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Spotlight

17 abril 2025

Arquitectura emocional, escuchar y resistir

"A Fabrica das Sombras", Anozero'25 en Coimbra: Janet Cardiff & George Bures Miller

Hay lugares donde el arte no se exhibe, sino que casi se invoca. Encaramado en la cima de una colina en Coimbra, el Monasterio de Santa Clara-a-Nova permanece. Su arquitectura barroca, con altas bóvedas y corredores de piedra, encierra siglos de historia femenina, espiritualidad y clausura. En este espacio cargado de memoria, el dúo canadiense formado por Janet Cardiff y George Bures Miller, presentó hace unos días A Fábrica das Sombras, la exposición monográfica concebida en el marco de Anozero Coimbra, durante los años entre bienales.

El Monasterio es uno de esos espacios donde el tiempo parece suspenderse y donde la voz de las piedras puede, en este caso, literalmente, ser oída. Janet Cardiff y George Bures Miller no solo ocupan el edificio histórico; sino que lo reactivan. Lo hacen hablar, respirar y temblar mediante una docena de instalaciones multimedia inmersivas que combinan voz, música y objetos con la arquitectura. Lo cierto es que las piezas despiertan esa sensibilidad acústica y convierten el edificio en una serie de superficies de escucha, en una cámara sonora, en un cuerpo vibrante.

The Instrument of Troubled Dreams, 2018

Escultura sonora

Para Cardiff y Bures Miller, el sonido no es solo un medio, sino una materia que esculpe el espacio. Su práctica configura lo que se llama escultura sonora: una forma de componer con la arquitectura y a través de ella. En À l’écoute[1]Jean-Luc Nancy, À l’écoute, Paris: Galilée, 2002. Traducido al inglés como Listening, trad. Charlotte Mandell, New York: Fordham University Press, 2007., Jean-Luc Nancy dice que “escuchar es estar en el mundo”, no como sujeto que domina, sino como cuerpo atravesado por la resonancia.

Como resuena la pieza The Forty Part Motet (2001), transformando la sala en cuerpo coral. Los cuarenta altavoces que reescriben la composición renacentista Spem in Alium del británico Thomas Tallis generan una arquitectura polifónica que hacer vibrar a quien escucha. Mientras que en las esculturas cinéticas Imbalance (1994-1998) esa espacialidad se vuelve inestable, como si el sonido desbordara sus coordenadas, haciendo que se balanceen. Las bóvedas del monasterio amplifican esta experiencia. El eco no es un vestigio, sino una presencia invisible que habita el espacio. Escuchar aquí se convierte también en una forma de apertura hacia lo que fue, lo que aún vibra, y lo que está por llegar.

Imbalance.6 (Jump), 1998, George Bures Miller

A Fabrica das Sombras: tiempo espectral y hauntología

En muchas de sus obras, Cardiff y Bures Miller trabajan con tecnologías obsoletas, voces sin cuerpo y máquinas anacrónicas: restos del pasado que persisten, como espectros. Mark Fisher denominó esta sensación «hauntología»[2]Mark Fisher, Ghosts of My Life: Writings on Depression, Hauntology and Lost Futures, Zero Books, 2014. Disponible online aquí. refiriéndose a ese presente plagado de espectros. Un pasado que se niega a disiparse y un futuro que parece eternamente postergado.

En The Infinity Machine (2015), las reverberaciones cósmicas de las grabaciones de la NASA giran en un remolino de espejos antiguos suspendidos, oscilando como un péndulo entre lo cósmico y lo residual. Entre Houston y el claustro, como si el tiempo se doblara sobre sí mismo. To Touch (1993), es una obra sonora táctil en la que, al tocar una mesa antigua, se activan sonidos y voces que crean una experiencia íntima y fantasmal. Por su parte, la instalación interactiva Instrument of Troubled Dreams (2018) convierte un viejo sintetizador mecánico Mellotron en un artefacto sensorial que despliega capas superpuestas de sonidos —de agua, sirenas, armas, música y voces—, permitiendo a los participantes crear narrativas en constante evolución.

