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Claramente comprometido, folclórico, colorista, criollo… son etiquetas que se suelen esperar del arte cubano, y son etiquetas que suele utilizar el mismo porque las expectativas satisfechas suelen ser compradas. Hay artistas y otros agentes del campo cultural de Cuba que quieren acabar con estas etiquetas, y el Museo de Arte Maníaco (MAM) es un ejemplo de ello. El MAM, acrónimo cuya fonética recuerda al MoMA en forma de parodia, quiere hacer precisamente eso: “violentar la estructura que debe tener el museo”, según su fundadora, Sandra Ceballos.
Se trata de un museo que quiere ser cercano a la gente, que da cabida a artistas de todas las generaciones, cubanos y no cubanos, reconocidos y outsiders, vivos y muertos. Estas mismas premisas coinciden con las de Espacio Aglutinador, el primer espacio de arte contemporáneo independiente de Cuba desde el 59, según el propio espacio, también dirigido por S. Ceballos. Ahora, la creación del MAM propone sacar a la luz la colección que ha ido gestando Espacio Aglutinador, así como propuestas específicas para el MAM u otras ya existentes, a través de exposiciones itinerantes a casas de artistas y a lugares periféricos a este tipo de propuestas, como es el campo cubano.
La tercera exposición del MAM, y la primera fuera del Espacio Aglutinador, “Mentes, 1ra fase”, se inauguró el 14 de septiembre en “Línea 106”, la casa de los artistas Alfredo Ramos y Katarzyna Badach, donde ya se habían organizado otras dos exposiciones desde el 2008. En la exposición participan Fernando Ruíz, Vladimir Llaguno, Ermy Taño Carrillo, y los artistas anfitriones.
La obra de estos cinco artistas en la que se puede ver fotografía, pintura, pintura y texto, vídeo, escultura y collage, coincide en un punto: todos rehúyen de una definición del individuo reduccionista a un mega-discurso político que va más allá de ellos. Más bien, parten de un individuo condicionado por su estado mental; un estado mental que puede tener más puntos en común entre personas que viven en diferentes puntos del planeta que entre los que viven en una misma isla. Como dice el manifiesto del MAM, “[…]consideramos arte maníaco a toda obra que haya sido realizada por cualquier artista, sea graduado de escuela de arte o no, que se encuentre bajo presión psicológica (los que presenten desde psicopatologías ligeras hasta disfunciones mentales severas; también artistas con drásticas adicciones a diferentes narcóticos y sustancias tóxicas que hayan lacerado y modificado su autoestima, conducta y por ende distorsionado su percepción del YO y del medio en el que viven) y que lo expresen sin pudor.”
En “Mentes, 1ra fase” esta presión psicológica a veces es más apreciable en el objeto del artista que en el propio artista. K. Badach presenta el vídeo de acuarelas “Los huertos de Stuttgarterstr.”, de 2003-2007. Describe los huertos de Stuttgarterstrasse en Karlsruhe, Alemania. Estos constituyen un espacio donde, sobre todo, alemanes de origen extranjero cultivan y viven bajo sus propias reglas, y donde se pueden autorepresentar de manera libre a través de un compendio de elementos distintivos. La continuidad de este espacio lleva tiempo amenazada por la Administración de Karlsruhe.
El MAM pretende legitimar al Otro. Poder legitimar implica ostentar un poder determinado. ¿No es esto caer en la trampa del Poder? ¿De crear otra estructura base donde lo que no es Otro está condenado a tener que resistir? No. El MAM facilita un espacio a la alteridad plenamente consciente de que hoy por hoy esa alteridad lo seguirá siendo, por lo que las posiciones todavía no se han invertido. No es caer en la trampa del Poder, es una lucha.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)