Piedras, Poetas y croquetas con David Bestué

Me encuentro una tarde con David Bestué para que me explique su exposición Piedras y poetas en la Galería Estrany · De la Mota. A David Bestué la mayoría lo conocemos por sus acciones –en casa, en Mataró– junto a Marc Vives. Esta vez su trabajo es individual y el formato la escultura, algunas presentes en la sala, otras fotografiadas.

En la Galería Estrany · De la Mota hay la costumbre de que el artista que expone invite a otro para intervenir en una mesa, la Glass Cavinet, y en esta ocasión Bestué ha invitado a Jonathan Millán, ilustrador de Miguel Noguera. Quienes conozcan los Ultrashows o libros de Noguera, saben qué tipo de humor calzan. Las esculturas de Millán, de pequeño formato, parecen hechas con plastilina por un niño hiperactivo, un niño que pensara en representar, por ejemplo, el dedo de una actriz porno sobre dos bolas o el busto de Isabella Rosellini con forma de Tintín. Empiezo por Jonathan Millán porqué David, como buen anfitrión, empezó presentando la obra del artista invitado.

“De poetas y de piedras” es el nombre de la exposición de Bestué, un recorrido por la historia del arte catalán y sus grandes tótems: románico, modernismo, gentrificación post-olimpiadas 92…

Las piedras son el material con el que se construyen esculturas, arquitectura y paisajes urbanos, y también son la materia testimonial presente pero muda de la historia. Haber estudiado o conocer bien la historia del arte hace que a veces se pierda un poco el respeto a esos »grandes momentos» que configuran la identidad patrimonial de un país a base de ser repetidos, recuperados y legitimados en el decurso del tiempo. Muchas hemos pasado por similar proceso ante los grandes estandartes del modernismo, esas vacas sagradas del turismo. El camino a través de la Gaudifilia/Gaudifóbia/Gaudí-asco. Esas ganas de hacer el gamberro, reírte de los genios y hacer el Edipo matando al padre.

Y Bestué lo hace. Con el conocimiento de quien ama el arte pero no puede evitar perder el respeto a toda la solemnidad que rodea la liga de los grandes artistas.

“Trencadís”, hecho con vitrales modernistas rotos y trozos de cristal de litrona Xibeca (¿qué hay más mediterráneo que el Modernisme y la Xibeca?). En “Brocheta” un hierro atraviesa una moneda griega, estuco romano, piedra de ermita románica, base de escultura gótica, altar barroco, moldura neoclásica, friso neogótico, yeso modernista, ladrillo de Bellvitje y policarbonato. La brocheta de toda la vida versión trozos de materiales sintetizando la historia de la arquitectura catalana por estratos cronológicos. O en “Clarà con problemas” un panel de conglomerado imitando mármol oculta una escultura de Clarà –aquí nos coló también la broma de »ensombrecer a Clarà». Son algunos ejemplos de esa exorcización de los grandes momentos de la historia y su legado artístico.

Los poetas, como indica el título de la exposición, también están presentes. Algunas obras parten del fragmento de un poema o se realizan con las mismas premisas que se construye uno; la lucha contra la página en blanco, alternando vacío y letras que configuran palabras, tipografías que también son sonido y significado. En “Haiku cutre” –mariposa y led manchados en una aspirina disuelta en yeso– o al ocultar una bola bajo diversos materiales menos nobles en forma de cubo y abandonar la pieza en un lugar indeterminado de España, Bestué procede de forma similar a la elaboración de un verso.

David comenta los poetas que ha leído; entre otros sale Mallarmé, el poeta para quién la materialidad del lenguaje, lo pulsional y evidente del mundo físico era tan importante como los conceptos. Mallarmé y el lenguaje como material, el poder generador del vacío y las letras y diptongos como carne y alma del poema. El valor mágico de la palabra en el carácter doble de la poesía: revelar y velar. En unas de las esculturas de Bestué, “el beso”, atrapa en una estructura metálica y hueca la saliva de dos amantes. La forma, la construcción, encierran la materia, igual que las palabras, sonidos y fonemas remiten a significados que a su vez remiten a cosas. El juego de significados y signos de “verdad rodeada de lo falso” y “perro-perro”, o la tensión entre naturaleza y razón de “ángulo recto en arbusto” o “bizcocho Benet” comparten esa necesidad de la poesía de situarse en los límites del lenguaje, contra sus moldes.

Croquetas era como le habría gustado a David titular la exposición. Pero tal vez habría sonado raro: David Bestué, Croquetas en Estrany · De la Mota. El concepto croqueta estaba ahí porqué sus esculturas mezclan ingredientes y materiales que encierran-rebozan otros materiales que mezclados juegan a ser otra cosa. Por lo visto Gaudí también se dedicó a rebozar animales en yeso para sacar moldes y hacer las esculturas de la fachada del nacimiento en la Sagrada Familia, tema que obsesionó a Bestué y del que ya habló en su libro »Formalismo puro». Rellenar materiales con otros materiales, significados elaborados y acciones recubiertas de forma. Hacer croquetas con la historia del arte.

Como diría Mallarmé, »mais l’acte s’accomplit», el acto se realiza a sí mismo. Lo que queda representable de los hechos son los signos que leemos, interpretamos. En la galería quedan las piezas, las fotografías, los signos que testimonian un proceso, una acción sobre la materia. La mayoría de obras de esta exposición se pueden reactivar al ser contadas, describiendo como fueron realizadas, funcionan también al ser explicadas, descritas con otros signos, que son las palabras. Pasar de la acción a la forma y de la forma a la acción.

“Y bebo ginebra con hielo. No quiero saber nada de cariátides”. Joan Vinyoli.