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Sobre límites y perímetros

Magazine

06 marzo 2013
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Sobre límites y perímetros

El Instituto Francés de Barcelona presenta estos días El perímetro interno, una exposición colectiva comisariada por Andrea Rodríguez Novoa y Veronica Valentini. La docena de trabajos de artistas españoles y franceses presentes en El perímetro interno plantea una reflexión sobre la noción de límite (geográfico, histórico, temporal, político, económico, social, cultural, personal…), y sus ambigüedades e imprecisiones.

Narrar historias, destacar ejemplos, apuntar puntos de confluencia o realizar ligeros desplazamientos son algunas de las estrategias utilizadas por estos artistas para explorar dicha noción. Oriol Vilanova toma una vitrina del Instituto Francés y la desprovee de su función, simplemente exponiéndola abierta. A partir de la imagen de un cilindro de cera, Dominique Hurth propone una serie de elementos narrativos no lineales. “Que predomine la esperanza sin ser demasiado visionarios” es el mensaje que Anna Moreno escribió en las pancartas que mostró en la manifestación mundial del 15 de octubre de 2011 en Barcelona y Viena. Una inquietante e indescifrable carta anónima es la propuesta de Audrey Cottin centrada en los límites de la autoría. Una fotografía acompañada de una concha de quahog son los elementos que utiliza Aymeric Ebrard a modo de ejemplo para tratar de identificar aquello que constituye el formar parte de una comunidad. Fran Meana presenta una instalación, de equilibrio un tanto inestable, en la que se contraponen (y se acaban descubriendo muchos aspectos comunes) imágenes relacionadas con el Land Art norteamericano y con revueltas obreras en los astilleros del norte de España. Ariadna Parreu se adentra en el mundo de los deseos y las utopías, utilizando referencias científicas, geométricas o telequinésicas. Pauline Bastard deja a la vista los mecanismos para producir una romántica puesta de sol. Ryan Rivadeneyra relata, visual y literariamente, su infructuosa búsqueda de Tartessos, la mítica ciudad perdida. En su film, Pythagore et les monstres, Louise Hervé y Chloé Maillet transforman al filósofo Pitágoras en el protagonista de una película con numerosos rasgos de serie B. A partir de las referencias de un relato de Lewis Carroll, Irene de Andrés construye un mapa perfecto, del que sólo queda el marco. La compleja historia de Europa, transformada ahora en parque de atracciones turístico es reflejada por Lúa Coderch en una instalación en la que un calefactor hincha artificialmente una bolsa de tienda de souvenirs.

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El perímetro interno comparte aproximación e inquietudes con otro proyecto presentado recientemente en la Capella y que comentábamos hace unas semanas: La condición narrativa, comisariado por Alexandra Laudo. Ambas plantean una reflexión a partir de un tema concreto y relevante en estos momentos (una se centra en la imagen y la condición narrativa, mientras la otra explora la noción de límite y sus imprecisiones) y en su proceso de reflexión evidencian más cosas: una cierta aproximación generacional de los artistas (nacidos en la década de los 80) que trabajan con una gran diversidad de materiales, pero a menudo en formatos low tech; que investigan, señalan y presentan hechos o acontecimientos del presente o del pasado que permiten una reflexión sobre el presente; que explican historias o construyen situaciones y que muestran mecanismos.

Y ya que hablamos de temas generacionales, vale la pena recordar que durante la década de los 70, en una Barcelona todavía sin instituciones de arte contemporáneo (recordemos que la primera de ellas, la Fundación Joan Miró se inauguró en el año 1975), algunas de las propuestas artísticas más arriesgadas tuvieron lugar en los institutos extranjeros de la ciudad. El Institut Français, el Istituto Italiano di Cultura, el Goethe-Institut y Instituto de Estudios Norteamericanos fueron algunos de los lugares en los que se presentaban los trabajos de los artistas conceptuales, así como los encuentros, charlas y seminarios que reflexionaban sobre el nuevo papel del arte y los artistas.

No sé si la historia se repite, pero no deja de ser curioso que en un momento en que las instituciones artísticas barcelonesas se muestran desorientadas, algunas de las propuestas más interesantes surgen de iniciativas independientes, en institutos de cultura extranjeros, estudios de artistas, o espacios sin ánimo de lucro. Y las razones para ello no hay que buscarlas sólo en los recortes o en el incremento del IVA.

A Montse Badia nunca le ha gustado estarse quieta, por eso siempre ha pensado en viajar, entrar en relación con otros contextos y tomar distancias para poder pensar mejor el mundo. La crítica de arte y el comisariado ha sido una vía desde la que poner en práctica su convencimiento en la necesidad del pensamiento crítico, de las idiosincracias y los posicionamientos individuales. ¿Cómo si no podremos cuestionar la estandarización a la que nos vemos abocados?
www.montsebadia.net

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