The Instrument of Troubled Dreams, 2018

Arquitectura emocional

La escultura sonora, tal como el dúo de canadienses la desarrollan, no es un objeto sino un acontecimiento acústico que transforma el espacio arquitectónico en un espacio vivo. Y es que, desde hace décadas, sus obras, habitan el espacio de un modo sensorial, emocional, pero también desde lo estructural, interpelando los modos en que una instalación artística puede, al ocupar un lugar, reavivarlo y a la vez «cuidarlo».

Resulta que en este momento, este acto de reanimar la arquitectura se enfrenta a una amenaza inminente, la posible transformación del monasterio en un hotel de lujo. ¿Qué sucede cuando el patrimonio se vuelve producto? ¿Cuando el aura del lugar se convierte en marketing experiencial? Es a partir de esta tensión, entre ocupación y cuidado, entre resonancia y gentrificación, entre preservación y mercado, entre memoria y capital, que irrumpe Anozero’25 Coimbra. Y ¿cómo imaginar formas de permanencia que no pasen por la rentabilidad inmediata? Para A Fabrica das Sombras, Cardiff y Bures Miller, junto con les directores: el arquitecto Carlos Antunes y Désirée Pedro, han seleccionado piezas que apelan a la memoria y la escucha, que ofrecen otra temporalidad, una en la que el valor no es inmediato, no es transaccional, sino relacional.

To Touch, 1993. Cortesía de les artistas

El monasterio como posibilidad

Dice Sarah Ahmed[3]Sara Ahmed, The Cultural Politics of Emotion, Edinburgh University Press, 2004. Disponible online aquí., que los espacios no son neutros: nos afectan, nos orientan. El arte de Cardiff y Bures Miller entran en esa dimensión de espacio afectivo. Sus instalaciones ralentizan el ritmo, exigen cuerpo presente y escucha prolongada. No pueden consumirse rápidamente. En eso radica su resistencia. Sin embargo, los fantasmas de futuros cancelados persiguen al Monasterio, ¿seguirá resonando con el arte o enmudecerá bajo el peso del confort de cinco estrellas? No sé si el arte salva edificios, pero puede recordarnos para qué servían, o qué vidas los habitaron. Y de esta manera, proponer otras formas de conservación, no como congelamiento, sino como transformación afectiva, comunitaria y  situada. 

Exterior del Monasterio de Santa Clara-a-Nova en Coimbra

The Infinity Machine, 2015

[Imagen de portada: The Forty Part Motet, 2001, Janet Cardiff]

Todas las imágenes: A Fábrica das Sombras, Janet Cardiff & George Bures Miller. Monasterio de Santa Clara-a-Nova, Coimbra (Portugal), 2025. Cortesía de Anozero – Bienal de Coimbra, 2025 © Jorge das Neves


A Fabrica das Sombras: Janet Cardiff & George Bures Miller en el Monasterio de Santa Clara-a-Nova en Coimbra, Portugal, hasta el 5 de julio
Comisariada por el Círculo de Artes Plásticas de Coimbra.

References
1 Jean-Luc Nancy, À l’écoute, Paris: Galilée, 2002. Traducido al inglés como Listening, trad. Charlotte Mandell, New York: Fordham University Press, 2007.
2 Mark Fisher, Ghosts of My Life: Writings on Depression, Hauntology and Lost Futures, Zero Books, 2014. Disponible online aquí.
3 Sara Ahmed, The Cultural Politics of Emotion, Edinburgh University Press, 2004. Disponible online aquí.

María Muñoz Martínez es gestora cultural y educadora formada en Historia del Arte e Ingeniería de Telecomunicaciones, esa hibridez forma parte de su naturaleza. Ha sido profesora de «Historia del Arte de la primera mitad del siglo XX» en ESDI y actualmente imparte la asignatura de «Arte en un contexto global» en el Master de Gestión Cultural IL3 de la Universitat de Barcelona. Además, a caballo entre Berlín y Barcelona, colabora habitualmente en diferentes medios escribiendo sobre arte y cultura y haciendo hincapié en la confluencia entre arte, sociedad/política y tecnología. Le apasiona la imagen en movimiento, la música generada electrónicamente y los medios digitales.

Retrato: Sebastian Busse 

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