 deja de nuevo un sabor agridulce. Por una parte, muchos de los mismos errores que parecen reproducirse en bucle en esta cita, por otra, nuevas caras y ambiciosos proyectos de galerías que pisan por primera vez la feria, en un clima de inseguridad que ya no es nuevo.
De entre los jóvenes artistas que se han estrenado en ARCO, me ha resultado especialmente interesante la propuesta del chileno Pablo Jansana, artista destacado de la galería madrileña The Goma, que con apenas dos años de trabajo se ha plantado en la feria con un stand altamente recomendable y que apunta maneras.
Bajo las luces de una reconvertida galería Nuble, este año brillaron dos figuras de un modo especial. El madrileño Nacho Martín Silva, con una inquietante pintura de trazos difusos y con una fuerte carga política que se traduce en negros. Escondido en el almacén lució oculto su estudio de Hitler, pieza que no ha dejado indiferentes a los que la hemos podido observar. Por otro lado, Ion Macareno, también de Nuble, deja una serie de impolutos ensamblajes en madera que parecen encontrarse a medio camino entre la anquilosada herencia vasca y la renovación, que con artistas como él, comienza a dejarse ver.
Elena García, reciente fichaje de Adhoc, deja dos interesantes fotomontajes de la serie Cartografía Nómada que pudo verse él pasado verano en la sede de la galería en Vigo.
Por su parte, el colectivo Radiolópez ha acudido con Bacelos a ARCO, mostrando algunos de los trabajos de la exposición que hace días se cerró en el espacio de Bacelos en Vigo. El colectivo, formado por un número indeterminado y variable de creadores anónimos, es una de las nuevas apuestas de una galería, que tras abrir nuevo espacio en Madrid, ha renovado su plantilla de artistas.
Núria Güell, una de las artistas más interesantes del momento, también se estrena. La polémica artista –y esta polémica de verdad- acude como figura destacada de la catalana ADN, con algunos de los proyectos que ha realizado en los últimos años y que el pasado mes de diciembre conformaron la exposición individual que esta galería le acaba de dedicar.
Puestas de largo como las de las galerías Nuno Centeno (Oporto), Arcade Fine Arts (Londres) o Tatjana Pieters (Gante) –estas dos últimas han acudido compartiendo stand- han pasado del Opening al programa general de la feria con interesantes propuestas entre las que destaca, tras haber acudido ya el año pasado, la madrileña Julia Spínola, que actualmente muestra su trabajo en La Casa Encendida, dentro del programa de Generación 2013.
Más allá de la lista de los jóvenes que han pisado el ring por vez primera, cabe destacar el trabajo de artistas como Miguel Ángel Tornero o Carlos Irijalba -Juan Silió-, David Ferrando Giraut –Bacelos-, Alain Urrutia –Casado Santapau y Juan Silió- o un inexplicable tardío estreno en ARCO, alcanzada la madurez, de Teo Soriano, con una serie de obras que no han pasado desapercibidas.
Y es que ya es hora, entre tanta noticia placebo (del agujero de Juan Muñoz a la malograda escultura de Bernardí Roig, o las piedras de Isaque Pinheiro abandonadas en los pasillos que este año no han visto a Eugenio Merino), de que las páginas que llene esta cita dejen de mostrar a los ciudadanos un circo que en muchos casos dista bastante de la realidad. Hacer colas interminables para observar a la Mona Lisa mientras el resto de salas se quedan vacías es ese mal endémico del que no se libran ni estas citas puntuales. Será nuestro palurdismo innato. Será.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)