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En un artículo que publicamos de JJ Charlesworth habla del nuevo modelo de industria que supone internet, de vender mucho de una cosa a vender poco de muchas cosas. Vicenç Altaió en la entrevista que le hicimos recientemente también habla de la red. Frente a ello la nueva ministra de cultura, González-Sinde, ya era célebre con declaraciones como “¿Para qué necesitamos ADSL a no sé cuántos gigas?”, declaraciones que nada más tomar el cargo ha querido matizar. El cine ve a un enemigo en internet y el cine está ahora en el ministerio. Sin embargo, lo que conviene pensar es qué modelo de industria impone internet y cómo las industrias culturales pueden adaptarse a él más que emperrarse en defender con uñas y dientes un modelo antiguo. Sobre todo porque internet implica distribución masiva y, por tanto, acceso. Acaso ¿no es esa una de las premisas de cualquier pensamiento de izquierdas, asegurar el acceso a la cultura al mayor número de personas? A lo que habría que sumar el hecho de que ahora más que nunca los creadores tienen acceso a mostrar y distribuir sus trabajos (A-Desk es un ejemplo a pequeña escala de ello, pero a gran escala sólo hay que darse una vuelta por MySpace). El cine, la industria del cine, ha apoyado sin reservas al gobierno de Zapatero (basta recordar las galas de los premios Goya), su caballo de Troya ha sido la lucha contra la piratería y una supuesta defensa del autor (de algunos autores). Pero si los canales de distribución han cambiado, también es posible que hayan cambiado los canales de distribución de la opinión y, tal vez, más que con los premios Goya, esta tenga más incidencia a través de MySpace. Seguramente así hay que entender la correción de González-Sinde al aclarar que “todos somos internautas”, lo que equivaldría a decir que no hay internautas sino ciudadanos que se pasean y hacen uso de una gran plaza pública llamada internet, donde las ideas, las opiniones y las creaciones circulan.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)