Texto número 1: “Sobrevolando sobre los detritos del GIF» de Eloi Puig (Julio 2016)

El apodo «revolución digital», eufórico en su momento, fue desde el primer instante un contrasentido. Así lo declaró Siegfried Zielinski en algún lugar. Evidentemente, lo que quiso decir es que la fuerza hegemónica de lo digital ha sido para contrarrestar, en manos de una economía correctiva, la posibilidad subversiva del ruido en la señal, de la mala comunicación y de la degradación de las apariencias.

Los condenados de la pantalla, empleando el término y razonamiento de Hito Steyerl, tienen un potencial ambiguo. Entre los márgenes de valor de producción alta, y más allá de estos, y los intereses financieros que expresan, el estado de imitación de la baja resolución señala simultáneamente un circuito que imita el ideal del underground vanguardista: un «concepto-en-devenir de las imágenes» que surgió de «una economía de imágenes alternativa, […] que existe tanto dentro como más allá y por debajo de las corrientes mediáticas comerciales. En la era de los archivos compartidos, incluso el material descartado circula de nuevo y vuelve a conectar públicos mundialmente dispersos». [1]

Junto con esta potencialidad, los análisis de datos muestran la dinámica opuesta representada por la figura del «influencer», esas personalidades en internet cuya carencia de ambición o pretensión define su atractivo público, no solo para sus seguidores, sino también para las marcas corporativas que los reclutan como creadores objetivo. [2] En resumen, la baja resolución y el fallo técnico —en el sentido más amplio de ambos términos—expresan una formación de compromiso irresoluta entre intereses contradictorios en el capitalismo posdigital.

Al final de su ensayo, «Sobrevolando sobre los detritos del GIF» (A*DESK, Julio de 2016), Eloi Puig plantea indirectamente una cuestión clave para los profesionales del arte en relación con este dilema contemporáneo. Sin mucha elaboración, yuxtapone, por una parte, el confort que uno siente hoy con la calidad inconsistente de las imágenes digitales y, por otra, el renovado interés en la poesía concreta con el auge de internet. La intervención interpretativa señala esta yuxtaposición hacia una operación —cosificada en la pantalla—a través de la cual la imagen digital se abstrae de la contingencia de su propia concreción. Al fin y al cabo, el objetivo de la poesía concreta era dar vida al espacio contingente de la letra. Pero ¿qué hay de la recalcitrante abstracción de la pantalla que, como indica Puig, reduce el proyecto de la poesía concreta? Aquí surge una cuestión legítima para los profesionales del arte contemporáneo: ¿cómo destacar el encuentro contingente con la imagen digital sin adoptar al mismo tiempo la desviación domesticada del fallo de márquetin?

Notas

[1] Steyerl, Hito. “In Defense of the Poor Image”. En: The Wretched of the Screen.(Sternberg Press, e-flux journal, 2012).

Disponible en español: Steyerl, Hito. “En defensa de la imagen pobre”. En: Los condenados de la pantalla.(La caja negra editora, 2014)

[2] Esta tendencia tan conocida se explica (en inglés) en el artículo de análisis de datos titulado «YouTube Influencers Sponsored Video». Accedido: 8 de julio, 2018. <https://tubularinsights.com/youtube-influencers-sponsored-video/>