Buscar
Para buscar una concordancia exacta, escribe la palabra o la frase que quieras entre comillas.
En A*DESK llevamos desde 2002 ofreciendo contenidos en crítica y arte contemporáneo. A*DESK se ha consolidado gracias a todos los que habéis creído en el proyecto; todos los que nos habéis seguido, leído, discutido, participado y colaborado. En A*DESK colaboran y han colaborado muchas personas, con su esfuerzo y conocimiento, creyendo en el proyecto para hacerlo crecer internacionalmente. También desde A*DESK hemos generado trabajo para casi un centenar de profesionales de la cultura, desde pequeñas colaboraciones en críticas o clases hasta colaboraciones más prolongadas e intensas.
En A*DESK creemos en la necesidad de un acceso libre y universal a la cultura y al conocimiento. Y queremos seguir siendo independientes y abrirnos a más ideas y opiniones. Si crees también en A*DESK seguimos necesitándote para poder seguir adelante. Ahora puedes participar del proyecto y apoyarlo.
El curador vegetal/The Vegetal Curator mira a las plantas como agentes de decolonialidad a través de procesos curatoriales y pedagógicos. A continuación dejamos un extracto de la tesis de máster escrita como parte del programa de posgrado en Culturas Visuales, Curaduría y Arte Contemporáneo de la Universidad Aalto en Finlandia, supervisada por Lucy Davis y examinada por Jorge Menna Barreto. El artículo consta de cuatro capítulos que trabajan en torno a la pregunta: ¿Cómo abordar las plantas como agentes y acompañantes en procesos de colonialidad dentro de las prácticas artísticas, curatoriales y pedagógicas?
«Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo», afirman Zizek y Jameson[1]Cita atribuida a ambos autores, Slavoj Zizek y Fredric Jameson.. Su cita ilustra lo difícil que es «seguir con el problema[2]El problema se refiere a las crecientes y abrumadoras crisis de nuestra era actual, a menudo asociadas con el concepto del Antropoceno.», como lo llama Donna Haraway. Seguir con el problema, dice, significa «encontrar una rica inmersión en los embrollos multiespecies[3]Donna Haraway, «Tentacular Thinking: Anthropocene, Capitalocene, Chthulucene,”en Staying with the Trouble: Making Kin in the Chthulucene, 2016, p. 1.«. Invitando a una vida colectiva interdependiente, fluida, relacional, basada en la coexistencia y la colaboración al reconocer y trabajar los problemas. El cambio requiere imaginación, a menudo en forma de arte, como nos dijo Ursula K. Le Guin: «Vivimos en el capitalismo, su poder parece ineludible, pero también lo parecía el derecho divino de los reyes. Cualquier poder humano puede ser resistido y cambiado por los seres humanos. La resistencia y el cambio a menudo toman raíz en el arte[4]Ursula K. Le Guin, “The National Book Foundation Medal for Distinguished Contribution to American Letters acceptance speech,” 20-11-2014.». El Curador Vegetal piensa con plantas y obras de arte activadas por ejercicios para encontrar coraje, inspiración y materiales para imaginar mezclas multiespecies, seguir con el problema y decolonizar.
Me acerco a las plantas como agentes y testigos de la decolonialidad, no como herramientas sino como maestras y compañeras para desaprender la colonialidad y reaprender formas de narración, escucha, imaginación, reciprocidad y cuir.
Donde una cosmovisión de la modernidad trabajaba la comprensión a través de la clasificación y las categorías, una forma de desaprender ahora es relacionándose con las cosas mismas, de manera que excedan las categorías que las redujeron. Abogo por un paso de la racionalidad a la relacionalidad. Dentro de esta relacionalidad, es crucial comprender los problemas sociales en su contexto ambiental y viceversa. De modo similar, las historias coloniales, y la colonialidad como tal, funcionan como motores de violencia racial y ambiental enredados con las crisis totales del Capitaloceno[5]Prefiero usar Capitaloceno, tal como fue definido por Jason W. Moore, en lugar del término más común Antropoceno porque capitaloceno no agrupa a todos los humanos en una categoría, sino que … Continue reading. Mi investigación en curso se centra en la discrepancia entre las narrativas nacionales glorificadas de exploración y descubrimiento y la realidad apocalíptica de la colonialidad. Como persona de nacionalidad holandesa, me centro particularmente en los Países Bajos y sus actividades coloniales en el archipiélago del sudeste asiático conocido hoy como Indonesia. En mi investigación, relaciono la emergencia climática con este ciclo histórico más largo de violencia colonial contra humanos y no humanos por igual.
