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García Galería expone en Madrid Werker Sweatshop, un proyecto del equipo formado por el artista Marc Roig Blesa y el diseñador Rogier Delfos. Los números 4 y 7 de esta publicación ocupan las paredes de las dos salas del espacio, ofreciendo al visitante dos propuestas diferentes aunque complementarias sobre cómo hablar de los conflictos derivados de la precarización de ciertos ámbitos de la vida cotidiana.
Werker Sweatshop es un proyecto de largo recorrido que analiza el modo en el que la fotografía socialista temprana mira los conflictos del escenario posrevolución. Werker Sweatshop es también una publicación cuyo formato cambia con cada número. Ediciones pasadas han consistido en revistas o postales; la número 4 es una serie de carteles, y la 7, un conjunto de textos enmarcados. En Werker 4 el tándem aborda problemas comunes en las relaciones laborales del artista (trabajo gratis, intercambio de servicios, etc.) mediante la representación de gráficas y otros documentos, a los que se yuxtapone en los pósteres con testimonios reales de profesionales que las sufren en primera persona.
Werker 7, en cambio, trae a la sala descripciones de imágenes de prensa en alusión a escenas ya familiares de escenarios de protestas y revueltas populares. Es el gesto de perseguir una clasificación tipológica del contenido de ese tipo de fotografía, que por la frecuencia de su repetición en los medios, ha acostumbrado nuestra percepción a la identificación automática de sus contenidos y su lectura en abstracto. Con ojo semiótico, los artistas suscriben las palabras de la israelí Ariella Azulay en su ensayo The Language of Revolution, Tidings From the East sobre la existencia de un lenguaje propio de la revolución. Éste, basado en un sustrato pasional compartido por las poblaciones activas en la protesta, es congelado en gestualidades y comportamientos que, a juicio de la autora, se repiten como patrones en escenarios y tiempos distintos.
Una muestra de una inteligencia sutil, donde no sólo se referencia el trabajo de los fotógrafos pioneros socialistas. También se disfruta el guiño de los artistas al poder de la fotografía para capturar y clasificar el abanico de las, en principio, múltiples manifestaciones corporales de las pasiones humanas.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)