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Cada tres meses y durante la última semana del mes de enero el arte y la cultura se paraliza unas horas. No es una huelga ni nada programado ni siquiera sucede al mismo tiempo. Como todos los trabajadores autónomos, artistas, músicos, escritores y un largo etcétera perdemos una serie de horas en la dichosa y tediosa labor de rellenar los papeles de declaración del IVA y el resumen anual. No se trata de decir, como alguna vez hemos oído, que simplemente es aburrido o que ¡qué rollo! o ¡vaya estafa! en el presupuesto no hablaban del IVA. Eso le pasa a todo el mundo. Estaría bien concienciarnos y ver lo mucho que tenemos en común con otros trabajadores, también autónomos. Así podríamos reclamar como el estado sigue pensando que el régimen de autónomos está hecho para empresarios. Y, claro, aquí es donde aparece la diferencia (y una lucha trabajadora mucho más común): que a duras penas tenemos algo que declarar, que hacemos malabarismos para poder pagar la cuota de autónomos o para esquivar pagarlos un mes y otro darse de alta. Y en general, para no deprimirse ante la cada vez más habitual declaración de «sin actividad». La cultura está «sin actividad».
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)