Encontré en la vida vegetal aliados brillantes, solidarios y generosos para abordar esta intrincada cuestión. Las plantas permiten la más generosa variedad de enfoques para relacionarse con ellas; para los humanos, las plantas pueden ser hermosas, dar sombra, tener diseños intrigantes, ofrecer relajación y muchas plantas proporcionan materiales útiles, combustible, alimentos y medicinas —aparte su oxígeno resulta crucial para nuestra supervivencia—. Estas cualidades específicas son al mismo tiempo fundamentales para las razones por las que las plantas están implicadas con el colonialismo. Nuestras vidas humanas están completamente enredadas con las de las plantas; nuestras historias se han escrito de acuerdo con nuestros estilos de vida, sustento, producción, comercio y relaciones globales. Si bien no se considera la perspectiva de las plantas, ellas juegan un papel central en los movimientos, elecciones, opciones, intereses y rumbos de esta historia. Por mucho que las plantas nos hayan influido, también están marcadas por nuestros comportamientos y llevan nuestras historias, no solo las dominantes. Si bien las plantas tienen una forma tan diferente de estar en el mundo, pueden mostrarnos formas alternativas de ser en el mundo a través de su participación y la necesidad de nuestras relaciones.
Para otorgar a las plantas la posición de un aliado, es importante atribuirles agencia y dejar de verlas como un telón de fondo pasivo. Las plantas son agentes activos en su entorno, responden y se comunican con las cosas que suceden a su alrededor, como la luz, el sonido, el color, el tacto y los productos químicos. Para su supervivencia están constantemente activas en relación con su entorno; aumentando el brillo de sus flores cuando detectan polinizadores, creciendo en direcciones de nutrientes, compartiendo provisiones o produciendo venenos para protegerse del peligro y señalarlos intrusos a sus parientes. Por lo tanto, pueden considerarse inteligentes cuando entendemos este concepto como responder y aprender del entorno, tomar decisiones basadas en la experiencia y participar en la comunicación con otras plantas, redes de hongos y animales. Su comunicación en relación con los humanos es discreta y sutil; no hablan de sus enseñanzas, pero encarnan cosas que podemos aprender de ellas, dejándonos la elección de hacerlo o no. Esto nos permite aprender sobre nosotros mismos de forma cuidadosa, segura y protegida.
El mismo acto de respirar equivale a estar vivo y depende de las plantas, que lo facilitan. Todas las criaturas multicelulares consumen oxígeno, sin embargo, las formas de consumir, un ejemplo de los cuales es respirar, pueden diferir según la especie. Desarrollar una conciencia sobre este intercambio de CO2 y oxígeno nos recuerda que esta colaboración está al centro de nuestro ser. Nuestros cuerpos humanos son comunidades de múltiples especies; menos de la mitad de nuestras células son humanas, y especialmente la salud de nuestra piel e intestinos es una colaboración con otra vida microbiana. Las plantas, sin embargo, son celulares y sus cuerpos vegetales consisten únicamente de células vegetales, siempre reproduciéndose más de sí mismas. Volviéndonos a los humanos, en comparación, más extraños. Como las plantas siempre producen oxígeno, respiramos su producción. Tomando un porcentaje de alrededor del 21% y devolviendo 16% de oxígeno con un suplemento de 4 por ciento de dióxido de carbono[6]Doug Johnson, «The Chemical Composition of Exhaled Air From Human Lungs,» Sciencing, 26-04-2018..
“… la respiración es lo que permite el paso de la vida vegetativa a la vida espiritual. Gracias al mundo vegetal, no solo pude empezar a vivir de nuevo sino también seguir pensando[7]Luce Irigaray, Through Vegetal Being, 2016, p. 22..” – Luce Irigaray
Para crear más conciencia y aceptación de este proceso crucial que determina nuestro ser, me gustaría invitarles a reconocer conscientemente el intercambio y la colaboración entre las plantas y los animales humanos y pasar un tiempo enfocando la conciencia en su respiración a través de los pulmones. Sin embargo, una parte de nuestra ingesta de oxígeno pasa por la piel, lo que puede entenderse como una forma más vegetal de respirar[8]Ver Michael Marder en Through Vegetal Being, 2016, p. 131..
[Foto de portada: Curador vegetal por Marjolein van der Loo]
↑1 | Cita atribuida a ambos autores, Slavoj Zizek y Fredric Jameson. |
---|---|
↑2 | El problema se refiere a las crecientes y abrumadoras crisis de nuestra era actual, a menudo asociadas con el concepto del Antropoceno. |
↑3 | Donna Haraway, «Tentacular Thinking: Anthropocene, Capitalocene, Chthulucene,”en Staying with the Trouble: Making Kin in the Chthulucene, 2016, p. 1. |
↑4 | Ursula K. Le Guin, “The National Book Foundation Medal for Distinguished Contribution to American Letters acceptance speech,” 20-11-2014. |
↑5 | Prefiero usar Capitaloceno, tal como fue definido por Jason W. Moore, en lugar del término más común Antropoceno porque capitaloceno no agrupa a todos los humanos en una categoría, sino que señala más específicamente qué sistemas y tipos de comportamientos han causado nuestra situación actual de crisis climática y ambiental. Austin Roberts, “Jason W. Moore: The Capitalocene, World-Ecology, and Planetary Justice [podcast]” en EcoCiv 22, 21-09-2019. |
↑6 | Doug Johnson, «The Chemical Composition of Exhaled Air From Human Lungs,» Sciencing, 26-04-2018. |
↑7 | Luce Irigaray, Through Vegetal Being, 2016, p. 22. |
↑8 | Ver Michael Marder en Through Vegetal Being, 2016, p. 131. |
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)